Crónica           IMPRIMIR
26 de diciembre de 2007

Relegados como toronjas

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Dentro de la artificialidad parlamentaria de los diputados cubanos, apuesto por los más sensatos. Me refiero a los que no renovarán su escaño por su provincia o municipio. A mi juicio, creo que tienen alguna similitud con las toronjas cosechadas en el municipio especial Isla de la Juventud.

El cítrico, en su temporada, abandona el árbol, ya sea por una mano hábil o simplemente por su caída en plena madurez.

Diputados cubanos de renombre como el vicepresidente del Consejo de Ministros, Pedro Miret, el cantautor Silvio Rodríguez y el doble campeón olímpico de Montreal76, Alberto Juantorena, están fuera de la nómina de aspirantes al nuevo parlamento.

En honor a la verdad, el escaño que ahora ceden, fue el reconocimiento por sus lauros deportivos, culturales o políticos.

¿A donde van los que abandonan el cartapacio de compromisos ineludibles y sin resolver? ¿A dónde van los que tiran por la borda las rendiciones de cuentas y sus peticiones ciudadanas?

¿A donde van los ex ministros, destituidos por incompetencia, desvío de recursos o abuso de poder, los que luego se transforman en sultanes sin trono pero con puesto “oneroso” ?

¿Por qué la ley es imparcial y decreta “tráfico de influencias” dentro de una casta tan congestionada de elementos corruptos?

No renovarán su escaño, para las elecciones de enero, los ex ministros Roberto Tomás Días Sotolongo (Justicia), Damodar Peña (Salud Publica) y Marcos Portal (Industria Básica).

El órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba dio a conocer, el sábado 15 de diciembre, las dos últimas dimisiones de la administración de George W. Bush.

Esta vez fue la directora de asuntos legislativos, Candida Wolff y el autor de los discursos del actual mandatario estadounidense, William McGurn.

Es obvio que en nuestro escenario político-administrativo, no sean frecuentes las dimisiones de ministros o diputados a la Asamblea Nacional. Los escándalos al más alto nivel vienen acompañados de despidos y sobredosis de degradación mediática.

No podemos olvidar al ex miembro del Buró Político del Partido Único, Juan Carlos Robinson, condenado a doce años de cárcel, en junio de 2006.

Estoy seguro que el pueblo cubano apoyaría la dimisión de la ministra de Industria Básica Yadira García, si esta esgrimiera ante la jefatura los precios abusivos de la tarifa eléctrica o la bochornosa manera en que se sustituyen los electrodomésticos en el país.

¿Por qué no depone su mandato el ministro de salud Pública, José Ramón Balaguer, en tiempos en que la medicina revoluciona se inserta en un mercado solvente y seguro con eslóganes humanitarios?

¿Por qué no renuncia la ministra de Justicia y su cuadrilla de letrados? Debe ser más conveniente traducir la Constitución Cubana al ilegible lenguaje castrista, antes que respetar los verdaderos derechos y deberes del hombre.

Debo pensar que las renuncias forman parte de los gobiernos de las democracias liberales. En las dictaduras, excluir, destituir o exonerar, suena mejor.

En Cuba, una cadena de renuncias pudiera suscitar los verdaderos cambios que se necesitan en materia económica y política.

En marzo de 2008, las butacas del parlamento estarán listas para los nuevos prosélitos. Los que ya consumaron su estatus, estarán relegados como una toronja pinera.

 
 
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