SOCIEDAD
CIVIL
Voces de cambio
Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) -
Hace unos días Héctor Palacios me
obsequió un libro que compila los textos
premiados en la cuarta edición del Concurso
Heraldo, auspiciado por el Proyecto Bibliotecas
Independientes, que dirige Gisela Delgado Sablón.
Voces de cambio, nueva literatura cubana,
es una obra que atrapa desde el principio, a pesar
de la diversidad de géneros, estilos y
autores que desfilan por sus 305 páginas.
Voces de cambio es un reto a la censura
de una sociedad cerrada, cuyo gobierno pretende
controlar la vida de los ciudadanos y maniatar
la creación artística y literaria.
Los autores premiados son héroes del desafío
cívico. Escriben y apuestan por la renovación
social. Nos presentan la crónica de un
presente convulso y desgarrador.
El libro es un regalo contra la incertidumbre.
Su inteligente estructura compositiva da cierta
coherencia a la multiplicidad de voces que desfilan
por estas páginas, escogidas entre 365
concursantes del Heraldo, lo que avala la rigurosidad
de la selección y la meritoria labor del
jurado y de las humildes bibliotecarias independientes
que promueven un certamen innovador y único.
Tres ensayos iluminan con precisión aspectos
medulares de la vida cubana. El genocidio cultural
y antropológico, de Virgilio Toledo,
presenta con maestría las secuelas del
totalitarismo en la vida de los cubanos. Otro
autor premiado, Julio Antonio Aleaga Pesant, nos
sumerge en las Lecciones y enseñanzas
desde la transición chilena; mientras
que el investigador Francisco Blanco Sanabria
aborda con erudición La deuda impagable
del cine cubano en la figura iconográfica
de José Martí.
Con el mismo nivel de calidad entre la mesura
y la pasión contenida, encontramos dos
epístolas breves de Omar M. Ruiz Hernández
y Virgilio Delat La O. Se trata de la Carta
al Reverendo Raúl Suárez, escrita
desde la cárcel de Guantánamo por
el primer autor, y la Carta al señor
Michael Moore, enviada al artista norteamericano
desde Palma Soriano por el citado Delat. La fuerza
expresiva de ambas misivas las convierten en una
especie de Vindicación de Cuba,
y nos recuerdan un texto medular de José
Martí.
En el mismo orden estructural aparecen los testimonios
de Guillermo Fariñas Hernández,
quien obtuvo el primer lugar con su conmovedor
Retazos de un ayuno, seguido de cerca por
el también periodista Luis Cino Álvarez,
autor de Un libro como talismán.
El tercer lugar correspondió a Pabellón,
de Armando Betancourt Reina. La mención
honorífica fue compartida por José
R. Moreno Cruz y Jorge Cervantes, con sus Relatos
espeluznantes. La pieza de Fariñas
honra estas páginas por su gran valor humano,
histórico y testimonial.
La poesía debió ser el género
más polémico para el jurado, integrado
por los escritores Hugo Araña, Raúl
A. Capote -autor de la excelente introducción-
y Víctor M. Domínguez. Según
Capote, "el pensamiento lírico se
adentra en nuestro propio espacio, lo recorre
con avidez, lo explora y nos entrega un cuerpo
rico en imágenes representativas".
En esa cuerda se inscriben los versos de Alfredo
F. Valdés, Eduardo C. Bonachea, Francisco
Guzmán Rivero, Iván Suárez
Merlín, Omar Rodríguez Saludes y
Ricardo González Alfonso. Los tres primeros
fueron merecedores de los premios respectivos,
mientras los restantes recibieron las menciones
de honor.
La poesía es siempre un reto. Combinar
las emociones, el ritmo y las palabras exige talento,
sensibilidad y excelencia lingüística.
Los poetas premiados en esta edición del
Concurso Heraldo no lo hacen mal. Asumen el desafío.
Convierten sueños y frustraciones en materia
prima de las palabras.
En Voces de cambio hallamos textos periodísticos
que avalan la maestría de Luis Cino y Juan
González Febles, ganadores del primero
y tercer lugar. El segundo premio fue otorgado
a Miguel Saludes García por un reportaje
apologético sobre las bibliotecas independientes.
Luis Guerra Juvier obtuvo mención por su
conmovedora entrevista a la abuela de Bárbaro
L. Sevilla García, uno de los jóvenes
fusilados en abril de 2003 por su intento de abandonar
la Isla en una embarcación de pasajeros.
En cuento, los premios correspondieron a 6622
de Iberia, del multipremiado Juan González
Febles; Siempre esperando, de Francisco
García Pavone, y La muerte y otros pesares,
de Jesús Carrera Gómez. Aunque los
premios son merecidos y los relatos poseen fuerza,
equilibrio y limpieza, es preciso acotar que la
ficción -tan apegada a la realidad de los
creadores-, nos lleva a extrañar la magia
del relato como un cuerpo con vida propia.
La razón de esta inquietud parece estar
en el compromiso de los autores, expresado por
Gisela Delgado en la Presentación: "Voces
de cambio es la energía y esperanza
de un pueblo que no acepta someterse a una ideología
determinada.
las voces de cubanos de a pie
que nos hablan en voz diversa y tenaz, y unida
a la vez en entonar el deseo de todo cubano por
el cambio".
Quiero resaltar, finalmente, que este libro
posee un valor artístico adicional, pues
incluye obras plásticas de grandes creadores
insulares: Nuncio Mainieri, José Maria
Mijares, Félix Beltrán, Luís
Vega, Cundo Bermúdez, Silvio Gaitona y
otros artistas que derrochan belleza, talento
y cubana. Las imágenes complementan el
discurso literario y agregan luz y color a un
volumen que nos implica y nos sumerge en el complejo
panorama insular.
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