Pero
se mueve
Luis Cino
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org)
- Cuba está cambiando. Es como un mantra. Con mayor o menor
convicción, son muchos en el mundo los que lo repiten. A
pesar de algunas señales ominosas que indican justo lo opuesto,
va siendo de mal gusto y políticamente incorrecto opinar
lo contrario. Peor aún si se opina desde Cuba.
“Hoy, Cuba está en transición”, afirmó
terminante el destacado escritor mexicano Carlos Fuentes en el artículo
“Bush y Cuba” que apareció el 22 de noviembre
en el periódico español El País.
“Raúl Castro, con toda la cautela que el caso requiere
ha enviado mensajes de apertura, a los cuales la sociedad cubana
ha dado respuestas esperanzadoras”, observa Fuentes. Según
él, la sociedad y el Estado en Cuba se mueven hacia “un
sistema más abierto, más democrático”.
¡Que su boca sea santa! ¡Que más quisiéramos
los cubanos!
Interesante comentario de Carlos Fuentes. Sólo que contiene
un error: la peor prisión de Cuba no está en la base
naval de Guantánamo. Hay otras 200 que compiten por el galardón.
Por su parte, Paolo Spadoni, profesor de Ciencias Políticas
en Rollins College, Florida, parece saber exactamente qué
debe hacer el gobierno norteamericano para favorecer los cambios
en Cuba y por quien apostar para que sus futuros líderes
agradezcan su ayuda.
En su artículo “How not to bring liberty to Cuba”
(The Christian Science Monitor, noviembre 20), Spadoni critica al
presidente Bush por ignorar “la nueva dinámica interna
que está en juego en Cuba” y por dedicar “excesiva
atención a un puñado de desorganizados disidentes
de línea dura”.
Spadoni es bien pragmático: propone olvidar a los opositores
cubanos encarcelados (que, como el doctor Biscet, a pesar de ser
“de línea dura”, no cometieron acto violento
alguno) para favorecer a los que dentro del sistema socialista desean
cambios económicos.
Spadoni cree que sectores reformistas dentro del sistema, estimulados
por el debate raulista sobre las reformas económicas, serán
los que moverán a Cuba hacia “la adopción de
prácticas democráticas”.
Deng Xiao Ping no ha aparecido. No tengo el gusto de conocer a tales
“reformistas”. Spadoni sabrá quienes son.
Oswaldo Payá ha creado los Comités Ciudadanos de Reconciliación
y Diálogo. Me pareció positivo el debate sobre las
reformas económicas. Me parece aún mejor la iniciativa
de Payá. Propone discutir sin limitaciones el tipo de reformas
que precisa Cuba. Al menos, para empezar. Espero que el profesor
Spadoni no catalogue a Payá como un “disidente de línea
dura”.
Los corresponsales extranjeros en La Habana olfatean cambios en
el aire. Un debate televisivo con Alfredo Guevara (por Tele Rebelde,
a la hora de la telenovela) sobre el Decenio Gris. El estreno teatral
de “Los Siete contra Tebas”, de Antón Arrufat,
con 31 años de retraso.
El escritor Reinaldo González, director de la revista La
Siempreviva, dice que en ella no hay autores ni temas prohibidos.
Ahora que el periódico Juventud Rebelde amenaza dejar sin
temas a los periodistas independientes, un par de colegas estamos
al tomarle la palabra a González y enviar trabajos a La Siempreviva.
Me decía un amigo que se están abriendo espacios para
el debate cultural y que nota a la gente en La Habana muy animada
para las festividades de fin de año. No sé si creerle.
Mi amigo anda enamorado por estos días. El amor altera las
percepciones.
De cualquier modo, para no ser menos, voy a repetir el mantra: Cuba
está cambiando. Tal vez se cumpla como deseo auto ejecutorio.
Puede que sea verdad. En este año han pasado muchas cosas.
En Cienfuegos, vendieron carne de res por la libreta. Desde el verano,
Cubavisión empezó a trasmitir 24 horas. La pantalla
televisiva se llenó de seriales americanos. Los muchachos
se rasuran el torso y “los aseres” más duros
se saludan en la calle con sonoros besos en la mejilla. ¿Alguien
duda que Cuba esté cambiando?
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