Sin
ojos ni oídos
Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Los
fuertes operativos realizados por la policía política
en amplios sectores de la capital el pasado día 10 de diciembre,
especialmente en el parque Villalón del Vedado desde el domingo
9, además de las detenciones de grupos de patriotas por varias
horas, durante esos días da una señal de inquietud
en la selecta fuerza represiva del gobierno y su incapacidad de
interrumpir las cada vez más amplias maniobras de las fuerzas
republicanas.
Los amplios operativos de la represiva, comenzados
al menos, la primera semana de diciembre, con detenciones y el incidente
donde tropas de asalto del Ministerio del Interior y paramilitares,
irrumpieron en la iglesia de Santa Teresita en Santiago de Cuba;
más el arresto de patriotas en La Habana y otras provincias,
marca un diseño incompleto y violento, con el fin de tapar
las brechas que la miseria y la desidia crean en la gobernabilidad.
Cincuenta y cinco meses después de la ola
represiva de marzo de 2003, el destape de la última hornada
de chivatos delatores, como David Orrio y Odilia Collazo y un Fidel
Castro incapaz de aparecer en público, marcan una impronta
social que el gobierno comunista y la policía política
no pueden obviar. Ambos quedaron sin ojos ni oídos dentro
de las fuerzas democráticas, ni cooperantes en la sociedad.
Fácilmente penetrables por la honestidad y
transparencia de su trabajo, los grupos prodemocráticos fueron
objeto durante mucho tiempo de la colocación de agentes e
informantes de la dictadura, más con la intención
de desmoralizarlos y chantajearlos que con el fin de conocer sus
claras y hasta ingenuas intenciones.
Hoy la situación puede ser diferente debido
al surgimiento de muchos y pequeños grupos, en la amplia
geografía del país, con proyectos regionales y comunitarios,
con preocupaciones que van desde los derechos civiles, hasta los
profesionales. Todos por supuesto, no pueden ser infiltrados.
Por otra parte, las Damas de Blanco narran cómo
el pasado domingo nueve de diciembre, al regresar de la misa en
la iglesia de Santa Rita y su visita al edifico de la Asamblea Nacional,
en el municipio Playa, fueron provocadas constantemente por cuatro
solitarias policías de civil, incapaces de lograr encontrar
seguidores entre el publico presente.
Sobre el incidente de la Iglesia Santa Teresita,
refieren testigos de los hechos que la policía roció
gas lacrimógeno entre la población presente, para
dispersarla, ante el indicio de solidaridad con los patriotas. Más
tarde se supo de la visita y excusas ante las autoridades católicas
en Santiago de Caridad Diego, miembro del Comité Central
y jefa de sus asuntos religiosos.
Para los analistas, el diseño de la policía
política se basa en la contención, no en la represión,
al liberar, sin cargos y en pocas horas o días, a los líderes
prodemocráticos arrestados tras incidentes públicos
o callejeros. Más que un aumento de la represión,
en este mes de diciembre, observadores ven un incremento del activismo
de las fuerzas democráticas y liberales, en ascenso desde
el mes de septiembre y difícil de contener de la manera como
se hace hasta ahora.
¿Por cuanto tiempo podrán mantener
ese diseño, sin tener ni ojos ni oídos?
A diferencia de otros momentos, donde la solución
del gobierno a la efervescencia política fue destapar supuestas
conspiraciones o provocar éxodos de miles de personas, es
trascendental ahora liberar a todos los presos políticos,
para disminuir el tono de las protestas, mientras se introducen
nuevamente reformas económicas que permitan el desarrollo
de la iniciativa personal y el crecimiento de la riqueza social.
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