12 de noviembre de 2007
 
Crónica             VOLVER AL INICIO
12 de noviembre de 2007

El clamor de los actores (final)

Fabián D. Arcos

LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Un tema que no puede faltar en cualquier reunión de actores en el país es la televisión. Si bien los casos de corrupción y malos manejos de los fondos no llegan a los niveles de su medio hermano mayor, el ICAIC, sus problemas y desaciertos son mucho mayores.

Además de los conocidísimos problemas que enfrenta ese medio, el dramaturgo Nicolás Dorr se refirió al permanente tema del racismo, desde telenovelas donde la presencia negra es insignificante, contrario a la realidad nacional, hasta teleplays donde ocurre lo contrario, con predominio absoluto de los negros, como ocurre con el deporte.

Los participantes en la plenaria de la Asociación de Artes Escénicas de la UNEAC se refirieron a los pagos del ICRT a los actores. El actor Bárbaro Marín expresó: “La creación de la Casa Productora fue buena, pero en la práctica ha perjudicado la economía de los actores”. Las llamadas Casas Productoras son entidades creadas en la televisión para la realización de determinados programas de televisión.

Por su parte, la actriz Amarilis Núñez profundizó en el perjuicio que las casas productoras generan. “No se puede hacer una presentación y cobrarla a los seis meses” –dijo. Situación que está ocurriendo para disgusto de los artistas del medio. El pago de las actuaciones corre a cargo de una “cuenta única” que hace el desembolso al medio año de haber concluido el trabajo actoral. Cristina Palomino sugirió que se habilitaran quioscos y establecimientos donde los actores pudieran comprar a crédito hasta que cobraran en la famosa cuenta única lo que se les debía. Una solución muy a lo socialista.

El músico Ulises Aquino declaró: “No existe preocupación por lo lírico. La música cubana esta secuestrada, maniatada y torturada por los que viven de ella. Cada vez son más los funcionarios que viven a costa de los artistas. No hay atención por parte del Instituto de la Música”.

“La ética y la calidad es lo más importante en una reunión como esta”, expresó María Elena Molinet. “La calidad ha decaído en todos los órdenes. Y los problemas éticos son bastante grandes en el sector. ¿Por qué bajó la calidad? Hay mucho intrusismo profesional. También bajó la calidad en la enseñanza artística. Los instructores de arte creen que se forman como artistas. Y no es así”. Pancho González manifestó que “hay por ahí quienes dirigen agrupaciones danzarias e imparten clases de danza sin tener preparación para una u otra cosa”.

Roberto Salas destacó el serio problema de las computadoras y el acceso a Internet. “No hay en Cuba un lugar para que alguien, sea o no miembro de la UNEAC, pueda adquirir una computadora, en la moneda que sea. Y la adquisición de piezas y la reparación de los equipos debe hacerse en el mercado negro. Los Joven Club son una mentira, y La Jungla, la sala de navegación de la UNEAC es insuficiente. Sólo los extranjeros pueden sentarse en el Telepunto de la calle Obispo para pasar un correo electrónico, ningún cubano puede hacerlo. Nos liberamos de los españoles y de los americanos, y ahora son los extranjeros los que tienen en nuestro país derechos que nosotros no tenemos. Se dice que somos el país más culto del mundo. Es otra mentira. No se puede hablar de cultura en el mundo de hoy sin acceso a Internet”.

Cada sección o asociación de la UNEAC, por especialidades, celebrará sus plenarias para analizar sus problemas con vista al VII Congreso. A diferencia de las asambleas que se realizan en todo el país, ahí no se discuten problemas de otra índole que no sean los que afectan a la cultura nacional. Pero también ellos tienen sus límites, trazados por la dirigencia del país: “que el pueblo discuta con valentía y sinceridad” para lograr “los cambios estructurales de conceptos” necesarios, pero siempre dentro del socialismo para salvar a la revolución.

En todos los procesos de cambio los artistas e intelectuales fueron la vanguardia al expresar ideas y conceptos verdaderamente revolucionarios en medio de sociedades estancadas y en crisis. ¿Podrán los artistas cubanos cumplir ese rol histórico en los momentos que Cuba exige un verdadero cambio?



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