SOCIEDAD
Variaciones sobre la iniciativa privada
José Garrido
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - La preferencia
de los gobernantes cubanos a elevar los intereses
del estado por encima de los del pueblo les impide
visualizar la manera en que pudiera ser superada
la crisis actual, que en medida considerable es
consecuencia de viejos y persistentes errores,
así como de un sistema improductivo insuficiente
que ha frenado la aplicación gradual de
cambios necesarios.
Tal reconocimiento implicaría la participación
de la iniciativa privada de los cubanos y la demostración
de su capacidad creativa, cosa que al parecer
no existe disposición de aceptar, y mucho
menos cuando se trata de conceder la libertad
participativa de los nacionales, relegados a un
papel de masa a la que se debe mantener ajena
a la solución de su propio futuro. Estos
dirigentes no conciben que aquéllos a quienes
ellos han dejado jugar sólo el papel de
obedientes seguidores puedan ahora erigirse en
personas capaces de emprender iniciativas en bien
del desarrollo de la nación mediante el
esfuerzo y la iniciativa personal.
Siguiendo este razonamiento, la gestión
del gobierno -que se ha atribuido la facultad
de definir quién puede beneficiar el desarrollo
económico del país- es la única
que puede decidir y asegurar el éxito de
cada empresa desde la simple venta de guarapo
hasta la fabricación de azúcar en
un central azucarero. Es evidente también
que la preocupación de los que dirigen
el estado por evitarle a los nacionales los dolores
de cabeza de la gestión empresarial es
tanta, que les ha llevado a delegar en manos de
la iniciativa extranjera estos menesteres, desempeñados
por ésta con sumo interés, por las
apreciables ventajas que obtienen a su favor,
sin que por ello los estrategas económicos
y analistas políticos del patio los tachen
de injerencistas o de aperturistas. En todo caso
son considerados benefactores de nuevo cuño.
Debe resultar cómodo para los que gobiernan
lograr que un pueblo viva a espaldas de las realidades
que les agobian y por otra parte mantenerlo bajo
ilusorias perspectivas, incluso con un alcance
que llega al año 2040, en cuyos pronósticos
el protagonismo creativo de los nacionales está
de antemano excluido. La idea de la no vinculación
de la iniciativa privada de los cubanos al desarrollo
ulterior del país a algún plazo,
todavía no imaginado o previsto, está
asociada a lo que se considera el pretendido mantenimiento
de la pureza del socialismo cubano. Este no contempla
una participación medular de los ciudadanos
en las empresas mixtas y privadas, aparentemente
para que el llamado "hombre nuevo" que
se ha venido formando en la sociedad socialista
desde hace cuarenta y cinco años no se
contamine con los ingredientes capitalistas, que
sin embargo han sido adicionados a la insegura
y poco provechosa economía cubana.
A pesar de estas incongruencias el futuro siempre
será del pueblo, quien creó con
entusiasmo y bajo signos fatales todo lo que padece.
Es el mismo pueblo que tendrá que transitar
por sí mismo hacia una solución
viable de su problemática.
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