Las
Damas de Blanco
Dolia Leal Francisco
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Por más
de cuatro décadas el gobierno cubano ha gobernado contando
con la tolerancia mas absoluta, en el mejor caso, y, en otros, con
la indeferencia, de la comunidad internacional, y en particular
con la indulgente mirada de los sectores políticos de izquierda,
intelectuales, artistas, y otras muchas personas que veían
en la Revolución Cubana, y en su carismático líder,
una aureola de romanticismo quijotesco.
Esta dulce imagen quedo seriamente resquebrajada
por dos acontecimientos de trascendencia histórica, ambos
surgidos en el interior de la Isla:
1-La convocatoria al “Proyecto Varela”
2-La ola represiva desatada por el gobierno cubano en marzo del
2003.
Es, precisamente, a partir del arresto lo que hoy
es conocida como “Causa de los 75”, que surge un inusitado
movimiento civilista femenino conocido como “ Las Damas de
Blanco”, al que, erróneamente, se le identifica como
una corriente opositora o disidente, lo cual dista mucho de la realidad.
¿Quiénes son en realidad las Damas
de Blanco?
Este movimiento es la consecuencia natural que la
sumatoria de la desesperación, el desconcierto, la desesperanza,
la impotencia y la indefensión que lleva a los seres humanos
a asociarse para defenderse de un peligro común. En el caso
de las esposas, hermanas, hijas y otros familiares de los sindicalistas,
periodistas independientes y
opositores arrestados, encausados, juzgados y condenados en un proceso
maratónico. Esta necesidad de relacionarse con los restantes
familiares de las otras victimas de la represión, se volvió,
en primer término, una necesidad de hallar y proporcionar
consuelo, de buscar el consejo necesario, y, posteriormente, una
obligación de solidarizarse con aquellos que se encontraban
en la peor situación.
Estos encuentros se producían, de forma espontánea,
en la vivienda de la Lic. Laura Inés Pollán Toledo,
esposa del vicepresidente del Partido Democrático Liberal
de Cuba (PDLC), sita en la céntrica calle Neptuno # 963 e/
Aramburu y Hospital, en el populoso municipio Centro Habana, a donde
acudían diariamente numerosas esposas, hermanas y madres
de los prisioneros del “Grupo de los 75”.
De estos contactos, y de forma natural y espontánea,
surgieron los Té Literarios semanales que se ofrecían
en el domicilio de la Lic. Laura Pollán, al que acudían
de forma habitual un numeroso grupo de estas valientes mujeres,
para departir sobre la situación de sus familiares, leer
sus escritos que, en forma de poemas o en prosa, recibían
de ellos.
Estas reuniones, de forma gradual, sirvieron para
que ellas se fueran identificando cada vez más las unas con
las otras, y para que surgiera entre ellas un sentimiento solidario
y fraternal que las fue llevando a adherirse, cuando el caso así
lo requería, a los reclamos y demandas que, de forma individual
o colectiva, ellas consideraban necesario hacer a las diferentes
instancias del gobierno cubano.
Ahora, después de situarnos en el contexto
de las causas que originaron este movimiento, ya estamos en condiciones
de responder la interrogante: ¿Quiénes son las “Damas
de Blanco?
Las Damas de Blanco, como en diversas oportunidades
han expresado algunas de sus más destacadas integrantes,
entre las cuales se pueden citar las reiteradas declaraciones que
a este respecto han hecho la Lic. Laura Pollán y la lúcida
intelectual y periodista Lic. Miriam Leyva, son una asociación
espontánea, solidaria y fraternal que incluye a todas los
familiares femeninos de los 75 periodistas independientes, sindicalistas,
y opositores apresados en la primavera de 2003, constituidas de
forma absolutamente voluntaria para coadyuvar a la liberación
de sus familiares injustamente encarcelados, así como a la
de todos los presos políticos que sufren las atroces condiciones
de reclusión que este régimen les ha impuesto por
el único delito de disentir del discurso oficial.
A ellas no se les puede considerar como una organización,
movimiento o asociación, atendiendo a las siguientes razones:
1-No poseen una estructura definida,
2-No poseen líderes o dirigentes reconocidos,
3-Carecen de una sede oficial,
4-No cuentan con reglamentos o estatutos que regulen su actuación,
5-No levantan actas de sus encuentros,
6-Todos sus acuerdos los toman por consenso, y
7-No tienen un vocero o representante oficial.
Las Damas de Blanco participantes en cualquiera de
sus encuentros poseen voz y voto, y pueden manifestarse a nombre
de las Damas de Blanco, siempre que dichas manifestaciones, orales
o escritas, hayan resultado aprobadas por las damas asistentes.
Esta agrupación no tiene matices políticos
o religiosos alguno, en ella se insertan de forma voluntaria y consciente
todas las mujeres que deseen laborar, de forma pacifica y ordenada,
por la libertad de sus familiares, independientemente de su filiación
política o de sus creencias religiosa, por ello es que a
nombre de las “Damas de Blanco” nadie puede, ni debe,
participar en eventos de carácter sectarios, o de formular
declaraciones que conlleven a atestiguar alguna preferencia o distinción
para con algún grupo, movimiento o partido de determinada
filiación.
Por el contrario, las Damas de Blanco han demostrado
que ellas se sienten solidarias con todas y cada una de las diferentes
corrientes del pensamiento democrático presentes en el espectro
socio-político cubano.
Las Damas de Blanco constituyen una realidad, y una
realidad resplandeciente que, desde la oscura noche en que por más
de cuatro décadas han estado sumidos los destinos de Cuba,
entonan un canto de libertad, paz, reconciliación y amor.
No es por casualidad que ellas fueron nominadas
por el Parlamento Europeo, y en octubre de 2005, obtuvieron el Premio
Sajárov.
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