Juan
Carlos Herrera Acosta lucha por su vida
Testimonio
15 de noviembre de 2007 / APLO Press
Prision Kilo 8, Camagüey, Cuba – “Pongo en conocimiento
que mi estado de salud se ha quebrantado a un ritmo vertiginoso
y en extremo peligroso, que pone mi integridad física bajo
una espada de Damocles y puedo perder la vida. Lentamente mis días
se están apagando debido al padecimiento de varias enfermedades
peligrosas como son: hipertensión arterial, bloqueo de rama
derecha, retinopatía hipertensiva, soplo en el corazón,
prolapso pilórico duodenal, dermatitis crónica, asma,
artrosis cervical, sacrolumbargia, vitiligo, trastornos renales,
hepáticos y una clara deficiencia inmunológica.
Desde hace varios meses se ha visto un claro deterioro de mi salud,
me encuentro muy bajo de peso, caso este preocupante. Frente a todo
este cuadro peligroso, las autoridades carcelarias mostraron una
política de desinterés e indiferencia hasta que el
pasado 23 de octubre decidí coserme la boca en justo reclamo
de todos mis derechos violados y por las pésimas condiciones
de vida en que soy mantenido cual si fuera un animal salvaje, mientras
los perros de la gendarmería poseen condiciones excepcionales.
Mi postura se mantuvo durante 8 días sin ingerir alimentos
y muy poca agua, que hizo llamar la atención de la policía
política y de prisiones. El pasado 2 de noviembre fui trasladado
hacia el Departamento de Servicios Médicos del MININT en
horas de la noche, toda gestión en vano, por no existir las
condiciones propicias para practicarme unas pruebas, siendo pospuestas
para el día siguiente en horas del mediodía, donde
me sometieron a un examen de endoscopía y una biopsia en
la zona del esófago, estómago y duodeno. La misma
fue practicada y arrojó gran inflamación en el esófago,
estómago y el duodeno, giardiasis, una hernia hiatal, además
de bacterias que por lo que se vislumbra y el silencio mostrado
son del tipo maligna (H.Pilori).
La situación resultó ser más peligrosa para
mi vida de lo previsto. No albergo esperanza alguna de salir con
vida de este monstruoso lugar, claramente mis días ya se
van apagando y el régimen cubano, junto a su policía
política no me permitirán reunirme con mis seres queridos
antes de morir como método, política de venganza y
ajuste de cuenta. Como no descarto una muerte clínicamente
inducida, tampoco descarto la posibilidad de ser el próximo
Miguel Valdés Tamayo, pero a pesar de todo este cuadro peligroso
hago saber a mis hermanos que continuaré dando cuanto pueda,
lo seguiré con mi postura firme de defensa a los derechos
humanos, con mi campaña de denuncia frente a los asesinatos
y tratos crueles e inhumanos y degradantes.
La vida es poco cuando existen ideas firmes y verdaderas que defender.
Once millones de cubanos sufren la metralla vengativa de una tiranía
por defender el derecho a una patria libre, incluyente, plural y
respetuosa como soñara el más excelso de todos los
cubanos, José Martí, con todos y para el bien de todos,…
nuevamente fui llevado a prisión… es poco… que
hasta el último momento de mi vida continuaré apegado
a mis ideales patrios, con mi muerte recaerá sobre esta tiranía
otro asesinato político más.
No clamaré piedad a los que hoy me torturan física
y psicológicamente. Pongo en conocimiento de la comunidad
internacional mi crítica situación y que sea ella,
junto a mis hermanos del exilio, quienes usen y acusen al régimen
de La Habana. No seré el primero ni el último que
pierda la vida dentro de las ergástulas castristas, otros
han quedado a lo largo de estos casi 50 años de férrea
dictadura y que han intentado restaurar la sociedad civil cautiva.
Los cubanos tenemos derecho a la libertad, a la pluralidad de criterios,
elecciones libres y transparentes. Cuba merece ocupar la silla vacía
que le espera dentro de la elite de naciones democráticas.
Hoy debo enfrentar con valor esta triste realidad, que sepan todos
los cubanos, los que se encuentran en la diáspora y los que
denodadamente luchan en las calles pacíficamente que no claudicaré,
no bajaré la cerviz, ni mis rodillas se doblarán como
digno seguidor de las ideas de Varela, Martí, Gandhi, Martin
Luther King. Continuaré desde este oscuro lugar dando mi
aporte a esta noble y justa causa.
No puedo negar que para mi ha sido un duro golpe conocer que mis
días están contados y quisiera aportar más
para que un futuro luminoso y promisorio ilumine nuestra hoy mancillada
patria en poder de una entelequia, una casta de pandilleros y mafiosos.
No temo enfrentar la muerte, no temo que me asesinen, suceda lo
que suceda, sea el desenlace que sea, solicito a mis hermanos de
lucha que no se amilanen, que continúen adelante, desde los
gulag castristas extiendo mi mensaje esperanzador.
He comenzado una nueva batalla, esta vez por la vida. Un joven canadiense
llamado Ferry Fox, sabiendo que un cáncer carcomía
todo su cuerpo y con una pierna amputada supo recorrer kilómetros,
contados por miles hasta morir y nunca desmayó en su empeño,
para mi sería un altísimo honor engrosar la lista
de las víctimas del castrismo. No lograrán arrancar
un clamor de piedad, creo que aún puedo dar más, aportar
mucho más para nuestros hijos y este pueblo pueda disfrutar
de la plena libertad. Aun bajo este crítico estado de salud
el régimen cubano me mantiene bajo un inhumano encierro en
condiciones deplorables, incompatibles con mis enfermedades.
Me encuentro débil físicamente, pero muy bien fortalecido
espiritualmente, sabiendo que nada es en vano, reitero que la situación
se ha tornado mucho más crítica de rutilante y enfrento
esta dura realidad. Nada me amilanará, por el contrario,
desde que el pasado 3 de noviembre conocí del agravamiento
de mi estado de salud he recibido por parte de muchos reclusos muestras
de solidaridad que me fortalecen.
A mis hermanos del honroso presidio político Pedro Luis Boitel,
en especial a ese incansable luchador Jorge Luís García
Pérez “Antúnez”, les hago saber que Juan
Carlos Herrera Acosta se mantendrá hasta el último
de sus días de pie frente al terror. Mi depauperado y crítico
estado de salud da una muestra más de lo cruel e inhumano
del sistema carcelario cubano. El mundo no debe darle la espalda
al dolor de los que sufren tras la reja por defender el derecho
a la vida, es decir a la libertad plena. Este es el precio a pagar
bajo la égida castrista y al cual aspiré con estoicismo
y como digno hijo de esta tierra.
* Juan Carlos Herrera Acosta, de 41 años de edad, fue condenado
a 20 años de cárcel en marzo del 2003, es prisionero
de conciencia del Grupo de los 75, periodista independiente, miembro
del consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba y coordinador
nacional del Movimiento Jóvenes por la Democracia. Reside
en la calle 3 Oeste #1105 e/ Pintó y Varona, Guantánamo,
Cuba.
Desde la prisión de K-8, dado a los 7 días del mes
de noviembre de 2007
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