Espejuelos
(I parte)
Roberto Santana Rodríguez
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Adquirir un par de
espejuelos graduados en Cuba puede ser un camino complicado que
se inicia en la consulta del oftalmólogo y se extiende hasta
la óptica o frente a la mesa de los técnicos que reparan
espejuelos por cuenta propia.
El aspecto económico es otra barrera a la
hora de comprar los espejuelos debido a los precios, si es que se
encuentran en las ópticas donde se vende en pesos, porque
en las que ofrecen sus servicios en moneda convertible, hay de todo.
Si no, que lo diga Wenceslao, que recientemente pasó por
la inolvidable experiencia.
Wences, como se le conoce, ya no veía un
burro a dos pasos, mucho menos las letras del periódico Granma,
los letreritos de las películas que pasan por la TV, y decidió
buscar alivio a tamaño problema visitando la consulta de
oftalmología de la policlínica. Allí lo atendieron
de maravillas. La doctora precisó la graduación requerida
por el paciente.
-Usted lleva ahora +3.50 de aumento en cada ojo
para ver de lejos, para ver de cerca necesita 1 dioptría
más.
La doctora respondió afirmativamente a la
pregunta de Wences sobre la posibilidad de ser operado de la hipermetropía
que padece.
-Sería mejor que se operase, claro, pues
la enfermedad irá avanzando con el tiempo – le dijo.
“¡Operación milagro también
para cubanos! –se dijo Wenceslao-, ahora me voy directo para
la óptica, y pronto podré leer el Granma y los letreros
que aparezcan sin tropezar con ningún burro”.
Al llegar al establecimiento, casi vacío
a las 4 de la tarde, le mostró la receta a la muchacha, quien
le dijo de inmediato y sonriente:
-Compañero, tenemos los de lejos, los de
cerca no los hay.
Extrae entonces de una gaveta unas gafas graduadas.
-Pruébese éstos
“Del lobo un pelo” -piensa Wences.
-¿Cuanto cuestan, compañera?
-51 pesos.
Se prueba las gafas. Se mira al espejo.
-Compañera, con estos espejuelos veo bien,
pero no me sirven, esta armadura es muy estrecha para mi cara.
-Lo siento, compañero, es el único
modelo que hay.
Infructuosas resultaron las gestiones ante el administrador
de la óptica.
No hay cristales que pueda ordenar para montar en otra armadura;
además, los técnicos del establecimiento no están
trabajando.
-Regrese en un tiempo prudencial, una semana, un
mes, seis meses, a ver si podemos resolverle.
Y sale Wenceslao de la óptica con sus
viejas gafas puestas, atribulado porque esa noche no podrá
leer ni ver la televisión. Pero no se amilanó. El
Wences estaba decidido a como diera lugar a leer las letricas del
periódico Granma y los letreros de las películas.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores,
y autoriza la reproducción de este material, siempre que
se le reconozca como fuente
|