Exiliados
opinan que el mensaje de Castro no abre expectativas de cambios
en la Isla
La carta confirma que 'la era de Castro está
llegando rápidamente a su fin', según expertos
Agencias
Castro dice que su deber es 'no aferrarse al poder'
tras casi 50 años de gobierno 18/12/2007
Fidel Castro busca mantener centrada la atención en su figura,
creen dirigentes del exilio, que no vislumbran cambios en la Isla
en su nuevo mensaje, en el que dice que su deber es no "aferrarse"
al poder y no "obstruir el paso" a las nuevas generaciones,
reportó AFP.
El mensaje de Castro, el primero en 17 meses alejado
del poder por enfermedad, no abre expectativas de cambio en la Isla,
que seguirá bajo el control de las mismas figuras que hoy
conducen el régimen, según organizaciones de la oposición.
"Este mensaje es otro capítulo de esta
telenovela sobre Fidel Castro, que sirve para mantener la atención
sobre lo que dice o recomienda, pero que no aporta nada nuevo en
la situación cubana", dijo a la AFP Omar López,
director de Derechos Humanos de la Fundación Nacional Cubano-Americana
(FNCA).
"Los cambios en Cuba se van a producir independientemente
de la voluntad o las promesas de Fidel Castro", opinó
López.
"La oposición debe aprovechar esta pérdida
de brújula del régimen para continuar ofreciendo soluciones
concretas, que es lo que espera la población", consideró.
El nuevo mensaje fue difundido la noche del lunes
en la televisión oficialista y publicado este martes en los
diarios Granma y Juventud Rebelde.
"Mi deber elemental no es aferrarme a cargos,
ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes,
sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de
la época excepcional que me tocó vivir", dijo
Castro en la misiva.
"La gente en Cuba no cree que Fidel Castro va
a dejar de intervenir mientras viva", dijo Eduardo Perez Bengochea,
del opositor Unidad Liberal de la República de Cuba, a la
AFP.
"Castro puede delegar, porque no está
en condiciones de reasumir las funciones, pero sigue siendo el orientador",
agregó.
Por su parte, en declaraciones a Europa Press, el
coordinador de la plataforma Cuba Democracia ¡Ya!, Rigoberto
Carceller, consideró "una pena que el señor Castro
no haya tomado una decisión, no forzado por la biología
humana, sino que hubiera sido capaz de escuchar los reclamos del
pueblo cubano durante 50 años".
"La nación cubana lleva más de
medio siglo padeciendo de tiranía, la última, la de
Fidel Castro", añadió Carceller, quien aseguró
que hay "muchos cubanos" que están dispuestos a
"tomar las riendas del poder y encauzar la nación para
todos los cubanos, inclusive para los comunistas".
Hay numerosos "líderes en La Habana reclamando
durante muchos años que se les consulte, que se les cite
para entre todos encauzar a la nación cubana. Creo que no
habría ni que mirar al exilio, porque los líderes
de la transición residen en la misma capital cubana",
apuntó y citó como indispensables a Elizardo Sánchez,
Oswaldo Payá o Vladimiro Roca.
En la misma cuerda, el representante de la Fundación
Hispano-Cubana Orlando Fondevila calificó este martes las
afirmaciones de "un cinismo inaudito". Tras casi cincuenta
años "en el poder a sangre y fuego", que ahora
diga "que no tiene intenciones de perpetuarse en el poder,
sólo los tontos en el mundo pueden hablar de eso como algo
importante", según Europa Press.
Fondevila señaló que lo más
importante es reconocer "que tiene una difícil situación
interna". El opositor añadió que su eventual
"desaparición" producirá un "vacío
de liderazgo, porque él se ha impuesto como líder,
pero no hay nadie con popularidad, prestigio ni nada, como para
poder mantener aquello. Esa es la impresión que a nosotros
nos da", dijo.
"Más pronto que tarde se tendrán
que producir cambios significativos" en la Isla, pues "todos
los escenarios son posibles" y todo depende de "las decisiones
que asuman los dirigentes. Nosotros quisiéramos que se produzca
el cambio a una sociedad abierta y democrática de una manera
lo menos dolorosa posible", concluyó.
En tanto, en declaraciones al diario español
El País, Carlos Payá, hermano de Oswaldo y representante
en Europa del Movimiento Cristiano Liberación, indicó:
"Fidel puede decir lo que quiera. ¿Sus palabras son
síntoma de algo? Tal vez. El problema es el régimen.
La situación real no ha cambiado".
Para la pedagoga Marta Frayde, fundadora del Comité
Cubano Pro Derechos Humanos, "Fidel tiene un gran poder de
simulación que le ha permitido mantenerse en el poder".
"Se ha dado cuenta de que le ha llegado su hora, y quiere dejar
las cosas bien amarradas. Lo que tiene que haber es una rectificación
de los errores políticos y económicos que han cometido,
y que nos han causado tantos años de sufrimiento. Y esa rectificación
no se ve por ninguna parte".
Desde La Habana, el economista opositor Oscar Espinosa
Chepe cree que "cambios sustanciales no ha habido, es cierto.
Pero se están dando movimientos inéditos".
"En su discurso del pasado 26 de julio, Raúl
Castro se comprometió con una serie de reformas, y si no
las hace sería suicida. Dentro del partido hay mucha presión.
Un dirigente hablaba este fin de semana en Juventud Rebelde de la
necesidad del cambio agrario y entregar tierras a los campesinos.
Estamos en una situación desesperada de desabastecimiento".
Según Chepe, el cambio económico es
la antesala de la democratización y la derrota de la reforma
constitucional de Hugo Chávez es otro factor que preocupa
a la cúpula.
"Todo es muy sutil. Pero Fidel se acabó.
No aparece por ningún lado. Las fotos están retocadas.
Está muy mal de salud. El problema es que mientras esté
respirando, seguirá tratando de influir en la política.
Además, tiene un grupo de colaboradores, los talibanes, cuyo
poder depende de que Fidel siga influyendo", explica.
Para el periodista Carlos Alberto Montaner, presidente
de la Unión Liberal Cubana, existe un contrasentido en que
Fidel sugiera una retirada cuando ha aceptado su postulación
para las elecciones de enero.
"En últimos 16 meses, Raúl
le ha presentado en tres ocasiones reformas que él ha rechazado",
dijo el opositor, quien prevé un "cambio acelerado"
tras la muerte de Castro. "Cuando cambia el Estado, las instituciones
cambian. Esos Estados totalitarios son teatros, donde cada uno ejecuta
su papel. Los cuadros están desmoralizados. Hay 50 Adolfo
Suárez que esperan su momento".
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