Cuchillo
para su pescuezo
José Hugo Fernández
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Cuando
a los jóvenes no se les permite ser auténticos protagonistas
de su existencia, resulta natural (aunque no sea deseable) que gocen
convirtiéndose en héroes de sus equivocaciones. Esta
debiera ser si bien no la única, al menos la primera lección
que extraigamos del concierto público que protagonizó
hace unos días en La Habana el grupo de rock alternativo
Porno Para Ricardo.
Pero por lo que parece, todo lo “extraño” que
sucede en nuestra isla en los tiempos que corren está condenado
de antemano a ser vendido como signos de ese embeleco que anuncian
como cambios para la renovación del sistema, o como maniobras
que trama el “enemigo” para conspirar contra los tales
cambios.
Y justo entre las dos vertientes pueden ser ubicadas generalmente
las lecturas que los reporteros o los manipuladores de opinión,
y hasta el vecino de la esquina, hacen ahora en torno al despelote
de Porno para Ricardo.
De un lado, los adalides del izquierdismo internacional, que al
tiempo que se frotan las manos ante la nueva postura dicen que tolerante
y aperturista del régimen, señalan la conveniencia
de ponerle coto, dicen a los provocadores. Del otro lado, los mojigatos
que sobrevaloran el “escándalo” pero en un sentido
reductor, o sea, como si fuera cosa del otro jueves que alguien,
y en especial unos músicos de rock, se desnuden en público,
sin detenerse a pensar que lo “anormal” no es lo que
ellos ven como tal (y que en realidad no pasa de ser un espectáculo
más viejo y corriente que escupir), sino que lo anormal es
que ocurra en Cuba por vez primera en medio siglo, y que además
sea visto como anormal.
Lástima que entre unos y otros, ni uno solo se haya detenido
en el meollo del asunto, de manera que antes de halar la sardina
para su sartén politiquera, o antes de valorar el hecho socialmente
como lo que es, la clásica tormenta dentro de un vaso de
agua, se ocupase de apreciarlo como una prueba, una más,
de esa intemperie espiritual en la que han crecido los jóvenes
cubanos, muy en particular los de la llamada tercera generación.
Si en lugar de recibir una educación basada en el dogma y
las prohibiciones se les hubiese brindado una orientación
verdaderamente ética para sus vidas. Si en vez de enseñarles
que lo primero es la revolución, y si contaran con una formación
cultural sólida, entonces sabrían que encuerarse en
público es hoy una manera trillada y chata de llamar la atención,
y que a no ser que el desnudo conlleve implicaciones artísticas,
no pasa de mera chabacanería.
Sin embargo, ya que en la Isla son las cosas como han sido, es comprensible
que estos pobres muchachos de Porno para Ricardo eligieran canalizar
sus frustraciones encuerándose. Como también lo es
que lograsen reunir en aquel “provocador” concierto
a varias decenas de sus fieles, que conocen de memoria las letras
de sus canciones, prohibidas en su totalidad, y que ven por sus
ojos.
Incluso, todavía mucho más que elogiable, este espectáculo
resulta respetable si también valoramos lo que sin duda estuvo
entre los presupuestos de sus organizadores: un enfrentamiento sin
miedo a las normas del sistema
Lo triste es que tanta energía y arrojo no busquen cauces
en otro tipo de enfrentamiento, menos violento quizá, pero
más provocador y muchísimo más saludable, en
tanto más consciente de su rol histórico, más
ético y civilizado.
Pero no podemos pedirle guayabas al marabú. Así los
creó el régimen, con toda seguridad consciente de
lo que hacía, y eso es lo que obtiene. Aunque no está
mal del todo. En definitiva, de uno u otro modo es cuchillo para
su pescuezo.
Website de Porno para Ricardo:
http://www.pornopararicardo.com
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