DESDE
LA CARCEL
Carta de Héctor Maseda
Carta desde la prisión del periodista independiente
y prisionero de conciencia Héctor Maseda, condenado
a 20 años durante la ola represiva del 2003, a
su esposa, Laura Pollán.
Colón, Matanzas, 7 de Julio 2006
Prisión Provincial de Agüica
Mi bella Afrodita: Con infinito cariño
te saludo.
Hacía varios días que no te hacía
unas letras porque me encuentro enfrascado en
pasar en limpio el capítulo II Bolívar
en Europa.
¡Qué maravilla! El 17 de junio se
cumplió el 12 aniversario de la revista
Vitral, Así es que fueron invitadas y no
podían faltar: Las Damas de Blanco forman
parte de la génesis, celebración
indirecta, reconocimiento por los resultados de
nuestro trabajo, demostración pública
-con tacto y sabiduría- de la Iglesia Católica
en Cuba y las organizaciones sociales apolíticas
de la sociedad emergente cubana.
Me imagino cuál debió ser la tristeza
que rodeó a los anfitriones cuando conocieron
por fuentes fidedignas que estaba bloqueado el
transporte para recogerlas en la capital, por
los intolerantes y además el compromiso
que Uds. tenían al siguiente en Santa Rita.
Pero es que a nuestros hermanos religiosos se
les pasó que Las Damas de Blanco son o
pertenecen a la estirpe de Mariana Grajales, que
nada ni nadie puede bloquear lo que se proponen
realizar. De ahí las improvisaciones saltando
dificultades. Gran sorpresa sería para
los organizadores verlas a Uds. en medio de la
ciudad de Pinar del Río.
Una vez más las felicito por lo corajudas
que son. Me inclino ante Uds. como ante el devocionario,
para rendirles tributo de cariño, admiración
y respeto.
Hazle llegar mi sincera felicitación a
mi hermano Dagoberto y el colectivo de Vitral.
Pasemos al plato fuerte. Encuentro con uno de
los dos fiscales para darme las conclusiones de
mi denuncia y acusación sobre un hecho
violatorio a mis derechos como recluso, obstaculización
a los servicios médicos y práctica
de métodos crueles, inhumanos y degradantes
contra mi persona, y otros once reclusos.
Quien vino fue el fiscal militar de Matanzas,
Mayor Raúl Rodríguez Tarifa, el
30 de junio en horas de la tarde. Me leyó
el resumen de sus investigaciones y las conclusiones
a las que había arribado. Sus planteamientos
fueron:
1- No hubo tratos crueles inhumanos y degradantes
(tortura física y mental) al encuerarnos
a 12 personas en un estrecho pasillo donde sólo
cabían la mitad o menos, oscuro sin ventilación,
con fetidez y sin acceso a un baño por
varias horas.
2- Fue necesario encerrarnos allí porque
la guarnición tuvo ese día, desde
temprano, visita a reclusos.
3- Cuando un recluso sale del penal está
establecido sea requisado y esposado.
4- Hubo declaraciones contradictorias entre los
testigos en el sentido de si tuvimos acceso al
baño (implica que dejaron la puerta del
calabozo del vivac abierta).
5- No procede la acusación ni la denuncia,
pues todo se redujo a una queja.
6- No cabe la acusación de tortura al
capitán Emilio Cruz y Subteniente Tolón,
pues no se demostró existieran.
7- El subteniente Tolón tenía que
entrevistarse con los reos que solicitaron servicios
médicos para conocer si en realidad requerían
de ellos o no. El decidía, no el médico.
Mis repuestas:
1) Sí hubo tratos crueles inhumanos y
degradantes al tenernos por gusto durante horas,
encerrados en un hueco donde no cabíamos,
con pésimas condiciones sin atendernos
y bajo amenazas, cuando protestamos por el mal
trato, con medidas represivas más violentas.
2) Si la guarnición y el jefe de Orden
Interior sabían desde por la mañana
que no podrían llevarnos al puesto médico,
¿por qué nos sacaron de los destacamentos
por la tarde? Fue una medida represiva consciente
de Tolón y Emilio.
3) Nosotros, en ningún momento salimos
del penal sino que nos movimos de los destacamentos
al vivac (por gusto) y de ahí al edificio
de servicios médicos, dentro del penal.
Luego no era necesario esposarnos y menos desnudarnos
unos delante de otros. Penal son todas las instalaciones
que se encuentran dentro del doble cordón,
cercas, garitas o torres de vigilancia, puertas
de acceso y postas.
4) Un solo recluso de los doce dijo que la puerta
de hierro del calabozo estaba abierta. Mintió
y por ello le concedieron mejorías (pasó
de II fase severa a media, cambio de destacamento,
visitas y pabellones con mayor frecuencia). Los
demás, todos dijimos la verdad: la puerta
del calabozo (reja) estuvo cerrada durante las
tres horas que nos tuvieron cerrados allí.
5) Considerarlo una queja y no una denuncia-acusación
es un eufemismo de los investigadores al calificar
los hechos como irregularidades en el servicio
del Orden Interior. Allí había hombres
afectados, con dolencias y en lugar de atención
médica se nos castigó para que pensáramos
diez veces en el futuro la solicitud de servicios
médicos.
6) Como se calificaron los hechos de irregularidades
en el servicio no cabe la acusación de
torturas físicas y psicológicas.
Se taparon unos a otros y aquí no pasó
nada.
7) La entrevista de Tolón (Jefe Orden
Interior) era innecesaria: él no es médico
y no puede valorar si se requería o no.
Al menos tres reclusos de los doce, era evidente,
lo requeríamos, uno con los pies llagados
que no podía caminar, otro (Fidel Garín,
que hace año y medio día tras día
lo llevan a curar al puesto médico, y yo,
que desde diciembre de 2005 me llevan semanalmente
a tomarme la presión arterial, peso corporal
y ver si tengo una nueva dolencia.
Yo le pregunté al fiscal si él
pensaba que yo mentía. Me respondió
que no. Le dije que había comprobado era
inútil hacer una denuncia por violación,
torturas, pues todo (Orden Interior, Cárceles
y Prisiones, Fiscalía Militar, MINIT) es
un sistema que se defiende y protege mutuamente.
No acepté las conclusiones que me trajo
en ninguna de sus afirmaciones, ni la categoría
rebajada a queja de mi denuncia y acusación,
y le dije, además, que nunca más
utilizaría los canales oficiales para futuros
casos como el que nos ocupaba. Era inútil,
por gusto. Hasta aquí los hechos.
Le hice una carta a Sergio y Oscar Mario. Saludos
fraternales al Soberano, G. P., Iglesias, Laferté
y M.V.P., en fin a todos los familiares masones
y amistades.
¡Cuídate! Te adoro cielo mío.
Ya faltan once días para nuestro encuentro.
Tuyo:
Héctor
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