Traficantes traen cubanos en yates robados
JUAN CASTRO OLIVERA / AFP/ MIAMI
TIM CHAPMAN / The Miami Herald
EN EL 2007 el pico más alto del aumento de
robos se produjo en los cayos del sur de la Florida. Los innmigrantes
ya no vienen como balseros sino en yates bien provistos.
Lanzados desde lanchas rápidas o escondidos
en yates de lujo, inmigrantes desesperados ya no vienen como balseros
a las playas estadounidenses sino traídos por redes de traficantes
que han desatado una ola de robos de embarcaciones en Miami y otras
ciudades de la península de Florida.
Convertida en objetivo para miles de inmigrantes
que cruzan desde el Caribe, y con una interminable costa sobre el
Atlántico y el Golfo de México, la península
de Florida concentra el mayor número de robos de lanchas
y yates en Estados Unidos.
La mayor parte de ellas se destinan al tráfico
de inmigrantes, dijeron varias fuentes de agencias gubernamentales
que trabajan en el asunto.
Este año en el estado sureño, a 150
kilómetros de las costas de Cuba, fueron robadas más
de 1,200 embarcaciones, una cantidad que refleja un aumento del
30 por ciento con relación al mismo período del año
pasado, según la Comisión de conservación de
pesca y vida silvestre de Florida (FWC, en inglés).
El condado Miami-Dade tiene el récord de estos
robos, con más de 300 embarcaciones hasta octubre del 2007,
según la entidad.
''Traen a la gente en barcos robados, y en muchos
casos en lanchas rápidas. Aunque se sigue llamando balseros
a los que llegan de Cuba, ya nadie llega en aquellas balsas rústicas'',
declaró Luis Díaz, portavoz de la Guardia Costera
en Miami.
Una vez que alcanzan territorio estadounidense los
cubanos adquieren derecho a residencia por la ley conocida como
''pies secos, pies mojados'', que no rige si son atrapados en las
aguas, antes de llegar. Así les ocurrió a muchos ''balseros'',
que son identificados fácilmente por la Guardia Costera en
su travesía y repatriados. Por ello, los intentos de cruzar
desde Cuba quedan cada vez más en manos de traficantes, que
no usan embarcaciones propias sino robadas.
Los ladrones de yates han advertido que las medidas
que adopta la población para cuidar sus barcos son mínimas.
Muchas embarcaciones comenzaron a desaparecen de los frentes de
las casas, donde mucha gente las dejan sobre trailers junto a sus
autos, pero también directamente del agua, robadas de las
marinas o de exclusivos apostaderos de las mansiones.
Los más buscados son los yates medianos o
pequeños, no más de 12 metros de largo, que son más
fáciles de maniobrar, especialmente las lanchas rápidas.
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