31 de diciembre de 2007

Esperan el Nuevo Año en Cuba con esperanzas de cambios

Los cubanos celebran con modestia llegada de 2008 y desean solucionar problemas vitales acumulados por medio siglo

Servicios de La Opinión

LA HABANA, Cuba.— El gobierno y el Partido Comunista cubanos están celebrando la llegada de 2008, bautizado oficialmente como el Año 50 de la Revolución, con fiestas y actividades culturales, pero la población tiene más bien la expectativa de ver soluciones a los principales problemas de su vida cotidiana, acumulados a lo largo ya de medio siglo.

A las puertas del Nuevo Año 2008, los isleños preparan celebraciones en familia con modestas cenas, y otros prefieren irse de fiesta para despedir 2007, que muchos han marcado en su calendario como "muy difícil", sobre todo, para el área de la economía doméstica.

El año que concluye ha transcurrido signado por el alejamiento del gobernante Fidel Castro por primera vez desde el 1 de enero 1959, cuando llegó al poder por la fuerza de las armas, debido a una grave enfermedad intestinal que desde el 31 de julio de 2006 lo mantiene en convalecencia y lo obligó a delegar sus cargos a su hermano Raúl, su sucesor designado por él mismo desde 1976, como primer vicepresidente del país y ministro de las Fuerzas Armadas de la isla.

Pero Fidel Castro, de 81 años, que fue visto en público por última vez el 26 de julio de 2006, ha querido seguir presente en la vida de los cubanos a través de largos mensajes y artículos de opinión que publica en la prensa local y que son repetidos por la televisión, en los que aborda sobre todo temas internacionales e históricos, algunos de ellos de hace 45 ó 50 años, o sea, que tienen muy poca o ninguna sintonía con la realidad cotidiana del ciudadano de a pie, que padece una muy difícil situación económica desde hace más de cuatro décadas.

Esta situación de Fidel Castro fuera de la escena pública no ha alterado el ritmo de vida de los ciudadanos que, más bien ha comenzado a ignorarlo, mientras expone sus principales quejas, en especial a partir de la convocatoria a un debate nacional lanzada por el presidente provisional, Raúl Castro, en un discurso en julio pasado.

En aquella intervención, Raúl Castro enumeró los principales problemas del país, anunció ajustes estructurales —todavía pendientes— y llamó a repensar el socialismo e identificar las demandas de la población.

Más de cinco millones de personas participaron en las reuniones celebradas durante los meses de septiembre y octubre para analizar el discurso, según datos oficiales.

En ellas los cubanos volcaron sus reclamos de salarios más altos, viviendas, mejoras de servicios como el transporte y la salud pública, y han insistido en la gran carestía de los alimentos y artículos de mayor necesidad.

En la última sesión anual de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento que se reúne sólo dos veces al año y ocho días en total), Raúl Castro dijo que muchos de los planteamientos en las 215,687 reuniones realizadas se refieren a "problemas locales o están asociados a deficiencias y errores de personas específicas".

Su exhortación final a los cubanos fue un llamado "a trabajar duro" para asumir los retos que depara el venidero 2008.

El breve lapso que separa el Año Viejo del Nuevo, los isleños lo están dedicando a meditar en las posibles soluciones que puedan encontrar a los problemas que más les golpean en la actualidad.

Pero en particular, manifiestan su deseo ya crónico de elevar su calidad de vida, que experimentó una dramática caída desde comienzos de los años 90, cuando el país fue declarado por Fidel Castro en "período especial" (crisis económica) luego de la desaparición de la Unión Soviética, que enviaba subsidios de diversa índole al gobierno de Castro, por valor de unos 4,000 millones de dólares anuales.

Para el año 2008, nombrado Año 50 de la revolución, de acuerdo a la costumbre lanzada en 1960 por Fidel Castro de "bautizarlos", las espectativas de muchos están en nuevas decisiones que conduzcan a reformas parecidas a las que han tomado los partidos comunistas de China y Vietnam, que mejoren la perspectiva del día a día y dejen detrás atavismos ideológicos obsoletos y la propaganda política comunista, que nada tienen que ver con la realidad actual.

 

 
 
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