La Milagrosa: leyenda
popular entre cubanos
Por Eduardo Yero. agencia efe.
El
Sentinel, Florida, 2 de abril de 2005.
La bella historia de amor entre José Vicente
Adott y Amelia Goiry de la Hoz se ha convertido
en una de las más grande leyendas populares
en Cuba que dura ya más de un siglo, y
en la que se conjugan la historia, la imaginación,
el mito, la tradición, el ritual y lo espiritual.
"La Milagrosa", como se le conoce popularmente
a esta dama de origen español, es venerada
por miles de personas, no solo en Cuba, sino también
en México, Chile, Argentina, Venezuela,
España, Italia, Francia y Alemania, entre
otros países, según explica la historiadora
y misionera, María Antonia Ruiz.
Ruiz se ha entregado "en cuerpo y alma"
a la adoración y al celoso cuidado del
panteón de Amelia, en el Cementerio Cristóbal
Colón de La Habana, desde hace casi dos
décadas, luego de que "un milagro
suyo" le "devolvió la vida"
cuando en 1994 se había convertido prácticamente
en "un vegetal" por sus graves problemas
de salud.
Amelia nació el 29 de enero de 1877 y
murió 24 años después, el
3 de mayo de 1901, al sufrir un ataque de eclampsia
(hipertensión) a los ocho meses de embarazo.
Igual suerte corrió su criatura, una niña.
La infortunada joven, proveniente de la alta
aristocracia habanera, fue sepultada en un féretro
de bronce con su hija colocada entre sus piernas,
como era entonces la costumbre española,
según la historiadora.
Desde entonces su esposo José Vicente,
un capitán de las guerras de independencia
contra España, quien sufrió perturbación
mental tras la repentina pérdida de su
amada, visitaba hasta dos veces al día
la tumba, todo vestido de negro, para "conversar"
con Amelia, a quien no creía fallecida.
El atribulado amante tocaba varias veces una
de las cuatro argollas de la tapa del panteón,
la de la izquierda, la del corazón de su
esposa y le decía: "Despierta mi Amelia",
y dialogaba con ella un largo rato, tras lo cual
abandonaba la tumba, con el sombrero sobre su
pecho y sin darle la espalda.
La historiadora María Antonia Ruiz, que
ha investigado todo lo relacionado con el tema
explica que, según la leyenda, alguien
le preguntó a José Vicente por qué
hacía este ritual, a lo que contestó:
"A una dama no se le da la espalda, y mucho
menos a mi amada Amelia".
La leyenda de "La Milagrosa" surge
a partir de que su esposo, con quien se casó
en junio de 1900 a pesar de la oposición
familiar pues eran primos segundos, abre la sepultura
para enterrar a su padre, trece años después
de la muerte de Amelia.
"Él quiso ver por última vez
a su amada y, según se cuenta, vio que
Amelia estaba intacta y que la criatura se le
había colocado en sus brazos", indicó.
Ruiz explica que tras este hecho José
Vicente escribió en la propiedad de la
bóveda que entonces no era de él:
"A partir de hoy todo el que se entierre
en este lugar, que será de la familia Adott,
jamás será exhumado porque sería
una profanación".
Tras abrir la tumba para enterrar a su padre,
estuvo 24 días encerrado en una habitación
en la casa de su padre y solo aceptaba que le
llevaran líquidos. Cuando rompió
su encierro fue al cementerio, y desde entonces
siguió yendo todos los días como
de costumbre hasta el día de su muerte,
40 años después .
"El hecho que estuviera intacta es perfectamente
posible por lo antes expresado, pero que la criatura
se haya corrido de posición hay varias
hipótesis, y yo tengo la mía",
afirmó. En este sentido argumentó
que "es posible que a la hora de trasladar
a féretro se le haya corrido la criatura,
unido a que el terreno donde fue sepultada presenta
un declive".
"Digo esto como historiadora. De todas formas
yo si creo en los milagros", apostilla.
Otras opiniones de estudiosos vinculados a esta
historia estiman que la escultura esculpida en
mármol de Carrara (Italia) en 1909 por
el artista y amigo de José Vicente, José
Villalta de Saavedra, que simboliza la maternidad
y quien se valió de una foto de la fallecida
que la imaginó con la niña en su
brazo izquierdo y sujetando una cruz con su mano
derecha, también ha enriquecido esta apasionante
leyenda popular.
Hoy son cientos las personas que acuden diariamente
a rendirle tributo a Amelia, además de
pedirle que les conceda milagros o agradecerle
los que presuntamente ya les haya otorgado.
"Milagrosa Amelia, gracias por todo lo concedido",
o "Gracias por todos tus milagros",
entre otros muchas dedicatorias.
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