DESDE
LA CARCEL
Espiral
de violencia provocada
José Ubaldo Izquierdo Hernández,
prisionero de conciencia condenado a 16 años
que cumple en la penitenciaría de Guanajay
GUANAJAY, Cuba - julio (www.cubanet.org) - Cuatro
hechos de sangre, un suicidio y constantes incidentes
entre reclusos y carceleros es el saldo de una
semana matizada por la violencia en la prisión
de Guanajay, situada a 45 Km. al oeste de la capital
cubana.
La situación acá no puede ser más
tensa después de la aprobación del
nuevo reglamento carcelario (quinta versión
del 4 de julio de 2004) que desde el pasado mes
de marzo rige en la totalidad de los casi doscientos
establecimientos penitenciarios existentes en
la isla comunista.
La "inseguridad" es tema de conversación
en los siete destacamentos que conforman este
penal cubano, catalogado de "máxima
seguridad" por la Dirección General
de Cárceles y Prisiones, adjunta al Ministerio
del Interior (MININT), donde alrededor de 700
reos han visto afectado su régimen progresivo
(entiéndase fase de mínima severidad),
el cual establece, a partir de ahora, un mayor
tiempo de permanencia del recluso en su anterior
fase antes de recibir cualquiera de los beneficios
contemplados en el actual reglamento.
Para ejemplificar lo anteriormente expuesto citaré
algunas de las nuevas regulaciones recogidas en
la recién estrenada reglamentación.
Los reos calificados primarios (sin ingreso anterior
a la cárcel) deben esperar hasta un tercio
de su sanción para acceder a la mínima
severidad (régimen de campamentos de trabajo
correccional), cuando en el anterior reglamento
este beneficio les correspondía al arribar
al cuarto de la sanción impuesta.
Por otra parte, los reos reincidentes o reiterantes
tenían derecho a progresar al tercio de
la sanción, según el extinto reglamento.
Ahora deben esperar la mitad de su pena en prisión
cerrada antes de acceder a la fase de mínima
severidad recogida en el controvertido reglamento
actual.
No existen dudas de que esta situación
ha dado ayudado a la espiral de violencia que
se vive en esta "asegurada" prisión
desde el pasado 19 de junio, cuando cuatro reclusos
recibieron heridas de consideración en
trifulcas con sus similares, mientras otro reo
terminaba ahorcado en una celda de castigo, después
que acuchilló a uno de sus compañeros
en el cuello, durante una reyerta ocurrida el
jueves 23 de junio en el establecimiento número
dos de la citada cárcel.
Bárbaro Terán Valladares, de 37
años, natural del municipio Cerro, en la
capital del país, se privó de la
vida el pasado 24 de junio al colgarse de la puerta
de la celda de castigo a donde fue enviado tras
apuñalar a otro recluso la víspera.
El occiso utilizó para el suicidio un forro
de colchón que ató a su cuello,
y que le provocó la muerte por asfixia.
Cuentan sus amistades más cercanas que
Terán Valladares se encontraba visiblemente
deprimido, y que en varias ocasiones había
intentado suicidarse.
Violencia al por mayor (que se agudiza con el
considerable incremento del consumo de bebidas
alcohólicas y psicofármacos), constantes
riñas entre reos y militares, unido al
malestar provocado por la nueva reglamentación,
hacen de Guanajay un verdadero manicomio, donde
estamos obligados a convivir cuatro prisioneros
de conciencia entre connotados asesinos y criminales
sin escrúpulos.
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