DESDE
LA CARCEL
El Mulá Omar, Guillermo Tell y la Fauna Represiva
de Guanajay
José Ubaldo Izquierdo Hernández,
condenado a 16 años
PENITENCIARIA DE GUANAJAY, LA HABANA, Cuba -
Octubre (www.cubanet.org) - A lo largo de 46 años
el régimen comunista de Cuba ha contado
con órganos represivos capaces de hacer
hasta lo imposible para sostener en el poder una
de las dictaduras más despóticas
que haya conocido el hemisferio occidental y de
hecho el mundo contemporáneo.
Esta férrea defensa del totalitarismo
cubano va desde la creación en 1960 de
los llamados Comités de Defensa (verdaderos
porristas camuflageados) hasta las más
recientes Brigadas de Respuesta Rápida
(órganos de la Seguridad del Estado a nivel
de cuadra) creadas tras los disturbios ocurridos
en la capital del país a raíz de
la conocida crisis de los balseros en agosto de
1994 y con autoridad suficiente para reprimir
sin escrúpulos a cuanto nacional saque,
como dice un famoso proverbio popular, "las
uñas del plato".
La Fauna Represiva en Cuba cuenta también
con excelentes ejemplares en el sistema penitenciario
de la isla. La Cárcel de Guanajay (45 kilómetros
al oeste de La Habana) posee sin lugar a dudas
un sitial de honor en cuanto a personajes siniestros
y diabólicos se refiere.
En este entorno carcelario un espécimen
destacado es el Mayor Omar Evelio, quien funge
como Jefe de la Policía Política
en esta penitenciaría y al que muchos aquí
llaman "El Mulá Omar", tal vez
por su similitud en política con el tristemente
célebre gobernante talibán, derrocado
tras la guerra contra el terrorismo internacional
librada por Estados Unidos y sus aliados en Afganistán
en 2001.
Caracterizado por una marcada falta de ética,
poco profesional, grotesco, autoritario, déspota
y sobre todas las cosas, estalinista aferrado,
este militar cuenta con un selecto grupo de "apoyo"
integrado por reclusos de su "confianza"
a los que da prebendas por hacerle la vida imposible
a prisioneros políticos y de conciencia
o a reos comunes que colaboran o conviven con
éstos.
Amenazas, chantajes, calumnias, chismes y descréditos
son algunas de las armas predilectas del "Mulá
Omar", usadas frecuentemente por éste
contra cuatro disidentes aquí encarcelados
y sus familiares, así como contra reclusos
cuyas causas guarden relación con el diferendo
Cuba-Estados Unidos (balseros y lancheros).
Con autoridad ilimitada este hombre, recientemente
ascendido, goza de una impunidad indescriptible;
capaz de ir más allá de los que
usted amigo lector pueda pensar o imaginar.
Otro patético integrante de la peculiar
fauna represiva en Guanajay es el Primer Teniente
Guillermo Cordero, Segundo al cargo en esta penitenciaria
y al que los reos apodan "Guillermo Tell",
quizás por su singular manera de maniobrar
la porra, hecho que lo asemeja con el ágil
ballestero suizo, condenado por el tirano gobernador
austriaco de Urí a disparar sobre una manzana
colocada en la cabeza de su hijo.
Autoritario en grado superlativo este "Guillermo
Tell" cubano actúa con vulgar desprecio
hacia el ser humano encarcelado, más si
el reo guarda prisión por motivos políticos.
A estos últimos les llama públicamente
"hijos de prostitutas", sin pensar quizás
que seguramente en su árbol genealógico
existió desafortunadamente alguna fémina
que lucrara con su cuerpo para subsistir.
Proveniente de las filas del Departamento Técnico
de Investigaciones (DTI) y convertido de la noche
a la mañana en flamante Segundo Jefe de
Unidad, este hombre de sonrisa irónica
y controvertido carácter, prohíbe
terminantemente a la población penal dirigirse
a altos oficiales para formular quejas o peticiones
y profiere amenazas contra todo recluso que incumpla
sus dictámenes.
Contrario al reglamentado horario del sol, "Guillermo
Tell" creó un sistema que consiste
en limitar el espacio de movimiento de los reos
a 40 metros alrededor del destacamento, prohibiéndoles
así caminar, correr o practicar deportes
en las áreas establecidas para ello.
Ferviente defensor de la doctrina marxista-estalinista,
"Guillermito", como suelen llamarle
algunos de sus más cercanos "colaboradores",
suele otorgar continuas "recompensas"
a quienes le mantengan "bien informado"
sobre lo que diariamente acontece en el interior
del penal, principalmente si sus informantes recaban
"buenas nuevas" sobre la vida y milagros
de prisioneros políticos y sus amistades
más allegadas.
La muy poblada fauna represiva de Guanajay cuenta
con otros ejemplares famosos (no menos déspotas
que los anteriormente citados) y por ende protagonistas
por excelencia de una próxima crónica,
en la que el lector podrá conocer a fondo
quiénes son los verdaderos violadores de
los derechos humanos en la mal llamada "isla
de la libertad".
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