¡Ahí
viene el tren!
Yoel Espinosa Medrano, Cubanacán Press
SANTA CLARA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org)
- Los cubanos llaman a julio y agosto “período vacacional”.
Estudiantes y gran cantidad de trabajadores disfrutan las vacaciones,
lo que agudiza la crisis del transporte.
A pesar de que el estado realiza inversiones para
resolver el problema, no se observa mejoría alguna. Los ómnibus
chinos marca Yutong que ruedan de occidente al oriente y viceversa
no satisfacen las demandas de la población. Los precios de
los pasajes son inalcanzables.
El transporte ferroviario, caracterizado porque
cumple su itinerario en días alternos, no es confortable.
Los trenes no poseen agua potable e incumplen el horario de salida
y llegada, pero es el principal medio de traslación de los
ciudadanos de bajos ingresos.
Hace unos días, los viajeros aglutinados
en la terminal ferroviaria de Santa Clara esperaban el arribo del
tren número 10, proveniente de Sancti Spiritus. Debía
salir con destino a la Habana a las 11 y 50 de la noche. Partió
una hora después.
El convoy, conocido popularmente como “El
Espirituano”, se estacionó en el municipio Santo Domingo
para darle vía al tren número 8 proveniente de la
capital con destino a Manzanillo, que también circulaba con
una hora de atraso.
La noche era oscura, el calor insoportable, los
baños malolientes esparcían sus hedores por la atmósfera.
Después de una hora y cuarto de espera, se divisó
a lo lejos la luz del tren conocido como “El Manzanillero”.
El sonido constante de la sirena de la locomotora
alarmó a la tripulación de “El Espirituano”,
que decidió abandonarlo, temerosa de un choque.
Las puertas de cada coche estaban clausuradas. El
pánico se apoderó de los pasajeros que corrían
despavoridos por los pasillos, buscando un sitio seguro donde guarecerse
del posible encontronazo.
Mujeres con niños en brazos y ancianos que
no lograron lanzarse por las ventanillas a una altura de tres metros,
como lo hicieron alrededor de 600 viajeros, gritaban aterrorizados.
Sus equipajes fueron lanzados al exterior, mientras el pito de “El
Manzanillero” se escuchaba cada vez más cerca.
La desbandada provocó lesiones en los tobillos
y rodillas a decenas de pasajeros, así como la pérdida
de cadenas, sortijas, relojes, aretes, maletines, carteras, chancletas,
sandalias y zapatos.
Los que lograron pisar tierra, observaron como “El
Manzanillero” pasaba por la vía asignada. Pero, pese
a que no se produjo un fatal accidente, la situación se hizo
difícil para los hipertensos y cardiacos debido a la falsa
alarma.
Miembros de la Policía Nacional Revolucionaria
e integrantes de la tripulación comunicaron a los perjudicados
que se dirigieran al sector de la policía de Santo Domingo
para que formalizaran sus quejas. Pero los viajeros, conocedores
de la poca importancia que las autoridades dan a los agravios que
sufre la población, se quedaron donde estaban.
Entre comentarios y lamentaciones, y sin recibir
explicación alguna los pasajeros de “El Espirituano”
reiniciaron el viaje hacia la capital.
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