23 de enero de 2008

Diez años después de visita del Papa a Cuba, Iglesia reclama más apertura

AFP - Univisión.com

Diez años después de la histórica visita de Juan Pablo II a Cuba, la Iglesia Católica reclama mayor apertura y diálogo, aunque reconoce avances en su difícil relación con el gobierno comunista, de fuerte choque en los albores de la revolución.

De impecable traje negro de corte cruzado, al pie de la escalerilla del avión, Fidel Castro recibió a quien se atribuye haber contribuido a la caída de los regímenes comunistas en Europa del Este.

"Que Cuba se abra al mundo, y que el mundo se abra a Cuba", dijo el Papa en el aeropuerto. La frase fue el emblema de una visita que generó un fervor popular de gran magnitud, cumplida del 21 al 25 de enero de 1998.

Preparada por años y apuntalada por una visita de Castro al Vaticano en noviembre de 1996, el viaje a la isla fue todo un acontecimiento mundial, pese a competir entonces mediáticamente con el escándalo de Monica Lewinsky en la Casa Blanca.

Eran tiempos difíciles en que Cuba sufría el rigor de una profunda crisis por la desaparición de la Unión Soviética, su aliado y principal sostén económico por más de tres décadas.

Con Castro en primera fila, Juan Pablo II ofició la memorable misa en la Plaza de la Revolución. También celebró la eucaristía en Santa Clara, Camagüey y Santiago de Cuba.

"Su visita marcó la vida de la Iglesia en Cuba y nuestra historia como nación", dijo el cardenal Jaime Ortega, para quien ahora las relaciones con el Gobierno están "en lenta, pero progresiva mejoría".

El domingo en la misa de la Catedral de La Habana, el cardenal destacó como una bendición estos "diez años en los cuales la Iglesia se ha beneficiado tanto".

Para la conmemoración oficial se espera la visita, del 20 al 26 de febrero, del número dos del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, quien se encontrará con Raúl Castro, al mando de Cuba desde hace 18 meses por enfermedad de su hermano Fidel.

"Llegará en momentos en que la relación oficial con las autoridades puede tender a una amplitud mayor, en el deseo de que logremos dialogar sobre cuestiones de fondo", afirmó a la AFP el secretario ejecutivo de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor José Félix Pérez.

La Iglesia mantiene reivindicaciones históricas como acceso a los medios de comunicación y a la educación, permiso de ingreso a mayor número de religiosos, más templos y oficiar misas en las cárceles.

La tensión más fuerte en 49 años de gobierno de Castro ocurrió en los 60, cuando fueron expulsados más de 130 religiosos. Al triunfo de la revolución había unos 800 sacerdotes y ahora unos 300, la mitad cubanos.

Cuando Castro proclama socialista la revolución, se reafirma el apego al ateísmo y se lleva a cabo un proceso de nacionalización que hace perder a la Iglesia sus colegios y otras propiedades, y el acceso a los medios.

Pero la visita del Papa permitió que el cardenal compareciera por primera vez en televisión, que la isla recuperara tradiciones religiosas como la Navidad y procesiones públicas, autorizadas tras casi tres décadas de estar vetadas.

"Produjo en Cuba como un despertar religioso, como un liberarse de miedos", comentó a la AFP Antonio Bendito, sacerdote de la Parroquia de Vedado, un español de 71 años.

Las relaciones parecieron tensarse en diciembre, cuando, en un hecho sin precedentes, la policía irrumpió en un templo de Santiago de Cuba para detener opositores. El Gobierno se disculpó con la Iglesia.

"Nunca debió haber pasado y no debe volver a pasar. Pero no nos quedamos en el incidente, sino que miramos a futuro", comentó a la AFP el arzobispo de Santiago, monseñor Dionisio García.

Poco a poco, la Iglesia se ha ido relajando. En Navidad resonó en los templos el clamor por "cambios rápidos" que respondan a expectativas de los cubanos.

"Han pasado diez años y se han hecho progresos, pero falta más. Todavía hay prejuicios que desmontar. Personalmente siento que todavía es poco, que es necesaria que esa apertura se haga más amplia", resumió monseñor Pérez.

 

 
 
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