PRENSA INDEPENDIENTE
Enero 25 , 2005
 

POLITICA
Sin importar el dolor ajeno (I)

Javier Machado, Cubanacán Press

SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - Puedo aceptar que el gobierno emprenda acciones para legitimizarse en el poder, pero que para lograr esos propósitos recurra a métodos truculentos o utilice a niños en esa aventura, lo censuro sin peros en la lengua.

Desde hace algunos meses se están difundiendo spots televisivos con el slogan "Cuba vs Bloqueo", algunos dignos de tener en cuenta e inmersos en la campaña mediática y desmedida que emprenden las autoridades cubanas con el objetivo de confundir a la opinión pública nacional e internacional.

La Batalla de Ideas está en todas partes. Viaja desde arriba hasta los estratos más pobres de la sociedad y llega hasta los primeros años de vida en los círculos infantiles. Desde temprana edad el niño cubano se va apropiando del discurso mesiánico en su subconsciente y como es de suponer, cree firmemente en los efectos que le pueda traer a su familia la inminente guerra que deberá enfrentar el pueblo uniformado, las consecuencias negativas del regreso al sistema capitalista y que el vecino poderoso del norte es el responsable de nuestras desgracias y calamidades.

Recuerdo cómo en mis visitas a la capital del país gustaba departir sobre el tema con el hoy prisionero de conciencia Héctor Palacios Ruiz, un villaclareño de pura cepa. El no se cansaba de expresar a todos los visitantes y a los medios de prensa que el bloqueo que más afecta al cubano es el interno, el que el propio estado impone a su pueblo, acorralándolo en la miseria y restringiendo sus libertades.

Confieso que cada que veo en la tele uno de esos spots recuerdo a Palacios. Quisiera en este minuto estar frente al sociólogo para compartir su opinión sobre el uso desmedido de los niños en la llamada Batalla de Ideas, porque hasta la merienda escolar, forma parte de esa campaña política.

El abuso pasa los límites cuando se muestra a niños minusválidos, ciegos o débiles visuales en las tribunas abiertas, en la prensa plana o visual, asegurando que no tienen máquinas Braille, bastones para orientarse o sillas de ruedas, para aprender a leer o moverse, producto al bloqueo norteamericano.

Ellos no deben culpa. Los responsables son quienes los manipulan con tamaña necedad. No soy ciego. Conozco bien de cerca todas las acciones emprendidas por el estado a favor de los niños discapacitados. Eso lo aplaudo, pero lo que no admito es que se utilicen sus rostros y palabras, para engañar a los demás.

A su debido tiempo estos niños conocerán que un día fueron engañados por cotorras repetidoras, aunque muchos de ellos no sienten lo que están obligados a decir. A uno de los maestros de las escuelas especiales le hice sólo un cuestionamiento razonable a través de una simple interrogante: ¿Por qué el gobierno cubano en vez de realizar gastos millonarios en ejercicios militares como el de diciembre pasado no utiliza ese dinero en comprar medios de enseñanza y de locomoción necesarios para los niños de la escuela donde él labora?

No sé cuánto puede costar un cohete de los múltiples que se dispararon en el Bastión, pero con el valor que hoy en día tienen los armamentos, creo que con lo que cuesta uno solo de esos cohetes pudieran comprarse las máquinas Braille, los bastones, las sillas de ruedas y otros medios, obligatorios para los estudiantes de la Enseñanza Especial.

No quiero mencionar los gastos que acarrea un viaje del gobernante alrededor del mundo, con un abultado séquito de subalternos y un ejército de personal de seguridad, o lo que llega a costar una tribuna abierta, multiplicada por todos los sábados del año e incluso algunos días extras.

Todo eso es dinero, que muy bien pudiera dedicarse a otros sectores, especialmente en el bienestar social, para los aquejados por el cáncer o los enfermos de VIH/SIDA, quienes al parecer tienen vedado el acceso a medicamentos de última generación.

Resulta que el embargo estadounidense (llamado bloqueo por el gobierno cubano) no comprende los sectores de los medicamentos, ni de los alimentos. De hecho, Estados Unidos se ha convertido en el séptimo socio comercial de la isla en sólo unos pocos años de intercambio. La esencia o meollo está en la falta de liquidez del Banco Central Cubano para comprar en efectivo los mencionados artículos y medicamentos. Existen otros factores internos que propician que la economía isleña esté en ruinas y no tenga financiamiento para comprar, pero ésa es una arista de una tela que bien puede formar una madeja múltiple de conflictos.

 

Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba controla el acceso a Internet.
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