SOCIEDAD
Los que escribieron con libertad
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org)
- Para los que gustan de leer, encontrar un libro
interesante se convierte en un día feliz.
Eso me ocurrió la semana pasada, cuando
compré el libro Feminismo, de Mariblanca
Sabás Alomá (1901-1983), segunda
edición publicada por la Editorial Oriente,
de Santiago de Cuba, en 2003.
La autora del libro pertenece a aquella legión
de periodistas cubanos que a lo largo de más
de medio siglo de república ejercieron
su derecho a la libertad de prensa y expresión
para criticar leyes, disposiciones de organismos
estatales y privados, reclamar derechos ciudadanos,
arbitrariedades judiciales y que, sin embargo,
no fueron condenados a prisión.
Conocí a Mariblanca Sabás Alomá
en la década de los años sesenta,
en la revista Bohemia, donde fuimos compañeras
de trabajo y amigas. Ella tenía entonces
más de sesenta años, y yo menos
de treinta. Muchas anécdotas de su vida
me contó, las que no tuve la ocurrencia
de anotar. Lástima. Hoy me servirían,
porque la vida de aquella mujer de recia personalidad,
pacífica luchadora social por los derechos
de la mujer, periodista y poetisa, resultaría
una historia fascinante.
Los recuerdos que tengo de ella, antes de morir,
son nebulosos. No podría dar por cierto
que en sus últimos años haya vivido
desilusionada del régimen castrista, pero
sí que se mantuvo apartada y en silencio
en su casa de Centro Habana, muy cerca de la mía.
A veces nos encontrábamos en la calle.
Ella me comentaba algún libro o traía
a la mente algún viejo recuerdo.
En cierta ocasión me contó un desagradable
incidente que tuvo en 1936 con un alto jefe de
la policía, quien la envió a la
cárcel por unos días, precisamente
mientras se legalizaba en Cuba el sufragio femenino
para las elecciones generales, por lo que ella
tanto había luchado.
Seis años antes, en 1930, Mariblanca editó
con sus recursos el libro Feminismo, que recoge,
de manera sucinta, toda una larga labor de denuncia
social en forma de crónicas, publicadas
en periódicos y revistas como El Cubano
Libre, El Sol, Orto, Bohemia, El País,
Excelsior, El Mundo, Diario de la Marina, Prensa
Libre, Información.
Sus crónicas se hicieron eco de los problemas
laborales de las mujeres, y defendieron el derecho
de los hijos ilegítimos, de los trabajadores
que devengaban miserables salarios en ciertas
compañías, y de todo lo malo que
veía Sabás Aloma en aquella sociedad
que daba sus primeros pasos hacia la democracia,
saturada de prejuicios sociales y convencionalismos.
Mariblanca sentía una profunda compasión
por "los de abajo", por sus coterráneos
en desgracia. Si hoy estuviera entre nosotros
seguramente escribiría sobre las jineteras
cubanas (las más educadas del mundo) que
prestan su cuerpo a los extranjeros por unos dólares
para dar de comer a su familia; algo que en épocas
pasadas ocurría, es cierto, pero jamás
como ahora. Escribiría sobre el mercado
de maridos extranjeros sólo para escapar
de la Isla o de esas mujeres que se lanzan al
mar, solas y con sus esposos en busca de libertad
y mejores condiciones de vida. Escribiría
de nuestras ancianas, vendedoras ilegales que
en la calle burlan policías e inspectores
públicos, sólo para ganar unos pesos.
La llamaron "campeona del feminismo".
Yo la llamaría periodista que ejerció
su derecho a ejercer la libertad de prensa y de
expresión a su antojo, y no fue molestada
ni reprimida.
Si hoy viviera -no tengo la menor duda- engrosaría
las filas del periodismo independiente, vilipendiado
por el régimen de Fidel Castro, que ha
encarcelado a muchos de sus miembros gracias a
sus leyes draconianas.
Tanto Mariblanca como aquellos periodistas del
pasado que escribieron con libertad nos sirven
de guía e inspiración.
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