En
defensa de los inmigrantes
GERARDO E. MARTINEZ-SOLANAS
Recientemente leímos en ''El Universal'', de México,
y escuchamos de fuentes confiables de la Organización Demócrata
Cristiana de América (ODCA), que a petición de la
presidencia de esa Organización, la visita de estado del
presidente Felipe Calderón a Cuba, programada para 2008,
incluiría su encuentro con miembros de la oposición
para obtener una visión más equilibrada de las realidades
en ese país.
Esta petición de la ODCA tiene mucho peso
por tres razones importantes:
• en primero, el partido del presidente de
México (PAN) es miembro de la ODCA;
• en segundo, Manuel Espino --líder
nacional del PAN-- es presidente de la ODCA;
• y, tercero, Marcelino Miyares, presidente
del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, es vicepresidente
de la ODCA.
Además, este anuncio se formuló en
el marco del Foro Escenarios de Transición en Cuba --realizado
en México el 4 de diciembre-- y fue confirmado posteriormente
por Manuel Espino. No obstante, una fuente cercana a los voceros
del gobierno mexicano recientemente afirmó que Calderón
no se reunirá con representantes de los disidentes cubanos.
Es deplorable que los gobernantes mexicanos aún
se muestren indiferentes ante el sufrimiento del pueblo cubano.
En la época en que el PRI gobernaba México de forma
autoritaria y unipartidista dicha actitud era explicable, pero dista
de serlo partiendo de un mandatario cuyo partido en miembro de la
ODCA y protagonista de la transición mexicana hacia la democracia.
La falta de solidaridad, desafortunadamente, no se
limita a estas visitas, sino que se manifiesta también con
los inmigrantes cubanos interceptados y abusados en México,
para acabar siendo deportados a Cuba, en el caso de que sobrevivan
el maltrato de pandilleros y sean aprehendidos por las autoridades
de dicho país. Esta política mexicana antiinmigrante
contra los cubanos desdice de la campaña que realiza exigiéndole
a Estados Unidos leyes que favorezcan a los inmigrantes ilegales
mexicanos.
Mientras que la emigración mexicana al norte
se cuenta por millones, los cubanos que logran burlar la vigilancia
del régimen castrista y sobreviven la aventura de atravesar
el Estrecho de Yucatán no pasan de unos pocos miles, que
no aspiran siquiera a quedarse en México, sino a seguir de
tránsito hacia el norte.
La mayoría son refugiados que buscan asilo,
porque están privados de sus derechos fundamentales en el
país al que nuevamente los regresan por la fuerza. Gran diferencia
con los mexicanos deportados del norte, los cuales no sufren persecución,
hostigamiento ni cárcel cuando son devueltos a su país.
Los cubanos están considerados como apátridas por
el gobierno castrista, y a los que se les permite regresar de visita
se les exigen requisitos humillantes y permisos de entrada. A otros,
sencillamente, les niegan el ''permiso'' sin explicaciones.
El presidente de México, don Felipe Calderón,
tiene una buena oportunidad en su próxima visita a Cuba para
demostrarle al mundo que su defensa de los inmigrantes es universal,
sincera y legítima. En tal caso, convendría disponer
de medidas urgentes para aliviar el calvario de aquellos cubanos
que transitan por México en busca de tierras de libertad.
Economista y politólogo.
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