Brutalidad
policial
Amarilis C. Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) –
Aproximadamente a las once de la noche regaba el jardín cuando
escuché los pasos de alguien que corría. De inmediato
el cuerpo de un hombre cayó frente a la casa, en medio de
la calle. Se llevó las manos a la cara y se revolcó
en el pavimento, como si quisiera librarse de algún mal.
Un agente policial le exigía que se incorporara.
Al notar mi presencia guardó algo en el bolsillo desafiándome
con la mirada.
“Lo que usted ha hecho lo puede intoxicar,
él es alérgico” –le dijo al policía
un joven que intentó socorrer, junto a otros, al compañero
en apuros.
El joven continuaba retorciéndose de dolor.
Llegó un jeep de la policía a toda velocidad y montó
al muchacho.
-¿A dónde lo llevan? –preguntó
otro joven.
-A la unidad –respondió el policía
en tono amenazante, mientras introducían al detenido en el
vehículo.
“Estábamos en una fiesta y se formó
una bronca. Él se enfrentó al policía y este
roció sus ojos con un spray. Se puso como loco” –comentó
otro muchacho de aproximadamente 16 años.
La brutalidad de la policía es notoria, en
un país repleto de estaciones de policía, puntos de
control y miles de agentes en todas partes.
A principios de noviembre, en Ciudad de La Habana,
decenas de personas protestaban contra cinco policías que
golpeaban a un joven de la raza negra que estaba esposado.
Estela Sánchez, testigo del incidente, narró
que el joven desconoció una cinta amarilla que impedía
el paso en la intersección de las calles Neptuno y Galiano,
en Centro Habana, donde un edificio estaba a punto de derrumbarse.
“La gente se fue aglomerando –dijo la
mujer-; estábamos allí más de cien personas
gritando contra el abuso. Los agentes pidieron refuerzos y llegaron
varios camiones llenos de policías. Parecía que nos
iban a llevar a todos presos. Una mujer le dijo a los policías
que los allí congregados eran el pueblo y era el pueblo quien
pagaba sus salarios.
En el sitio se presentó el político
de la unidad policial para calmar los ánimos, y el joven
fue conducido al hospital Calixto García donde llegó
con varias lesiones en su cuerpo debido a la golpiza que recibió.
El comentario general, de acuerdo con la testigo,
fue: “Si esto lo hacen a la vista de la gente, ¡qué
no harán detrás de las miradas de la población!”.
Mientras la brutalidad de la policía
asalta las calles cubanas, los medios de comunicación dedican
horas de programas especiales y papel periódico a divulgar
las supuestas torturas y abusos que cometen las fuerzas militares
de otros países.
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