DESDE LA CARCEL
Carta
del doctor Oscar Elías Biscet
PINAR DEL RÍO,
Prisión Kilo 5 1/2, 1 de junio - Estoy
en la cárcel Kilo 5 1/2 de máximo
rigor, en la provincia de Pinar del Río.
Aquí me trajeron el 23 de abril junto a
tres disidentes: Héctor Palacios, Pepito
y Nelson Molinet. Llegamos alrededor de las cinco
de la tarde. Fuimos trasladados desde Villa Marista,
cuartel de la policía política cubana,
en un van y custodiados por dos carros del G-2
cubanos desde ciudad de La Habana. Desde un inicio
me he negado a usar el uniforme de preso porque
lesiona mi dignidad de ciudadano inocente, además,
no acepto el titulo de "mercenario"
que nos quieren imponer, como tampoco acepto el
falso juicio dirigido por Torquemada.
Ante estos alegatos
y la no cooperación pacifica mía,
los guardias allí presentes procedieron
a desnudarme por la fuerza y ponerme el uniforme
de recluso en contra de mi voluntad, aunque debo
aclarar que no me golpearon físicamente.
Posteriormente,
me quitaron todas mis pertenencias incluyendo
mi ropa interior y me condujeron hasta una celda
oscura y sucia donde la única ventilación
que recibía era hollín y humo de
petróleo de la cocina de la cárcel.
Inmediatamente me quité la camisa del uniforme
de recluso. En dicha celda estuve hasta el 29
de mayo con dos reclusos asesinos y peligrosos
frente a mí. Tuve la necesidad de permanecer
con el short del uniforme pues siempre he sido
un hombre correcto y jamás estaría
desnudo en la publicidad. Estaba desorientado
en el tiempo sin leer y sin escribir. Sólo
estaba ubicado en lugar y espacio. La presión
la tuve alta. Lo sabía al tomarme el pulso
y porque las encías me sangraron.
Ahora estoy aislado
en una celda pequeña con condiciones mínimas,
pero mejor, pues el sol entra y no el humo de
petróleo de la cocina. Estoy más
tranquilo ahora y los golpes en la puerta y los
gritos de los reos son aislados. Llevo varios
días durmiendo en la losa de cemento, ya
estoy acostumbrándome. Creo que no pediré
más el colchón. El primer aseo lo
recibí el 28 de mayo. Las cartas y fotos
de mi familia, incluyendo las pertenencias que
traje, todavía no me las han entregado.
Hoy, un oficial
de la Seguridad del Estado me informó que
podía escribir a mi familia y, al parecer,
va a ordenar me den mis pertenencias. Creo no,
les aseguro que más que una tortura fue
estar 37 días en el infierno, pero Dios
nunca me abandonó, ya que me envió
hace unos días su palabra: una Biblia,
mediante un reo. En estos momentos no recibo periódico
alguno ni me permiten tener radio ni ver televisión.
No tengo noticia alguna de lo que sucede en mi
país y en el mundo. Me han obligado a no
ver a mi familia. Estoy incomunicado pero, les
puedo asegurar que en mi mente y mi corazón
siempre estuvo y esta mi familia, especialmente
mi esposa Elsa Morejón, pues he tenido
noticias de sus frecuentes viajes aquí
a la prisión y con la dignidad que ha reclamado
mis derechos.
A mis hermanos en
el exilio, a la comunidad internacional y al pueblo
cubano les digo que me siento secuestrado sólo
por defender el derecho a la vida y el derecho
de todos los cubanos a vivir en libertad. RECUERDEN
QUE NUNCA TRAICIONARE UNA CAUSA JUSTA: LA DE LOS
DERECHOS HUMANOS. Por favor, no me lo pidan. Mi
inspiración está viva: Dios y los
grandes maestros de la no violencia, presentes
hoy más que nunca. Como dijera Martin Luther
King: "Si un pueblo es capaz de encontrar
entre sus filas un 5% de sus hombres dispuestos
a ir voluntariamente a la cárcel por una
causa que ellos consideran justa entonces no habrá
obstáculo que pueda detenerlo."
Un abrazo y que
Dios les bendiga a todos.
Dr. Oscar Elías
Biscet González,
Presidente de la Fundación Lawton de Derechos
Humanos y prisionero de conciencia.
Enlaces:
Oscar Elías Biscet
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