POLITICA
Sin importar el dolor ajeno (I)
Javier Machado, Cubanacán Press
SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - Puedo
aceptar que el gobierno emprenda acciones para
legitimizarse en el poder, pero que para lograr
esos propósitos recurra a métodos
truculentos o utilice a niños en esa aventura,
lo censuro sin peros en la lengua.
Desde hace algunos meses se están difundiendo
spots televisivos con el slogan "Cuba vs
Bloqueo", algunos dignos de tener en cuenta
e inmersos en la campaña mediática
y desmedida que emprenden las autoridades cubanas
con el objetivo de confundir a la opinión
pública nacional e internacional.
La Batalla de Ideas está en todas partes.
Viaja desde arriba hasta los estratos más
pobres de la sociedad y llega hasta los primeros
años de vida en los círculos infantiles.
Desde temprana edad el niño cubano se va
apropiando del discurso mesiánico en su
subconsciente y como es de suponer, cree firmemente
en los efectos que le pueda traer a su familia
la inminente guerra que deberá enfrentar
el pueblo uniformado, las consecuencias negativas
del regreso al sistema capitalista y que el vecino
poderoso del norte es el responsable de nuestras
desgracias y calamidades.
Recuerdo cómo en mis visitas a la capital
del país gustaba departir sobre el tema
con el hoy prisionero de conciencia Héctor
Palacios Ruiz, un villaclareño de pura
cepa. El no se cansaba de expresar a todos los
visitantes y a los medios de prensa que el bloqueo
que más afecta al cubano es el interno,
el que el propio estado impone a su pueblo, acorralándolo
en la miseria y restringiendo sus libertades.
Confieso que cada que veo en la tele uno de esos
spots recuerdo a Palacios. Quisiera en este minuto
estar frente al sociólogo para compartir
su opinión sobre el uso desmedido de los
niños en la llamada Batalla de Ideas, porque
hasta la merienda escolar, forma parte de esa
campaña política.
El abuso pasa los límites cuando se muestra
a niños minusválidos, ciegos o débiles
visuales en las tribunas abiertas, en la prensa
plana o visual, asegurando que no tienen máquinas
Braille, bastones para orientarse o sillas de
ruedas, para aprender a leer o moverse, producto
al bloqueo norteamericano.
Ellos no deben culpa. Los responsables son quienes
los manipulan con tamaña necedad. No soy
ciego. Conozco bien de cerca todas las acciones
emprendidas por el estado a favor de los niños
discapacitados. Eso lo aplaudo, pero lo que no
admito es que se utilicen sus rostros y palabras,
para engañar a los demás.
A su debido tiempo estos niños conocerán
que un día fueron engañados por
cotorras repetidoras, aunque muchos de ellos no
sienten lo que están obligados a decir.
A uno de los maestros de las escuelas especiales
le hice sólo un cuestionamiento razonable
a través de una simple interrogante: ¿Por
qué el gobierno cubano en vez de realizar
gastos millonarios en ejercicios militares como
el de diciembre pasado no utiliza ese dinero en
comprar medios de enseñanza y de locomoción
necesarios para los niños de la escuela
donde él labora?
No sé cuánto puede costar un cohete
de los múltiples que se dispararon en el
Bastión, pero con el valor que hoy en día
tienen los armamentos, creo que con lo que cuesta
uno solo de esos cohetes pudieran comprarse las
máquinas Braille, los bastones, las sillas
de ruedas y otros medios, obligatorios para los
estudiantes de la Enseñanza Especial.
No quiero mencionar los gastos que acarrea un
viaje del gobernante alrededor del mundo, con
un abultado séquito de subalternos y un
ejército de personal de seguridad, o lo
que llega a costar una tribuna abierta, multiplicada
por todos los sábados del año e
incluso algunos días extras.
Todo eso es dinero, que muy bien pudiera dedicarse
a otros sectores, especialmente en el bienestar
social, para los aquejados por el cáncer
o los enfermos de VIH/SIDA, quienes al parecer
tienen vedado el acceso a medicamentos de última
generación.
Resulta que el embargo estadounidense (llamado
bloqueo por el gobierno cubano) no comprende los
sectores de los medicamentos, ni de los alimentos.
De hecho, Estados Unidos se ha convertido en el
séptimo socio comercial de la isla en sólo
unos pocos años de intercambio. La esencia
o meollo está en la falta de liquidez del
Banco Central Cubano para comprar en efectivo
los mencionados artículos y medicamentos.
Existen otros factores internos que propician
que la economía isleña esté
en ruinas y no tenga financiamiento para comprar,
pero ésa es una arista de una tela que
bien puede formar una madeja múltiple de
conflictos.
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