Crónica           IMPRIMIR
21 de enero de 2008

Cuchillo para su pescuezo

José Hugo Fernández

LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Cuando a los jóvenes no se les permite ser auténticos protagonistas de su existencia, resulta natural (aunque no sea deseable) que gocen convirtiéndose en héroes de sus equivocaciones. Esta debiera ser si bien no la única, al menos la primera lección que extraigamos del concierto público que protagonizó hace unos días en La Habana el grupo de rock alternativo Porno Para Ricardo.

Pero por lo que parece, todo lo “extraño” que sucede en nuestra isla en los tiempos que corren está condenado de antemano a ser vendido como signos de ese embeleco que anuncian como cambios para la renovación del sistema, o como maniobras que trama el “enemigo” para conspirar contra los tales cambios.

Y justo entre las dos vertientes pueden ser ubicadas generalmente las lecturas que los reporteros o los manipuladores de opinión, y hasta el vecino de la esquina, hacen ahora en torno al despelote de Porno para Ricardo.

De un lado, los adalides del izquierdismo internacional, que al tiempo que se frotan las manos ante la nueva postura dicen que tolerante y aperturista del régimen, señalan la conveniencia de ponerle coto, dicen a los provocadores. Del otro lado, los mojigatos que sobrevaloran el “escándalo” pero en un sentido reductor, o sea, como si fuera cosa del otro jueves que alguien, y en especial unos músicos de rock, se desnuden en público, sin detenerse a pensar que lo “anormal” no es lo que ellos ven como tal (y que en realidad no pasa de ser un espectáculo más viejo y corriente que escupir), sino que lo anormal es que ocurra en Cuba por vez primera en medio siglo, y que además sea visto como anormal.

Lástima que entre unos y otros, ni uno solo se haya detenido en el meollo del asunto, de manera que antes de halar la sardina para su sartén politiquera, o antes de valorar el hecho socialmente como lo que es, la clásica tormenta dentro de un vaso de agua, se ocupase de apreciarlo como una prueba, una más, de esa intemperie espiritual en la que han crecido los jóvenes cubanos, muy en particular los de la llamada tercera generación.

Si en lugar de recibir una educación basada en el dogma y las prohibiciones se les hubiese brindado una orientación verdaderamente ética para sus vidas. Si en vez de enseñarles que lo primero es la revolución, y si contaran con una formación cultural sólida, entonces sabrían que encuerarse en público es hoy una manera trillada y chata de llamar la atención, y que a no ser que el desnudo conlleve implicaciones artísticas, no pasa de mera chabacanería.

Sin embargo, ya que en la Isla son las cosas como han sido, es comprensible que estos pobres muchachos de Porno para Ricardo eligieran canalizar sus frustraciones encuerándose. Como también lo es que lograsen reunir en aquel “provocador” concierto a varias decenas de sus fieles, que conocen de memoria las letras de sus canciones, prohibidas en su totalidad, y que ven por sus ojos.

Incluso, todavía mucho más que elogiable, este espectáculo resulta respetable si también valoramos lo que sin duda estuvo entre los presupuestos de sus organizadores: un enfrentamiento sin miedo a las normas del sistema

Lo triste es que tanta energía y arrojo no busquen cauces en otro tipo de enfrentamiento, menos violento quizá, pero más provocador y muchísimo más saludable, en tanto más consciente de su rol histórico, más ético y civilizado.

Pero no podemos pedirle guayabas al marabú. Así los creó el régimen, con toda seguridad consciente de lo que hacía, y eso es lo que obtiene. Aunque no está mal del todo. En definitiva, de uno u otro modo es cuchillo para su pescuezo.

Website de Porno para Ricardo:

http://www.pornopararicardo.com

 
 
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