Crónica           IMPRIMIR
17 de dciiembre de 2007

Sin ojos ni oídos

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Los fuertes operativos realizados por la policía política en amplios sectores de la capital el pasado día 10 de diciembre, especialmente en el parque Villalón del Vedado desde el domingo 9, además de las detenciones de grupos de patriotas por varias horas, durante esos días da una señal de inquietud en la selecta fuerza represiva del gobierno y su incapacidad de interrumpir las cada vez más amplias maniobras de las fuerzas republicanas.

Los amplios operativos de la represiva, comenzados al menos, la primera semana de diciembre, con detenciones y el incidente donde tropas de asalto del Ministerio del Interior y paramilitares, irrumpieron en la iglesia de Santa Teresita en Santiago de Cuba; más el arresto de patriotas en La Habana y otras provincias, marca un diseño incompleto y violento, con el fin de tapar las brechas que la miseria y la desidia crean en la gobernabilidad.

Cincuenta y cinco meses después de la ola represiva de marzo de 2003, el destape de la última hornada de chivatos delatores, como David Orrio y Odilia Collazo y un Fidel Castro incapaz de aparecer en público, marcan una impronta social que el gobierno comunista y la policía política no pueden obviar. Ambos quedaron sin ojos ni oídos dentro de las fuerzas democráticas, ni cooperantes en la sociedad.

Fácilmente penetrables por la honestidad y transparencia de su trabajo, los grupos prodemocráticos fueron objeto durante mucho tiempo de la colocación de agentes e informantes de la dictadura, más con la intención de desmoralizarlos y chantajearlos que con el fin de conocer sus claras y hasta ingenuas intenciones.

Hoy la situación puede ser diferente debido al surgimiento de muchos y pequeños grupos, en la amplia geografía del país, con proyectos regionales y comunitarios, con preocupaciones que van desde los derechos civiles, hasta los profesionales. Todos por supuesto, no pueden ser infiltrados.

Por otra parte, las Damas de Blanco narran cómo el pasado domingo nueve de diciembre, al regresar de la misa en la iglesia de Santa Rita y su visita al edifico de la Asamblea Nacional, en el municipio Playa, fueron provocadas constantemente por cuatro solitarias policías de civil, incapaces de lograr encontrar seguidores entre el publico presente.

Sobre el incidente de la Iglesia Santa Teresita, refieren testigos de los hechos que la policía roció gas lacrimógeno entre la población presente, para dispersarla, ante el indicio de solidaridad con los patriotas. Más tarde se supo de la visita y excusas ante las autoridades católicas en Santiago de Caridad Diego, miembro del Comité Central y jefa de sus asuntos religiosos.

Para los analistas, el diseño de la policía política se basa en la contención, no en la represión, al liberar, sin cargos y en pocas horas o días, a los líderes prodemocráticos arrestados tras incidentes públicos o callejeros. Más que un aumento de la represión, en este mes de diciembre, observadores ven un incremento del activismo de las fuerzas democráticas y liberales, en ascenso desde el mes de septiembre y difícil de contener de la manera como se hace hasta ahora.

¿Por cuanto tiempo podrán mantener ese diseño, sin tener ni ojos ni oídos?

A diferencia de otros momentos, donde la solución del gobierno a la efervescencia política fue destapar supuestas conspiraciones o provocar éxodos de miles de personas, es trascendental ahora liberar a todos los presos políticos, para disminuir el tono de las protestas, mientras se introducen nuevamente reformas económicas que permitan el desarrollo de la iniciativa personal y el crecimiento de la riqueza social.

 

 
 
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