Lonjas de aire y humillación
al horno
Jorge Olivera Castillo, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Buenas
tardes. Por favor, ¿usted vive en el extranjero?
-No.
-¿Está casado con alguna ciudadana extranjera?
-No.
El tono amable de las indagaciones chocó con
la aprehensión del receptor. Presumía los motivos.
Sin embargo, tuvo ciertas esperanzas de un arreglo apenas el problema
avanzaba. Era el invitado de una pareja de ciudadanos españoles
de visita en Cuba por primera vez.
Minutos antes reinaba en sus sentidos el éxtasis.
Sería uno de los comensales en uno de los restaurantes del
polo turístico de Tarará, al este de Ciudad de la
Habana.
Confort, un ambiente de olores exquisitos donde el
vaho de la sazón colisionaba con el perfume ambiental, depositando
en los clientes la confianza en una cena placentera, dibujada en
la pulcritud del uniforme de los empleados. Había una armonía
casi perfecta, de acuerdo al testimonio del afectado. Sin embargo,
el par de interrogantes eran como el aviso de un atentado dinamitero.
Sobresalto, confusión, pena ante el matrimonio
que sufragaría la cena. Tales síntomas se agolpaban
en la mente de Álvaro Yero Felipe, un joven periodista independiente
a segundos de convertirse en otro ejemplo de segregación
por ser un cubano residente en su propio país.
-Lo sentimos, pero el servicio es sólo para
extranjeros y nacionales que residen en el exterior o estén
casados con ciudadanos de otros países.
La sentencia, aunque sin aportar novedad alguna para
el ofendido, sí aceleró el tránsito de la perplejidad
a la protesta de la pareja ibérica, según acotaciones
de Yero Felipe.
¿Se puede seguir afirmando, sin hacerle honor
al mayor de los ridículos, que la identidad de los cubanos
con los valores patrios, con los conceptos de soberanía e
independencia y con el perfil ideológico y cultural impuesto
por el Partido Comunista es auténtica y unánime?
Es insultante defender tales políticas de
exclusión bajo el argumento de una pretendida salvaguarda
de preceptos igualitarios y de métodos preventivos contra
vicios y otros males achacados a los oasis capitalistas que mantienen
a flote un socialismo que llega a sus 49 años con los mástiles
quebrados, un ripio como bandera y la brújula apuntando al
Edén, un sitio que se extravió entre olas de voluntarismos
y icebergs ideológicos.
Lejos de implantar una ordenanza eficiente y popular,
la medida que rebaja al cubano a una categoría impropia para
ciudadanos que la propaganda describe como enteramente libres y
dueños indiscutibles del país, esclarece el pensamiento
retrógrado y avasallador de la nomenclatura.
La corte y sus amanuenses sí cuentan con vía
libre para acceder a ese primer mundo. Interactúan con el
capital como amigos de vieja data. Hay empatía.
No hay dudas. Observan el desastre encaramado en
las cumbres del absolutismo, sin importarles que Cuba sea hoy un
país dominado por mafias, legiones de corruptos y la filosofía
del sálvese el que pueda donde la clase dominante impone
sus fobias y los cotos de ese país donde la suntuosidad no
deja ver ni las sombras del marxismo-leninismo.
Varadero, Cayo Largo, son innumerables los lugares vedados a los
nacionales, aunque cuenten con la capacidad de pagar en divisas.
Haberse quedado en Cuba les reporta una marca para ser proclives
a la discriminación. ¡Que bochorno!
-¿Crees que haya sido una maniobra represiva
de la policía política, o simplemente hayas sido víctima
de las disposiciones de exclusión que abundan en el sector
turístico?, le pregunté a Yero Felipe.
-Quién fue no es lo importante. El asunto
es que existe un apartheid de facto que contradice el discurso nacionalista
del régimen. Están hundiéndose sobre sus propias
contradicciones, indicó el comunicador.
Personalmente concuerdo con mi interlocutor.
Más allá de coincidencias conceptuales ambos somos
parte de ese sector en que la pobreza llega en ocasiones a colisionar
con la indigencia. El destino nos colocó del lado del socialismo
real. La zona del capitalismo de estado está cerca, pero
preservada por decretos alucinantes y precios que aterrorizan. Hay
un país con dos sistemas. Cuba ha cambiado, para peor.
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