Crónica           IMPRIMIR
17 de dciiembre de 2007

Brutalidad policial

Amarilis C. Rey, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – Aproximadamente a las once de la noche regaba el jardín cuando escuché los pasos de alguien que corría. De inmediato el cuerpo de un hombre cayó frente a la casa, en medio de la calle. Se llevó las manos a la cara y se revolcó en el pavimento, como si quisiera librarse de algún mal.

Un agente policial le exigía que se incorporara. Al notar mi presencia guardó algo en el bolsillo desafiándome con la mirada.

“Lo que usted ha hecho lo puede intoxicar, él es alérgico” –le dijo al policía un joven que intentó socorrer, junto a otros, al compañero en apuros.

El joven continuaba retorciéndose de dolor. Llegó un jeep de la policía a toda velocidad y montó al muchacho.

-¿A dónde lo llevan? –preguntó otro joven.

-A la unidad –respondió el policía en tono amenazante, mientras introducían al detenido en el vehículo.

“Estábamos en una fiesta y se formó una bronca. Él se enfrentó al policía y este roció sus ojos con un spray. Se puso como loco” –comentó otro muchacho de aproximadamente 16 años.

La brutalidad de la policía es notoria, en un país repleto de estaciones de policía, puntos de control y miles de agentes en todas partes.

A principios de noviembre, en Ciudad de La Habana, decenas de personas protestaban contra cinco policías que golpeaban a un joven de la raza negra que estaba esposado.

Estela Sánchez, testigo del incidente, narró que el joven desconoció una cinta amarilla que impedía el paso en la intersección de las calles Neptuno y Galiano, en Centro Habana, donde un edificio estaba a punto de derrumbarse.

“La gente se fue aglomerando –dijo la mujer-; estábamos allí más de cien personas gritando contra el abuso. Los agentes pidieron refuerzos y llegaron varios camiones llenos de policías. Parecía que nos iban a llevar a todos presos. Una mujer le dijo a los policías que los allí congregados eran el pueblo y era el pueblo quien pagaba sus salarios.

En el sitio se presentó el político de la unidad policial para calmar los ánimos, y el joven fue conducido al hospital Calixto García donde llegó con varias lesiones en su cuerpo debido a la golpiza que recibió.

El comentario general, de acuerdo con la testigo, fue: “Si esto lo hacen a la vista de la gente, ¡qué no harán detrás de las miradas de la población!”.

Mientras la brutalidad de la policía asalta las calles cubanas, los medios de comunicación dedican horas de programas especiales y papel periódico a divulgar las supuestas torturas y abusos que cometen las fuerzas militares de otros países.

 
 
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