Las
quejas entre todos
Luis Cino
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Entender qué es
la democracia socialista es un acertijo similar, con el permiso
del sonero Eliades Ochoa, al de saber quien llegó primero
al mundo, si la gallina o el huevo.
¿Usted sabe qué es la democracia socialista?
Yo no. Espero que alguien que no sea el espíritu de Rosa
Luxemburgo me la explique y me pueda convencer de su factibilidad.
Ojalá. Estoy abierto a todo tipo de argumentaciones, pero
me parece excesivo y de mal gusto que se me apeen, a esta hora,
con el cuento de que una sección de quejas del periódico
Juventud Rebelde es “un tributo a la democracia socialista”.
Lo escribió el redactor de la sección,
el periodista José Alejandro Rodríguez en el artículo
“La Verdad entre todos” (Juventud Rebelde, diciembre
15). El colega tuvo el tino de agregar a tributo el adjetivo “pequeño”.
Si Acuse de Recibo tiene algo que ver con la democracia
socialista, es únicamente porque en la tierra de los paralíticos,
el cojo es el emperador de los rumberos.
¿Qué puede tributar a la democracia,
por muy socialista que sea, las cartas a un periódico de
personas desesperadas porque no encuentran zapatos ortopédicos,
una madeja burocrática les impide legalizar su vivienda,
los maltratan y estafan en un establecimiento comercial, les roban
un paquete en la oficina de correo o las aguas albañales
invaden su patio?
Las intenciones de Acuse de Recibo son loables. Lo
son aún más por la indefensión ante el estado
en que vivimos y la ineficacia proverbial del sistema.
Según José Alejandro Rodríguez,
Acuse de Recibo “pretende el mejoramiento humano de todos:
los que preguntan y reclaman y los que responden y no siempre argumentan
ni convencen”.
Sin embargo, lo dice el propio Rodríguez,
la columna ha tenido que enfrentar “huracanes, borrascas y
vientos plataneros de aprensiones, prejuicios y acusaciones”.
Los que soplan tales vientos son los poseedores de los arcanos de
la democracia socialista o falta de ella (que no es lo mismo, pero
es igual).
La sección Acuse de Recibo, siempre en crecimiento,
cumplió 10 años. El Taller que celebró el hecho
contó con la participación de los presidentes de la
Unión de Periodistas y el Banco Nacional, el Ministro de
Trabajo y representantes de las secciones de atención a la
población de los Consejos de Estado y de Ministros.
El Taller consideró que la columna “se
ha convertido en una extraordinaria arteria comunicante entre los
lectores y las instituciones”.
Por una vía arterial, viajan en tropel las
quejas. Por la otra, la muela y el bla bla bla. Raras veces ruedan
las soluciones a los problemas. La culpa no es de José Alejandro
Rodríguez. El colega no es mago. Hace lo que puede y lo hace
con honestidad y ética. Mientras, las cartas se amontonan
sobre su mesa de trabajo.
Son muchas, demasiadas, para un solo periódico.
Por eso, a menudo, en los casos más graves, los atribulados
vencen el temor y también acuden a los periodistas independientes.
Mientras se siga hablando de “dirigentes infalibles”
y las cartas de los atribulados sigan chocando con los pontífices
ciegos y sordos de la jerigonza, José Alejandro Rodríguez
seguirá embistiendo contra molinos de viento. Al menos hombres
como él tienen la decencia de hacerlo en estas circunstancias.
Eso merece respeto, aunque sea presuntuoso llamarlo “un tributo
a la democracia socialista”.
Sigo esperando el advenimiento de ese tipo
de democracia con apellido donde no hay ninguna. Mientras, vaya
mi felicitación también a José Alejandro Rodríguez
y a Acuse de Recibo por su décimo aniversario.
|