PRENSA INDEPENDIENTE
Enero 20 , 2005
 

SOCIEDAD
Un sargento trasmutado

Guillermo Fariñas Hernández, Cubanacán Press

SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - El grito sonó estridente: "¡Clase cuartel, acostarse!"

Esto ocurría en el lejano enero de 1975, en la escuela militar "Camilo Cienfuegos" de la antigua provincia de Las Villas, en el Km. 9 de la carretera a Camajuaní, uno de los centros para pre-cadetes conocidos popularmente como "Los Camilitos".

Los alumnos ya no soportaban al advenedizo sargento, que en su afán por ascender en la jerarquía del ejército imponía a los adolescentes castigos en el polígono de infantería, caracterizados por una crueldad sin límites.

Esa noche de enero de 1975, algunos de sus subordinados decidieron tomar venganza por las humillaciones sufridas por parte del sargento, y se dedicaron a untar en toda la litera y sus sábanas, colcha, almohada y colchón de "ají guaguao", un picante que causa fuertes irritaciones en la piel.

La sociedad cubana siempre ha tenido dos características desde 1959. Una de ellas es la militarización, y la otra, el enorme aparato policial. En todo contexto social donde se evidencian estas características nunca faltan los delatores, y dentro de los aspirantes a oficiales, por supuesto, también se encontraban. Los informantes jugaron su rol y advirtieron al sargento.

En un ataque de alarde, este aspirante a "mayimbe" hizo una declaración rimbombante: "Nosotros los comunistas no les tenemos miedo al aji guaguao", y a continuación dio la orden de apagar la luz para dormir. Estuvo dos minutos resistiendo y otros 10 revolviéndose dentro de la cama, negándose a aceptar el ridículo que había hecho.

Finalmente salió corriendo hacia las duchas para refrescarse de la picazón de su cuerpo. Detrás de él los camilitos observaban asombrados, complacidos, y a la expectativa, cómo empezaba a inflamarse la piel del sargento. Uno de los complotados le aconsejó asustado:

-Sargento, eso no se le quita con agua, sino con tierra.

Con premura lo bajaron para la pista de atletismo y frotaron su cuerpo con arena.

El daño corporal fue tal que hubo que ingresarlo en el hospital militar de Santa Clara. La contrainteligencia militar se encargó después de expulsar a más de 60 educandos.

El sargento mayor se hizo oficial político, lo destacaron en Angola, fue jefe de la sección de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y llegó hasta segundo secretario del Comité Nacional de la UJC. Luego volvió a Angola y estuvo presente en la batalla de Cuito Cuanavale.

A su regreso fue designado primer secretario del Partido Comunista (PCC) en Sancti Spíritus, luego en provincia Habana, y en estos momentos ocupa igual cargo en la capital. Es miembro del buró político del Comité Central del PCC, y también forma parte del Consejo de Estado.

Ahora es uno de los pocos hombres que pueden entrar al primer anillo de la seguridad personal del Dr. Fidel Castro. Incluso en público lo sostiene y lo auxilia, sin que el comandante se encolerice. Es hijo de Camajuaní y lo nombraron al nacer Pedro Sáez Montejo. Para muchos continúa con su cosmovisión de eterno sargento mayor, transmutado con las circunstancias y el tiempo a sargento ideológico.


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