SOCIEDAD
Un sargento trasmutado
Guillermo Fariñas Hernández,
Cubanacán Press
SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - El grito
sonó estridente: "¡Clase cuartel,
acostarse!"
Esto ocurría en el lejano enero de 1975,
en la escuela militar "Camilo Cienfuegos"
de la antigua provincia de Las Villas, en el Km.
9 de la carretera a Camajuaní, uno de los
centros para pre-cadetes conocidos popularmente
como "Los Camilitos".
Los alumnos ya no soportaban al advenedizo sargento,
que en su afán por ascender en la jerarquía
del ejército imponía a los adolescentes
castigos en el polígono de infantería,
caracterizados por una crueldad sin límites.
Esa noche de enero de 1975, algunos de sus subordinados
decidieron tomar venganza por las humillaciones
sufridas por parte del sargento, y se dedicaron
a untar en toda la litera y sus sábanas,
colcha, almohada y colchón de "ají
guaguao", un picante que causa fuertes irritaciones
en la piel.
La sociedad cubana siempre ha tenido dos características
desde 1959. Una de ellas es la militarización,
y la otra, el enorme aparato policial. En todo
contexto social donde se evidencian estas características
nunca faltan los delatores, y dentro de los aspirantes
a oficiales, por supuesto, también se encontraban.
Los informantes jugaron su rol y advirtieron al
sargento.
En un ataque de alarde, este aspirante a "mayimbe"
hizo una declaración rimbombante: "Nosotros
los comunistas no les tenemos miedo al aji guaguao",
y a continuación dio la orden de apagar
la luz para dormir. Estuvo dos minutos resistiendo
y otros 10 revolviéndose dentro de la cama,
negándose a aceptar el ridículo
que había hecho.
Finalmente salió corriendo hacia las duchas
para refrescarse de la picazón de su cuerpo.
Detrás de él los camilitos observaban
asombrados, complacidos, y a la expectativa, cómo
empezaba a inflamarse la piel del sargento. Uno
de los complotados le aconsejó asustado:
-Sargento, eso no se le quita con agua, sino
con tierra.
Con premura lo bajaron para la pista de atletismo
y frotaron su cuerpo con arena.
El daño corporal fue tal que hubo que
ingresarlo en el hospital militar de Santa Clara.
La contrainteligencia militar se encargó
después de expulsar a más de 60
educandos.
El sargento mayor se hizo oficial político,
lo destacaron en Angola, fue jefe de la sección
de la Unión de Jóvenes Comunistas
(UJC) del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
y llegó hasta segundo secretario del Comité
Nacional de la UJC. Luego volvió a Angola
y estuvo presente en la batalla de Cuito Cuanavale.
A su regreso fue designado primer secretario
del Partido Comunista (PCC) en Sancti Spíritus,
luego en provincia Habana, y en estos momentos
ocupa igual cargo en la capital. Es miembro del
buró político del Comité
Central del PCC, y también forma parte
del Consejo de Estado.
Ahora es uno de los pocos hombres que pueden
entrar al primer anillo de la seguridad personal
del Dr. Fidel Castro. Incluso en público
lo sostiene y lo auxilia, sin que el comandante
se encolerice. Es hijo de Camajuaní y lo
nombraron al nacer Pedro Sáez Montejo.
Para muchos continúa con su cosmovisión
de eterno sargento mayor, transmutado con las
circunstancias y el tiempo a sargento ideológico.
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