31 de diciembre de 2007

En defensa de los inmigrantes


GERARDO E. MARTINEZ-SOLANAS


Recientemente leímos en ''El Universal'', de México, y escuchamos de fuentes confiables de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), que a petición de la presidencia de esa Organización, la visita de estado del presidente Felipe Calderón a Cuba, programada para 2008, incluiría su encuentro con miembros de la oposición para obtener una visión más equilibrada de las realidades en ese país.

Esta petición de la ODCA tiene mucho peso por tres razones importantes:

• en primero, el partido del presidente de México (PAN) es miembro de la ODCA;

• en segundo, Manuel Espino --líder nacional del PAN-- es presidente de la ODCA;

• y, tercero, Marcelino Miyares, presidente del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, es vicepresidente de la ODCA.

Además, este anuncio se formuló en el marco del Foro Escenarios de Transición en Cuba --realizado en México el 4 de diciembre-- y fue confirmado posteriormente por Manuel Espino. No obstante, una fuente cercana a los voceros del gobierno mexicano recientemente afirmó que Calderón no se reunirá con representantes de los disidentes cubanos.

Es deplorable que los gobernantes mexicanos aún se muestren indiferentes ante el sufrimiento del pueblo cubano. En la época en que el PRI gobernaba México de forma autoritaria y unipartidista dicha actitud era explicable, pero dista de serlo partiendo de un mandatario cuyo partido en miembro de la ODCA y protagonista de la transición mexicana hacia la democracia.

La falta de solidaridad, desafortunadamente, no se limita a estas visitas, sino que se manifiesta también con los inmigrantes cubanos interceptados y abusados en México, para acabar siendo deportados a Cuba, en el caso de que sobrevivan el maltrato de pandilleros y sean aprehendidos por las autoridades de dicho país. Esta política mexicana antiinmigrante contra los cubanos desdice de la campaña que realiza exigiéndole a Estados Unidos leyes que favorezcan a los inmigrantes ilegales mexicanos.

Mientras que la emigración mexicana al norte se cuenta por millones, los cubanos que logran burlar la vigilancia del régimen castrista y sobreviven la aventura de atravesar el Estrecho de Yucatán no pasan de unos pocos miles, que no aspiran siquiera a quedarse en México, sino a seguir de tránsito hacia el norte.

La mayoría son refugiados que buscan asilo, porque están privados de sus derechos fundamentales en el país al que nuevamente los regresan por la fuerza. Gran diferencia con los mexicanos deportados del norte, los cuales no sufren persecución, hostigamiento ni cárcel cuando son devueltos a su país. Los cubanos están considerados como apátridas por el gobierno castrista, y a los que se les permite regresar de visita se les exigen requisitos humillantes y permisos de entrada. A otros, sencillamente, les niegan el ''permiso'' sin explicaciones.

El presidente de México, don Felipe Calderón, tiene una buena oportunidad en su próxima visita a Cuba para demostrarle al mundo que su defensa de los inmigrantes es universal, sincera y legítima. En tal caso, convendría disponer de medidas urgentes para aliviar el calvario de aquellos cubanos que transitan por México en busca de tierras de libertad.


Economista y politólogo.

© Firmas Press

 
 
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