Mi bandera
Juan Carlos Reyes Ocaña
HOLGUIN, Cuba, enero, (Holguín Press / www.cubanet.org)
– “¿Dónde está mi bandera cubana,
la bandera más bella que existe?” Estas son palabras
del poeta y periodista cubano Bonifacio Byrne, en su bella poesía
“Mi bandera”. Hoy en la provincia de Holguín
podemos preguntar lo mismo: ¿Dónde está mi
bandera cubana?
Y es que unos amigos me preguntaron dónde
podían adquirir una bandera cubana, pues no la veían
en ninguna tienda. Así que me di a la tarea de investigar
este “misterio”.
No resultó muy difícil, pues en el
bulevar de la calle Libertad, precisamente en el corazón
de la ciudad, se encuentra un quiosco donde podemos comprar nuestra
hermosa bandera. ¡Pero claro!, no se olvide de llevar “chavitos”
(moneda convertible), ya que ésta se vende por 13 CUC, equivalentes
a 325 pesos en moneda nacional, que es aproximadamente el salario
de un mes y medio de cualquier trabajador cubano.
¿Cuál es la entidad que se dedica a
este comercio con nuestra insignia nacional? La oficina provincial
de propaganda del Partido Comunista de Cuba (PCC), aunque es válido
aclarar que, según la dependiente del quiosco, las banderas
provienen de Ciudad de La Habana. Es decir, de la máxima
jerarquía propagandística del régimen.
Me surge una interrogante: ¿Cómo es
posible que los propagandistas del PCC, baluartes de la defensa
de la identidad nacional, estén lucrando en divisas con nuestra
bandera? No es que se trate de si la venden a 13 CUC, a 100 pesos
ó a 1 peso, sino que es bochornoso, que el símbolo
por el que se derramó tanta sangre en las guerras de independencia,
se venda en divisas solamente a los turistas (que son los únicos
que pueden comprarla a este precio), como un souvenir más.
Me niego rotundamente a que se cometa tal sacrilegio
con nuestra alma, que es precisamente lo que significa para los
cubanos, al menos para mi, nuestra bandera.
Siento pena por el poeta Bonifacio, pues quizás
en el más allá, siga creyendo que nuestra bandera
es el honroso sudario de los pobres guerreros difuntos, sin saber
que los gobernantes actuales de su tierra, por conseguir moneda
dura, son capaces de vender hasta nuestras propias almas, siempre
que se pague en divisas.
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