DISIDENCIA
Crónica del recuerdo
Rafael Ferro Salas, Abdala Press
PINAR DEL RÍO, enero (www.cubanet.org)
- Nunca nos vamos a acostumbrar a esa ausencia.
El año 2003 fue uno de los más tristes
para la disidencia en Cuba. También los
hombres y mujeres que desde el exterior nos apoyan
lo sufrieron.
La ola represiva llegó con la fuerza de
un tsunami de intolerancia; los detenidos y juzgados
fueron nuestras sensibles pérdidas. Caminaban
junto a nosotros por estas mismas calles que hoy
caminamos, participaban junto a nosotros en las
mismas actividades y reuniones, eran el apoyo,
el brazo solidario.
El gobierno pretende simular una tolerancia que
jamás ha existido y para ello se han inventado
las harto conocidas "medidas extrapenales";
un cuento que ya ni ellos mismos se creen.
En las cárceles cubanas siguen otros presos
políticos, nosotros nunca vamos a cansarnos
de exigir la libertad incondicional de esos encarcelados.
No apoyaremos jamás la farsa de las medidas
extrapenales, son un chantaje a la integridad
de los que clamamos por una Cuba verdaderamente
libre y democrática.
La comunidad internacional tampoco puede caer
en la trampa de la candidez. El gobierno cubano
pretende confundir al mundo, el mundo debe saber
que nadie es verdaderamente libre en esta isla.
Fuera de las cárceles los habitantes de
este país vivimos en una especie de limbo
político y bajo una libertad condicionada
a los caprichos de los que gobiernan.
A los cubanos se nos priva de los más
elementales derechos otorgados en el mundo entero
a las personas. Los funcionarios del gobierno
son los únicos que gozan de los servicios
de Internet, los periodistas escogidos del oficialismo
tienen a mano la información más
actualizada; pero en Cuba es delito para el ciudadano
común pretender estar informado de lo que
sucede en el resto de este planeta.
Los encarcelados durante y antes de la ola represiva
de marzo de 2003 no cometieron delito alguno.
Fueron condenados a penas que imponen en otros
países a los asesinos en serie. El único
"delito" que se les impugna es haber
divulgado la verdad. La única causa de
tantos años privados del sol y el abrazo
familiar es intentar una Cuba mejor.
Por eso decimos que siempre nos va a doler esa
enorme ausencia de tantos hombres buenos. Nos
va a seguir doliendo la distancia que han puesto
entre nosotros. La mejor manera de honrarlos es
seguir haciendo lo que hacían ellos. La
mejor manera de seguirlos queriendo es no acostumbrarnos
jamás a que nos sigan faltando.
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