5 de dciiembre de 2007
 
 
Crónica            
 

El no de Venezuela

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - No me extrañó el NO de Venezuela a la reforma constitucional. No me sorprendió. Pienso que tampoco a Hugo Chávez, quien al parecer, ya tenía ensayado el cínico discurso de su derrota y el tono de su voz doliente. Y digo que no me sorprendió, porque tampoco me sorprendería que un Referendo en Cuba por el Sí o el No al Socialismo, el régimen castrista quedara con un por ciento exiguo. Los que vivimos en la Isla, sabemos cómo hasta muchos de la nomenclatura sueñan con librarse de la pesadilla en que vivimos.

El gran semillero de asesores políticos que flotan dentro de la población venezolana sabe del descontento de una gran parte de esa población. Hasta la colega cubana Rosa Miriam Elizalde lo dejó caer en las páginas de Juventud Rebelde cuando se refirió al tema, aceptando que en las encuestas realizadas en ese país todos tuvieron una opinión al respecto y la expresaron abiertamente.

El único que se equivocó y se engañó fue el señor Germán Campos, director de Consultores y con más de 20 años de experiencia en análisis de opinión de campañas electorales en Venezuela. Es probable, dijo, que Chávez obtenga un 70 por ciento de respaldo popular.

Pero, me pregunto, ¿qué habrá pensado Fidel Castro sobre esta historia? El, que jamás ha querido hacer un Referendo, mucho menos ahora, ¿habrá sentido algún optimismo respecto al de Venezuela, en busca de la consagración del socialismo y la perpetuidad de poder de su aventajado alumno? No lo creo. Su reflexión del 29 de noviembre demuestra a todas luces que no esperaba lo mejor del Referendo venezolano, sobre todo cuando dice que “Las semanas y meses posteriores a esa fecha pueden llegar a ser sumamente duros para muchos pueblos, entre ellos el de Cuba”.

Los estudiantes universitarios venezolanos no salieron a las calles repartiendo volantes y protestando por la falta de libertades impulsado por mentiras, ni fue un show que la oposición reclamara sus derechos. Tampoco la violencia desatada fue consecuencia del Imperio, sino del totalitarismo que se avecina con el chavizmo.

Venezuela, afortunadamente, todavía no ha dejado de ser democrática. No ha caído en la abulia, en el sueño del Feo Durmiente como ha ocurrido al pueblo cubano, atado de pies y manos por el patrón Estado y su jefe máximo, aún con vida.

Disparates como ese que se dijo sobre los que se abstuvieron, como si se trataran de adeptos a Chávez, no extrañan a nadie. Los comunistas, además de ansias de poder, también padecen de parapatismo, una enfermedad psíquica poco conocida que aleja de la mente el sentido de la realidad, para imaginarse cosas.

Los que se abstuvieron, también votaron por el NO.

Difícilmente Hugo Chávez hará pasar al pueblo venezolano por el calvario que pasamos los cubanos.



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