Una marcha para todos
Lucas Garve. Fundación por
la Libertad de Expresión
Dr. Darsi Ferrer Ramíre
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) -Darsi
Ferrer Ramírez tiene 38 años de edad, es médico
de profesión, opositor pacífico y vive en La Habana.
Llego a su casa en la barriada de Santos Suárez y lo encuentro
en la puerta, iba a salir, pero ante mi solicitud de hacerle algunas
preguntas no duda en invitarme a entrar. Su esposa Yusnaima Jorge
Soca, ni el pequeño Dariel, de seis años están
allí en ese momento.
El doctor Ferrer Ramírez pudiera ser como
cualquier otro médico cubano si no se distinguiera por haber
creado un Centro de Salud y Desarrollo en su comunidad de Santos
Suárez y haber convocado por dos años consecutivos
a una marcha silenciosa en un céntrico parque del Vedado
el día 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
En las dos ocasiones en que junto a un pequeño
grupo de seguidores ha concurrido a la anunciada cita, enfurecidos
partidarios del régimen comunista cubano apoyados por fuerzas
represivas de la policía política les han impedido
caminar en silencio por el parque de Calzada y D.
El pasado 10 de diciembre, Ferrer Ramírez
y su esposa Yusnaima Jorge Soca fueron virtualmente batidos por
brigadas organizadas por las organizaciones gubernamentales y guiadas
por la policía política.
En conversación con el Dr. Ferrer García
sobre el obstaculizado evento nos dijo que “la marcha estaba
dedicada a manifestarse en contra del apartheid que sufre la mayoría
del pueblo cubano, tanto los comunistas como lo no comunistas, los
políticos, no políticos, los religiosos, los no religiosos,
incluso hasta los que nos golpearon.”
Darsi es un hombre de talla mediana, 1,76 y de un
peso de 67 kilos, sin embargo su decisión de luchar por la
democracia en Cuba sobrepasa sus dimensiones físicas.
Su hijo, Dariel Ferrer Jorge ha sufrido asimismo
el avatar de sus padres. “En una ocasión en que vinieron
a arrestarme arbitrariamente como a las 2 de la madrugada, me lo
dejaron solo en la casa y los vecinos fueron a buscar a la mamá
que estaba en casa de su familia. Al entrar ella en la casa, se
percató que no solamente habían dejado al niño
a solas, sino que además habían dejado una llave de
la cocina de gas abierta.” Y continúa explicándome
la situación del pequeño Dariel: “Añádale
a esto que mi esposa y yo hemos sufrido en la casa doce actos o
mítines de repudio, esto tiene al niño traumatizado,
presenta dificultades en la concentración, el llanto fácil,
es excitable, en la escuela no tiene asimilación suficiente,
su comportamiento tampoco es normal.”
A la pregunta de cómo él caracterizaría
las Navidades de este año, el Dr. Ferrer García expresa
que ve mucha tristeza en el pueblo, mucha desesperanza. “Ya
llevamos como 18 meses de sucesión hereditaria y no se han
instrumentado las más mínimas medidas que favorezcan
al pueblo, la más mínima propuesta de solución
para los muchísimos problemas que enfrentan las familias
cubanas. Estas son unas navidades de total infelicidad, desesperación
y desesperanza. La única solución que ven los cubanos
es tirarse al mar para que los tiburones se los coman o poder escapar
de la isla.”
Acerca del apoyo recibido a su causa y a las convocatorias
de protesta dentro de la isla y fuera de ella, por parte del exilio
puntualizó que “tenemos un contacto constante con la
población por la labor que realizamos en el Centro de desarrollo
de salud y derechos humanos, pues visitamos las comunidades y las
villas miseria a ofrecerles asistencia médica a estos marginados.
A los niños tratamos de llevarles juguetitos, vitaminas,
literatura infantil, aquí mismo en la comunidad siempre estamos
pendiente de los vecinos que tienen problemas de salud, condiciones
de miseria para ver cómo los apoyamos. Recibimos medicamentos,
alguna que otra ayuda del exilio y esto permite que continuemos
con nuestra labor. Es decir que somos como un intermediario entre
el exilio y personas muy necesitadas.”
La casa donde reside el Dr. Darsi Ferrer Ramírez
y su familia se observa en malas condiciones constructivas. Las
paredes prácticamente desprovistas de pintura. Los escasos
muebles no poseen ninguna característica que los identifiquen
con algo parecido al confort. No obstante, Ferrer Ramírez
no me habló de sus condiciones materiales de vida, de la
falta de comodidades mínimas, sus preocupaciones van en dirección
al destino de los suyos y de su país. Él desea cambiarlo
para mejor.
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