Los
cubanos viven en un sistema de apartheid
Entrevista con el doctor Darsi Ferrer,
director del Centro de Salud y Derechos Humanos Juan Bruno Zayas.
Luis Felipe Rojas, Holguín
Cuba Encuentro.com
Darsi Ferrer es un joven médico que nació
viendo cómo requisaban su casa y cómo el gobierno
odiaba a su padre, un opositor de los primeros tiempos. Pese a esta
situación, se graduó de médico y más
tarde fundó el Centro de Salud y Derechos Humanos Juan Bruno
Zayas.
En esta entrevista con ENCUENTRO EN LA RED, Ferrer
revela las razones que lo llevaron a crear esta entidad, en qué
consiste su actividad y qué opina acerca del apartheid de
los ciudadanos en la Isla. Quiere que Cuba cambie, por eso marcha
cada 10 de diciembre, Día Internacional de Derechos Humanos.
Este año lo hará de nuevo, con una marcha pacífica
y en silencio el próximo lunes. Pretende "que el mundo
y Cuba no sigan virando la cara y vean la parte sufrida" de
la gente.
Usted ha sido un fuerte y consecuente crítico
del sistema de salud cubano. ¿A qué se debe la depauperación
en la prevención y asistencia?
Hay un abandono total de ambas cosas. El sistema
de salud no está siquiera enfocado en la prevención,
porque los tópicos más importantes para prevenir son,
por ejemplo, un abastecimiento regular, tratamiento adecuado del
agua potable, mantener limpio el país a través de
la recogida de desechos sólidos y líquidos, alcantarillados
adecuados, etcétera. En Cuba todo eso está en un gran
abandono, genera una cantidad enorme de enfermedades, o sea, de
rareza visible y alta frecuencia. Se generan muchas epidemias, como
el dengue, que ya se ha hecho endémico, la leptospirosis,
producida muchas veces por la mala calidad del agua (se puede ver
a los extranjeros con sus botellas de agua purificada, porque no
se atreven a tomar la que les toca a los cubanos).
El sistema de salud está prácticamente
en el colapso, ni siquiera se puede decir que esté enfocado
en la acción preventiva. Es un gran mito, como los logros
de la salud alcanzados por el gobierno. Asimismo sucede con la asistencia
curativa: la mayoría de los hospitales están destruidos,
no hay medicamentos ni equipos para tratar a los cubanos, escasean
los profesionales y, aunque rondan cerca de 75.000 los médicos,
las impuestas misiones médicas humanitarias han enviado a
cerca de 30.000 a Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países.
Mientras el pueblo ve aumentar cada día más sus limitaciones.
No sólo exportan médicos para que impongan
su ideología marxista, sino hospitales de campaña,
y los desvían para asegurar los votos de dictadores como
el señor Chávez. Esos hospitales tienen equipos modernísimos
que no tienen los cubanos, que viven hoy sin el derecho más
preciado de un humano: la salud. El cáncer de mama, por ejemplo,
que trae tan terribles y nefastas consecuencias, no sólo
para el enfermo sino para la familia, ¿desde cuándo
no se hace una mamografía masiva? Se ha desarticulado el
sistema de atención primaria, entre otras cosas, porque la
mayoría de los consultorios han sido cerrados. ¿De
qué asistencia curativa hablamos?
¿Considera esta situación una intención
marcada o se trata de una avalancha imparable?
Sí, es la misma del sistema de educación
y la vida en general. Es un sistema que llegó a su fin. Ahí
está el ejemplo de Europa del Este: millones de personas
se quitaron aquello sin un solo disparo, por centrarse en intereses
políticos que nada tenían que ver con lo que la gente
quería. Esto responde a la enfermedad de poder de una persona
que ha llegado a su fin, incapacitado físico y mentalmente.
Hemos heredado un sistema incapacitado, por inoperante. El gran
problema es que ningún médico se siente satisfecho
con su trabajo. Qué interés puede tener un médico
en mejorar el sistema, si lleva años de hambre y miseria,
sin carro, con la casa cayéndosele, sin ropa para sus hijos.
Llega el momento en que se desmotiva. Así
está la mayoría de los trabajadores de la salud. Es
además un sistema altamente burocrático, todo viene
ordenado "desde arriba", el nivel central, planificado
sin tener en cuenta la situación concreta de cada lugar.
No funcionará jamás ese tipo de modelo, como tampoco
la economía.
Por la propaganda gubernamental, parece que en 1959
se instauró el sistema de atención primaria…
El sistema de salud cubano era muy bueno antes de
esa fecha. Con profesionales excelentes, y era bastante asequible
para la mayoría de la población. Tenía sus
dificultades, como la poca cantidad de médicos, concentrados
principalmente en las urbes, y pocas instalaciones sanitarias. Pero
existía ya un sistema de atención primaria. Los médicos
eran ranqueados internacionalmente, conocidos por sus aportes, como
el doctor Finlay y otros. Ese sistema se empezó a desmoronar
a partir de 1959 hasta ahora, que está en terribles condiciones.
Hay personas que prefieren tomar una infusión de hierbas,
antes de ir al consultorio, cerrado porque no hay médicos.
Si los hay, no tienen modelos para las recetas, y si la consiguen,
no encuentran el medicamento en la farmacia.
Igual cuando va a la clínica y está
roto el aparato de rayos X, o el electro, por no hablar de una resonancia
magnética, tomografía axial, privilegios exclusivos
de extranjeros y miembros de la cúpula del poder. Hay un
apartheid turístico, además del resto de las esferas
que privilegian a una minoría y margina a la mayoría.
Es reconocida la labor del Centro de Salud y Derechos
Humanos Juan Bruno Zayas. ¿Cuáles son sus objetivos?
Tiene una misión bien concreta: contribuir
a que se cumplan las regulaciones tanto nacionales como internacionales
que garantizan a los cubanos el derecho a la salud. Aquí
se proyecta el trabajo a través de varias iniciativas. Una
es la salud en la comunidad, donde los profesionales que son miembros
del Centro ofrecen servicios gratuitos a los vecinos y enfermos,
con los recursos que nos envían personas sensibilizadas con
las necesidades del pueblo. También tratamos de dar apoyo
a quienes no encuentran solución a sus dificultades.
Otra iniciativa es la de "No a la exclusión",
que consiste en ofrecer servicios médicos en las villas miseria,
los lamentables albergues estatales donde las condiciones son infrahumanas,
llamados "llega y pon". Damos charlas preventivas sobre
educación y llevamos alguna ropa, alimentos, medicamentes,
libros para niños. Por lo general, ha sido bueno el intercambio.
Somos los intermediarios para solucionar algunos males de estos
marginados. Trabajamos también con enfermos de sida, denunciando
las irregularidades que sufren, intentando ayudarlos con medicinas,
solidaridad…
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