POLITICA
Hojeando un vieja Life
José Antonio Fornaris, Cuba Verdad
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - En estos
días en que por la Isla todo ha sido recordación
oficial del triunfo de los guerrilleros con la
llegada de Fidel Castro al poder, la ocasión
ha sido propicia para hojear -con cuidado, porque
está viejita- una revista Life de 1959,
que informa de la visita del victorioso joven
barbudo y flamante primer ministro a los Estados
Unidos.
En el reportaje se observan fotos de Castro junto
al vicepresidente Nixon. Castro saliendo de una
reunión con la poderosa Comisión
de Relaciones Exteriores del Senado. Castro pronunciando
un discurso ante directores y editores de periódicos.
Y fotos de manifestaciones públicas en
pro y en contra de Castro.
Para la revista, y al parecer fue así,
la visita de Castro a Estados Unidos fue un éxito.
Castro despejó dudas acerca de la posible
influencia comunista en su gobierno y su sonrisa
franca cautivó a todos.
La revista sólo señaló tres
cosas, que hoy diríamos eran asignaturas
pendientes: las ofensas verbales a presidentes
latinoamericanos, las elecciones generales se
efectuarían cuatro años después,
y los fusilamientos. En esos momentos se hablaba
de 500 fusilados.
A un año y unos meses de esa visita, Castro
afirmaba que era marxista-leninista, y lo sería
hasta que muriera. Otro año y varios meses
después -en octubre de 1962 se conoció
internacionalmente de la situación- permitía
la instalación en Cuba de cohetes atómicos
soviéticos.
Los improperios contra mandatarios de otros países
han continuado de forma casi permanente -la última
andanada fue contra el presidente Jorge Batle,
de Uruguay. Elecciones libres nunca se han hecho
y los fusilamientos por cuestiones políticas,
de una u otra forma, siempre han estado presentes.
En la actualidad el código penal establece
no menos de 16 causas relacionadas con actividades
políticas contrarias al régimen,
por las cuales puede ser aplicada la pena de muerte.
De acuerdo con la Comisión Cubana de Derechos
Humanos y Reconciliación Nacional, tres
hombres esperan ser fusilados en cualquier momento
tras haber sido condenados a la pena máxima
hace un tiempo por delitos contra la seguridad
del estado comunista.
Que en un principio la sonrisa de Fidel Castro
cautivara a los estadounidenses, aunque varios
tenían la obligación de no dejarse
engañar por las apariencias, es hasta cierto
punto entendible. Pero que todavía en ese
país haya quienes lo apoyen es algo totalmente
inexplicable, a menos que profesen, de una forma
u otra, su misma ideología. O tengan iguales
intereses.
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