15 de noviembre de 2007
 
Crónica            
15 de noviembre de 2007

¡Ahí viene el tren!

Yoel Espinosa Medrano, Cubanacán Press

SANTA CLARA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Los cubanos llaman a julio y agosto “período vacacional”. Estudiantes y gran cantidad de trabajadores disfrutan las vacaciones, lo que agudiza la crisis del transporte.

A pesar de que el estado realiza inversiones para resolver el problema, no se observa mejoría alguna. Los ómnibus chinos marca Yutong que ruedan de occidente al oriente y viceversa no satisfacen las demandas de la población. Los precios de los pasajes son inalcanzables.

El transporte ferroviario, caracterizado porque cumple su itinerario en días alternos, no es confortable. Los trenes no poseen agua potable e incumplen el horario de salida y llegada, pero es el principal medio de traslación de los ciudadanos de bajos ingresos.

Hace unos días, los viajeros aglutinados en la terminal ferroviaria de Santa Clara esperaban el arribo del tren número 10, proveniente de Sancti Spiritus. Debía salir con destino a la Habana a las 11 y 50 de la noche. Partió una hora después.

El convoy, conocido popularmente como “El Espirituano”, se estacionó en el municipio Santo Domingo para darle vía al tren número 8 proveniente de la capital con destino a Manzanillo, que también circulaba con una hora de atraso.

La noche era oscura, el calor insoportable, los baños malolientes esparcían sus hedores por la atmósfera. Después de una hora y cuarto de espera, se divisó a lo lejos la luz del tren conocido como “El Manzanillero”.

El sonido constante de la sirena de la locomotora alarmó a la tripulación de “El Espirituano”, que decidió abandonarlo, temerosa de un choque.

Las puertas de cada coche estaban clausuradas. El pánico se apoderó de los pasajeros que corrían despavoridos por los pasillos, buscando un sitio seguro donde guarecerse del posible encontronazo.

Mujeres con niños en brazos y ancianos que no lograron lanzarse por las ventanillas a una altura de tres metros, como lo hicieron alrededor de 600 viajeros, gritaban aterrorizados. Sus equipajes fueron lanzados al exterior, mientras el pito de “El Manzanillero” se escuchaba cada vez más cerca.

La desbandada provocó lesiones en los tobillos y rodillas a decenas de pasajeros, así como la pérdida de cadenas, sortijas, relojes, aretes, maletines, carteras, chancletas, sandalias y zapatos.

Los que lograron pisar tierra, observaron como “El Manzanillero” pasaba por la vía asignada. Pero, pese a que no se produjo un fatal accidente, la situación se hizo difícil para los hipertensos y cardiacos debido a la falsa alarma.

Miembros de la Policía Nacional Revolucionaria e integrantes de la tripulación comunicaron a los perjudicados que se dirigieran al sector de la policía de Santo Domingo para que formalizaran sus quejas. Pero los viajeros, conocedores de la poca importancia que las autoridades dan a los agravios que sufre la población, se quedaron donde estaban.

Entre comentarios y lamentaciones, y sin recibir explicación alguna los pasajeros de “El Espirituano” reiniciaron el viaje hacia la capital.


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