6 de dciiembre de 2007
 
 
Crónica            
 

Arroz y frijoles

Roberto Santana Rodríguez


LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - El arroz con frijoles es uno de los platos que le han ido quedando disponibles al cubano de a pie, sin olvidar al arroz con huevo, cuando hay.

¿Qué cubano no ha escuchado decir a una mujer, ama de casa?:

-Arroz, frijoles, picadillo de soja, vianda frita o salcochada, ensalada, si aparece, me puedo dar con un canto en el pecho, resolví la comida del día.

El arroz preparado en diversas formas deleita el paladar más exigente, blanco, moros y cristianos o amarillos; surtido, salteados, fritos, sin dejar de mencionar a un pariente cubano, el arroz con suerte.

¿Cómo consigue el cubano el arroz nuestro de cada día? Inventando, porque las cinco o seis libras que venden por la libreta de abastecimientos no alcanzan.

Hay que recurrir entonces al mercado liberado donde se vende el arroz a 4 pesos la libra, que ahora parece un precio módico si recordamos el “periodo especial”, cuando una libra de arroz se pagaba a 20, 35, y hasta 50 pesos.

El arroz precocido ha desaparecido de los comercios, sabroso y necesario a la hora de preparar las recetas combinadas.

También se vende arroz en los mercados agropecuarios, el llamado “arroz de la tierra”, que debe prepararse con menos agua y más grasa.

Por supuesto, con mucho dinero se puede adquirir arroz cocinado en disímiles y sabrosas formas en paladares, hoteles, restaurantes, pero, ¿con qué se sienta la cucaracha si no se es pincho, maceta o extranjero?

Los frijoles negros, colorados, blancos, garbanzos y chíncharos constituyen platos deliciosos si se preparan con lo que llevan, desde los condimentos hasta la fibra, difíciles de conseguir. De ahí que en la inmensa mayoría de los casos los cubanos tienen que conformarse con preparar algo así como “seudofrijoles”, a base de sal y azúcar al gusto y alguna “hierbita”.

Tal vez un día de fiesta se puedan reunir algunos ingredientes en el intento de cocinar unos frijoles como Dios manda. Porque, ¿dónde están los ingredientes necesarios? Pues en la shopping, en el mercado agropecuario, a precios interplanetarios, en las cocinas de los hoteles y en otras que no se mencionan. Menos en las de la mayoría de los cubanos.

En la bodega los ciudadanos reciben algunas onzas de frijoles por persona. En la mayoría de los casos son verdaderos “balines”, difíciles de ablandar hasta en una olla de las que vendieron como parte de la revolución energética.

Además, chíncharos, colorados, negros, vienen a veces con insectos.

Al cubano no le queda otra opción que acudir al mercado agropecuario listo para ser desangrado, pues allí se venden caros los fríjoles, en bolsitas de nylon o a granel. Los vendedores aseguran a sus clientes que esos granos se ablandan de sólo oler el agua caliente, cuando en realidad a veces ni usando mandarrias.

Alto más barato se pueden comprar frijoles cuando hay en el mercado del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), y en los llamados mercados de “precios topados”. Pero la diferencia no es significativa.

Este fin de año los cubanos tendrán la jugada chiquita a la hora de llevar el alimento a sus mesas el día de Nochebuena, y el 31 de diciembre.

¡Ojalá no sea solamente arroz y frijoles!

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