Crónica           IMPRIMIR
26 de diciembre de 2007

Las quejas entre todos

Luis Cino


LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Entender qué es la democracia socialista es un acertijo similar, con el permiso del sonero Eliades Ochoa, al de saber quien llegó primero al mundo, si la gallina o el huevo.

¿Usted sabe qué es la democracia socialista? Yo no. Espero que alguien que no sea el espíritu de Rosa Luxemburgo me la explique y me pueda convencer de su factibilidad. Ojalá. Estoy abierto a todo tipo de argumentaciones, pero me parece excesivo y de mal gusto que se me apeen, a esta hora, con el cuento de que una sección de quejas del periódico Juventud Rebelde es “un tributo a la democracia socialista”.

Lo escribió el redactor de la sección, el periodista José Alejandro Rodríguez en el artículo “La Verdad entre todos” (Juventud Rebelde, diciembre 15). El colega tuvo el tino de agregar a tributo el adjetivo “pequeño”.

Si Acuse de Recibo tiene algo que ver con la democracia socialista, es únicamente porque en la tierra de los paralíticos, el cojo es el emperador de los rumberos.

¿Qué puede tributar a la democracia, por muy socialista que sea, las cartas a un periódico de personas desesperadas porque no encuentran zapatos ortopédicos, una madeja burocrática les impide legalizar su vivienda, los maltratan y estafan en un establecimiento comercial, les roban un paquete en la oficina de correo o las aguas albañales invaden su patio?

Las intenciones de Acuse de Recibo son loables. Lo son aún más por la indefensión ante el estado en que vivimos y la ineficacia proverbial del sistema.

Según José Alejandro Rodríguez, Acuse de Recibo “pretende el mejoramiento humano de todos: los que preguntan y reclaman y los que responden y no siempre argumentan ni convencen”.

Sin embargo, lo dice el propio Rodríguez, la columna ha tenido que enfrentar “huracanes, borrascas y vientos plataneros de aprensiones, prejuicios y acusaciones”. Los que soplan tales vientos son los poseedores de los arcanos de la democracia socialista o falta de ella (que no es lo mismo, pero es igual).

La sección Acuse de Recibo, siempre en crecimiento, cumplió 10 años. El Taller que celebró el hecho contó con la participación de los presidentes de la Unión de Periodistas y el Banco Nacional, el Ministro de Trabajo y representantes de las secciones de atención a la población de los Consejos de Estado y de Ministros.

El Taller consideró que la columna “se ha convertido en una extraordinaria arteria comunicante entre los lectores y las instituciones”.

Por una vía arterial, viajan en tropel las quejas. Por la otra, la muela y el bla bla bla. Raras veces ruedan las soluciones a los problemas. La culpa no es de José Alejandro Rodríguez. El colega no es mago. Hace lo que puede y lo hace con honestidad y ética. Mientras, las cartas se amontonan sobre su mesa de trabajo.

Son muchas, demasiadas, para un solo periódico. Por eso, a menudo, en los casos más graves, los atribulados vencen el temor y también acuden a los periodistas independientes.

Mientras se siga hablando de “dirigentes infalibles” y las cartas de los atribulados sigan chocando con los pontífices ciegos y sordos de la jerigonza, José Alejandro Rodríguez seguirá embistiendo contra molinos de viento. Al menos hombres como él tienen la decencia de hacerlo en estas circunstancias. Eso merece respeto, aunque sea presuntuoso llamarlo “un tributo a la democracia socialista”.

Sigo esperando el advenimiento de ese tipo de democracia con apellido donde no hay ninguna. Mientras, vaya mi felicitación también a José Alejandro Rodríguez y a Acuse de Recibo por su décimo aniversario.

 
 
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