2 de diciembre de 2007
 
 
             
 

Traficantes traen cubanos en yates robados

JUAN CASTRO OLIVERA / AFP/ MIAMI


TIM CHAPMAN / The Miami Herald

EN EL 2007 el pico más alto del aumento de robos se produjo en los cayos del sur de la Florida. Los innmigrantes ya no vienen como balseros sino en yates bien provistos.

Lanzados desde lanchas rápidas o escondidos en yates de lujo, inmigrantes desesperados ya no vienen como balseros a las playas estadounidenses sino traídos por redes de traficantes que han desatado una ola de robos de embarcaciones en Miami y otras ciudades de la península de Florida.

Convertida en objetivo para miles de inmigrantes que cruzan desde el Caribe, y con una interminable costa sobre el Atlántico y el Golfo de México, la península de Florida concentra el mayor número de robos de lanchas y yates en Estados Unidos.

La mayor parte de ellas se destinan al tráfico de inmigrantes, dijeron varias fuentes de agencias gubernamentales que trabajan en el asunto.

Este año en el estado sureño, a 150 kilómetros de las costas de Cuba, fueron robadas más de 1,200 embarcaciones, una cantidad que refleja un aumento del 30 por ciento con relación al mismo período del año pasado, según la Comisión de conservación de pesca y vida silvestre de Florida (FWC, en inglés).

El condado Miami-Dade tiene el récord de estos robos, con más de 300 embarcaciones hasta octubre del 2007, según la entidad.

''Traen a la gente en barcos robados, y en muchos casos en lanchas rápidas. Aunque se sigue llamando balseros a los que llegan de Cuba, ya nadie llega en aquellas balsas rústicas'', declaró Luis Díaz, portavoz de la Guardia Costera en Miami.

Una vez que alcanzan territorio estadounidense los cubanos adquieren derecho a residencia por la ley conocida como ''pies secos, pies mojados'', que no rige si son atrapados en las aguas, antes de llegar. Así les ocurrió a muchos ''balseros'', que son identificados fácilmente por la Guardia Costera en su travesía y repatriados. Por ello, los intentos de cruzar desde Cuba quedan cada vez más en manos de traficantes, que no usan embarcaciones propias sino robadas.

Los ladrones de yates han advertido que las medidas que adopta la población para cuidar sus barcos son mínimas. Muchas embarcaciones comenzaron a desaparecen de los frentes de las casas, donde mucha gente las dejan sobre trailers junto a sus autos, pero también directamente del agua, robadas de las marinas o de exclusivos apostaderos de las mansiones.

Los más buscados son los yates medianos o pequeños, no más de 12 metros de largo, que son más fáciles de maniobrar, especialmente las lanchas rápidas.

 

 
 
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