LABORALES
Pica y se extiende
Aimée Cabrera LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org)
- Comienza el tercer mes del año y los problemas que agobiaron al cubano
durante 2006 continúan sin solución. La odisea se inicia
cuando se intenta resolver problemas de diversa índole: remozar, arreglar,
visitar al médico, conseguir lo necesario para vivir; y ni hablar del transporte
urbano, el cual parece estar en extinción. Para los trabajadores
hay una incógnita planteada: qué pasará a partir de abril,
cuando entren en vigor las medidas acordadas en el congreso obrero celebrado recientemente.
Una joven trabajadora del sector de la Educación siente que sus días
están contados como maestra, porque serán muchas las exigencias
para los educadores, y nulas las gratificaciones. Según ella, "bajarán
de categoría por cualquier situación", es decir, una sanción
puede convertir a un maestro en auxiliar, con la automática baja salarial.
Concluye aseverando: "Lo siento, pero a mí no me van a humillar, a
la primera que me apliquen pido la baja". Su sentencia no deja de tener lógica.
Se intenta implantar turnos laborales que finalizarán a altas horas de
la noche. Otra profesora, de nivel superior y con amplia experiencia en
el sector se siente poco atendida: "De nada valen los años trabajados,
los cientos de alumnos que ayudé a convertir en profesionales. La administración
planifica a diario la forma de quitarte los pocos estímulos materiales
que tienes. Yo pensaba trabajar unos años más, pero en cuanto pueda
empiezo a arreglar los papeles de la jubilación." Son normales
preocupaciones como estas, debido a que, por una parte, existe una población
flotante, sobre todo en la capital, que ha aumentado de manera considerable. Si
hace unas décadas se podía tomar un ómnibus casi vacío
a las 9 de la mañana, en estos momentos, en igual horario, el mismo transporte
no puede recoger a nadie en la parada por lo atestado que va. El descontento
se hace sentir entre obreros y trabajadores de todas las esferas. La rabia no
puede contenerse cuando se observan personas sin escrúpulos que se dedican
a realizar múltiples ilegalidades que rayan en la corrupción. Los
niveles de vida de estos ciudadanos sobrepasan los de cualquier especialista o
científico. Los que no lo habían pensado ya lo están
haciendo. Hay que ver cómo se consigue un contrato laboral fuera del país,
y ver qué familiar puede ayudar desde el exterior con una invitación
para salir legalmente. La frase ¡Quién pudiera tener otra ciudadanía!",
es una de la que más se escucha, y hay quienes persisten en casarse con
un extranjero para salir. Después ya veremos. Lograr que la población
en edad laboral sienta que lo que realiza está al servicio de la comunidad,
puede lograrse con la adecuada atención de las autoridades al conglomerado
social, incluyendo a los jubilados. Sería una de las pautas que haría
desaparecer en gran medida el temible fantasma de la corrupción. No
sería un milagro ni una utopía un diálogo franco y abierto
entre responsables administrativos, dirigentes sindicales y trabajadores. Esto
daría un vuelco positivo a la situación.
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