Falsificaciones
al descubierto
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Si por algo se ha
caracterizado el totalitarismo cubano en estos casi 50 años
de poder absoluto, es por su permanente política de engaños
y trucos para gobernar.
La variedad de los embauques es amplia, desde la
pretendida construcción de un socialismo inexistente y una
falsa propiedad social hasta fantasiosos planes de formación
de un hombre nuevo y convertir a Cuba en la principal productora
de carne y leche, o la azucarera del mundo; todo resultante en una
interminable sucesión de fraudes.
En ese contexto, desde 2004 se ha proclamando en
las estadísticas oficiales una tasa de desempleo no mayor
del 1,9% de la población económicamente activa. Si
eso hubiera sido cierto, habría colocado a Cuba en los primeros
planos mundiales de este importante indicador de la política
social. La osadía ha sido tal, que dicho resultado ha sido
comunicado a los organismos de Naciones Unidas, que lo han incluido
en sus documentos. Si alguien lo duda, puede examinar el Informe
sobre Desarrollo Humano 2007-2008, publicado recientemente por el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde aparece
esa cifra irreal.
Pero más pronto se coge a un mentiroso que
a un cojo, según el refrán. En el artículo
“El cuento de nunca acabar”, del periódico Juventud
Rebelde, publicado el 25 de noviembre pasado, se demuestra con lujo
de detalles el engaño presente durante años en las
estadísticas cubanas, denunciado reiteradamente desde hace
tiempo por la perseguida prensa independiente y los disidentes cubanos.
El artículo se inicia con el siguiente comentario:
“Caminas por la céntrica calle Obispo de La Habana,
desandas por los callejones adoquinados de Trinidad o por los alrededores
del parque de Imías, y adviertes un número considerable
de rostros jóvenes que encuentran en la calle, en las esquinas
del barrio o entre las paredes de una casa, su espacio de realización
preferido”.
Los articulistas indican que esta situación
abunda en el paisaje cubano actual en horario laboral, lo cual es
una negación del famoso pleno empleo pregonado por el gobierno.
El escrito no se queda en meras especulaciones que pudieran resultar
subjetivas. Se basa en estudios realizados en las provincias de
Granma y Santiago de Cuba, demostrativos de que las personas desvinculadas
del estudio y el trabajo son varias veces más de las reconocidas
en las estadísticas. Así, en Granma existen 2 000
personas registradas, pero se comprobó que hay 37 000 ciudadanos
desvinculados. En el caso de Santiago de Cuba, de 16 000 jóvenes
desvinculados en las estadísticas, el estudio dio 29 975.
Independientemente de ajustes metodológicos
que pudieran hacerse, las diferencias son astronómicas y
podría pensarse que de hacerse un análisis similar
en todo el país, probablemente los índices de desvinculación
laboral sean de dos dígitos. A su vez hay que subrayar que
la problemática no es solamente de paro laboral, sino también
de desempleo encubierto, pues en muchos centros de trabajo por la
desorganización imperante y la baja productividad los trabajadores
emplantillados rebasan con creces las necesidades de fuerza de trabajo.
En Cuba, si se sumara el desempleo abierto con el
encubierto, el índice de desempleo equivalente pudiera ser
de una magnitud astronómica en relación con la población
económicamente activa, si se tomara como referencia para
realizar el cálculo la productividad de países de
economía media. Para brindar una referencia puede citarse
que a mediados de los años 1990 el desempleo equivalente
osciló alrededor del 25,0-30,0%, según cálculos
efectuados por la Comisión Económica de América
Latina y el Caribe (CEPAL), basado en la baja productividad lograda
en 1989.
El artículo de Juventud Rebelde también
toca la falta de estímulo a los jóvenes para emplearse
debido a factores negativos entre los cuales están los bajos
salarios, ubicación en centros distantes sin transporte,
ambiente laboral poco atractivo, escasas posibilidades de superación
y falta de relación entre la profesión estudiada y
la plaza de trabajo asignada.
Adicionalmente se menciona una planificación
de los estudios divorciada de las necesidades reales de fuerza de
trabajo en los territorios. Merece atención la referencia
a los estudios universitarios en los municipios con personas matriculadas
que nunca van a clase o sin permanencia, fenómenos reflejados
posteriormente en bajo rendimiento académico. Además,
resulta ilógica la supuesta campaña de universalización
de la enseñanza, con sedes universitarias en los municipios,
cuando se conoce que la enseñanza elemental y media carece
de profesores, y en su mayoría son maestros emergentes calificados
por la misma prensa oficial de no tener los requerimientos pedagógicos
ni los conocimientos indispensables para impartir clases.
Por tanto, tiene poco sentido los esfuerzos en empleo
de personal y recursos en las sedes universitarias municipales,
cuando la formación académica de los próximos
ingresos será muy deficiente. Esto, sin entrar a analizar
qué lógica tiene una graduación masiva de profesionales
universitarios en un país sin capacidad real para emplearlos.
Tal campaña parece destinada más a la propaganda hacia
el exterior, sobre presupuestos engañosos, que a resolver
los problemas educacionales.
Como puede observarse, en el mencionado artículo
publicado en un diario gubernamental se ponen al descubierto embustes
oficiales. Ojalá que las autoridades cubanas tengan en cuenta
que esa política en definitiva lleva al descrédito.
Las manipulaciones y falsas imágenes siempre terminan en
ridículo.
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