Crónica           IMPRIMIR
27 de diciembre de 2007

El verdadero hombre nuevo

Tania Díaz Castro

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Continúo con mi optimismo habitual y voy a referirme a la sociedad cubana. Poco a poco, como va todo, y a medida que el castrismo envejece y se deteriora cada vez más, la sociedad cubana ha dado importantes pasos de avance hacia la democracia. En mis crónicas anteriores hice alusión a aquellos personajes célebres de nuestro pasado, vendedores ambulantes que han surgido de nuevo, seguramente para no desaparecer nunca más. También a cierta apertura en la prensa oficialista a través de colegas autorizados, claro esta, pero que muestran cada día y cada año cómo bajo el modelo socialista cubano muchos grandes problemas del país resultan imposibles de solucionar.

Como dije al principio, hoy quiero hablarles un poco de los barrios, pueblos y ciudades donde vivimos los cubanos. ¿Acaso hemos observado detenidamente cómo han logrado convivir en paz y armonía castristas -cada vez menos- y anti castristas -cada vez más- en sus respectivas cuadras y barrios? Por experiencia les digo que los cubanos hemos llegado a la conclusión de que nuestro mejor destino no es seguir siendo enemigos, como intentó lograr para siempre el sistema represivo de la dictadura castrista, obligando a que personas partidarias de su régimen odiaran a aquellos que decidían marcharse del país y les lanzaran huevos, piedras y cualquier cosa que encontraran por el camino.

Esta historia, como todas, tuvo su comienzo, a principio de los años ochenta del siglo pasado, cuando los gusanos, cubanos idos a Estados Unidos, se convirtieron de la noche a la mañana en mariposas cargadas de efectos electrodomésticos para sus familiares en Cuba, y grandes gusanos coloridos repletos de objetos que en treinta años no se veían en la Patria.

Desde entonces, es la pura verdad, disidentes y revolucionarios tienen buenas relaciones hasta en el mismo piso de un edificio. No importa si son fiscales, policías o políticos. Todos se llevan bien y la política ya no es tema de discusión entre los vecinos.

Personalmente he tenido esa experiencia, sobre todo a lo largo de los últimos casi veinte años.

¿Quiere decir esto que la gente está cansada de tanto odio, por suerte mal sembrado por el régimen en la población? ¿O será que tanto se ha luchado por lograr el Hombre Nuevo del Socialismo, que el resultado es, al parecer, un hombre nuevo, sí, pero un hombre nuevo solidario, humano, sociable con todos, en vías de mejoramiento y con el corazón lleno de amor hacia el prójimo y optimismo por el futuro, que no será otra cosa que la democracia, porque sólo en democracia conviven en paz los hombres con diferentes ideas y criterios sobre la vida, la política y todo lo demás?

Deberíamos de pensar un poco más sobre este tema sin dejar de echar a un lado, claro esta, la intransigencia del régimen, cuando insiste en sus medios de prensa en llamar camaján a un líder querido por la oposición, como es el caso de Elizardo Sánchez Santa Cruz, y decir horrores de Estados Unidos, hacia donde tantos cubanos quisieran emigrar.

 

 
 
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