Crónicas          
21 de abril de 2008

Nosotros los humildes

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Pienso en aquel 16 de abril de 1961. Estaba yo a dos tres metros del Comandante en Jefe, con mi fusil en alto, apoyando sus palabras, cuando por primera vez proclamó el carácter socialista de la Revolución. “Esta es la Revolución Socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes”. Así dijo y yo me lo creí.

Pero no solo yo. Muchos de los que formaban parte de aquella multitud de milicianos armados en las calles 12 y 23 del Vedado habanero se lo creyeron Si alguien nos hubiera soplado al oído que estábamos apoyando el comienzo de una feroz dictadura, habría perdido el tiempo. La pasión nos cegaba. Se actuaba por instinto, ciegos y sordos ante una realidad que no podíamos reconocer, como por ejemplo: los fusilamientos, la intolerancia del régimen para quienes pensaban diferente, las prisiones abarrotadas. Ni siquiera nos dábamos cuenta de que nosotros, los humildes, estábamos contribuyendo a que desaparecieran los derechos de los humildes.

A lo largo de casi medio siglo las 300 cárceles construidas por la dictadura castrista no han estado llenas de burgueses. Mucho menos de aristócratas. Muy poco por cierto de dirigentes políticos del régimen. A ellas han ido a parar largos años los humildes, los trabajadores, también escritores, poetas humildes opuestos a la dictadura.

El imperio ruso, acompañado de sus países satélites, con sus gobiernos sometidos, hoy libres al fin del yugo comunista, nos colonizó entre comillas hasta el desmerengamiento, ocurrido en1990. Fue a partir de ese año que Cuba comenzó a ser verdaderamente independiente. Nunca antes había sido tan independiente, como  expresara el Historiador de la Ciudad, señor Eusebio Leal. Afirmar que se mantuvo en pie la frágil dictadura castrista, realmente frágil pese a su armamento, bravuconadas de discursos y amenazas constantes a los humildes, gracias a la extinta Unión Soviética, no seria exagerar

Fueron los humildes quienes adoptaron una doble moral, quienes se acostumbraron al miedo a la represión policíaca castrista. Fueron los humildes quienes entraron por miles en pocos días a la Embajada del Perú en 1980. Han sido los humildes los que se lanzan al mar en busca de una vida más humana. Son humildes esos cientos de miles que esperan por emigrar legalmente. Son humildes los cien mil que componen la población penal actual de Cuba. Son humildes la mayoría de esos casi tres millones de cubanos que viven fuera de su país natal.

No se trata de no hacer concesiones al lado feo de la Revolución. Es que toda ella siempre ha sido fea. Solo que no nos dábamos cuenta porque supo, la muy maldita, deslumbrarnos.

 


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