30 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
30 de noviembre de 2007

La zafra que viene (I)

Fabián D. Arcos


LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) -A cinco años de la llamada “reestructuración azucarera”, la otrora primera industria de Cuba presenta un cuadro desolador. El proceso de descapitalización muestra sus efectos. La zafra cubana es la mejor demostración del descalabro económico de la nación.

Con una potencialidad de diez millones que nunca alcanzó, la primera industria podía producir, en sus mejores momentos hasta ocho millones de toneladas. La reestructuración, que eliminó la mitad de los ingenios existentes por ineficientes, deshaciéndose de las tierras menos productivas, pasó a una potencialidad de cuatro millones, que todo indica que tampoco alcanzará.

Las estadísticas son evidentes:

Producción de azúcar base 96 por años, en millones de TM, y rendimiento industrial en %.

2000 ... ... 2001 ...... 2002 ...... 2003 ...... 2004 ...... 2005 ...... 2006 .... .. 2007
4,050 .. ...3,555 ......3,600 ..... 2,251 ......2,520 ..... 1,260 ..z. 1,170 ... .. 1,160
11.7 ... .... 11.0 ... ... 10.4 .... . 10.2 .... ... 9.55 ..... . 10.9 .. .... 10.7 ........ 10.0


La producción y los rendimientos de los últimos 3 años son estimados, ya que el gobierno no ha divulgado los resultados. La producción de 2007 se estimó que pudo ser entre 1.160,000 y 1.140.000 toneladas.

Si en 2000 la producción fue la mitad de lo potencial, en 2007 se bajó en ese índice, lo que demuestra la ineficiencia en todos los sentidos.

La alta cotización del azúcar en el mercado internacional obligó al gobierno a reabrir algunos ingenios cerrados y aumentar en el 28 % los volúmenes de cañas a cultivar. Para ello destinó varios millones de dólares a la compra de equipos e insumos para lograr el tan esperado despegue prometido en la reestructuración.

No obstante, en la pasada contienda sólo funcionaron 51 centrales y de ellos sólo 17 cumplieron sus planes. Y a nivel de provincia sólo dos lo lograron, Cienfuegos y Matanzas. De una meta entre 1.5 y 1.6 millones de toneladas en todo el país, sólo se logró 1.16

A finales de agosto de este año se informó que Camaguey activará seis de sus ocho industrias, y planificaron el inicio y fin de la molienda entre enero-abril de 2008. Si bien se espera que la falta de caña no sea un problema, debido en lo fundamental a los grandes volúmenes que en la anterior dejaron de molerse, las fuertes lluvias de finales de octubre y las provocadas por la tormenta tropical Noel pueden haber afectado a numerosos sembrados.

Para la próxima zafra se estima que el número de ingenios trabajando sea similar al de 2007. Y si las adversas condiciones climáticas de la cosecha concluida condicionaron que la zona oriental tuviera un malísimo desempeño, las condiciones actuales no anuncian que serán mejores. A todo ello se une que el transporte y la maquinaria agrícola para el corte y tiro de la caña están prácticamente colapsados.

Los pronósticos más optimistas entre los especialistas que siguen la actividad señalan una producción cercana al millón y medio de toneladas, lo que sería, según ellos, un éxito significativo. Pero, en medio de tantas calamidades, ¿será posible parar la caída de la industria azucarera e iniciar una lenta recuperación?

Mientras tanto, el país tendrá que seguir importando azúcar para satisfacer las necesidades de su población, calculada en 700 mil toneladas. Si en 2004 se compraron 58,573 toneladas y en 2005 la cifra ascendió a 135,065, en 2006 la importación era de 238,997 toneladas, pagadas a los altos precios del mercado internacional. Todo eso para garantizar las cantidades de azúcar vendidas a China para el pago de la deuda.

¿Por qué si los altos precios del azúcar en el mercado internacional se vislumbran no como una situación coyuntural sino estructural, el gobierno no enfrenta la revitalización de la industria que tanto capital humano tiene desperdigado en otras actividades económicas?

La falta de voluntad política de la dirección del país es la causa principal de este craso error que las generaciones venideras no perdonarán. A contracorriente siguen nadando en el campo económico los jerarcas del régimen, que confían más en los petrodólares de Chávez que en las potencialidades inigualables de esta tierra para producir la planta que más perspectivas tiene en la economía mundial presente y futura.

 

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