SALUD
PUBLICA
Aguas
albañales y basura: síndrome de la vida en Batabanó
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Batabanó
es un pequeño pueblo costero a más
de cincuenta kilómetros de La Habana. Allí
se vive aún en medio de carencias tan inadmisibles
que a estas alturas uno se preguntaría
si la "Revolución" nunca llegó
a ese municipio.
La recogida de basura se hace como cuando Alejandro
de Humboldt la visitó a principios del
siglo XIX: en carretas. Servicios comunales de
la localidad no tiene un vehículo y menos
combustible para sanear ese "lugarejo pobre",
como lo definió el científico alemán.
La recogida de basuras corre por cuenta particular.
Desde hace más de una década, cuando
cesó la subvención soviética
a Cuba, los desechos sólidos se trasladan
en una carreta halada por un buey. Este es un
contrato que un ciudadano particular tiene con
el gobierno municipal.
La carreta que recoge la basura pública
sólo se lleva la que halla en sus principales
calles, mientras deja de hacerse en el resto.
En las afueras de las casas se acumulan cajones
y sacos durante más de un mes, esperando
a que sean recogidos. Y hasta se multa al vecino
que mantenga la basura al pie de su vivienda.
Otro problema mayor es la falta de limpieza de
escusados. Más de la mitad de las viviendas
en Batabanó no cuentan con un sistema de
alcantarillado que permita evacuar estos líquidos
y sólidos hacia distantes lugares. Las
aguas negras generadas van a parar a una fosa
fija que tienen en el fondo del patio.
Frecuentemente, las fosas de esas viviendas se
desbordan y salen a las calles manando como río
miles de litros de aguas albañales. Pero
tampoco existe una pipa de limpieza de escusados
como antiguamente. Para ello, Batabanó
depende del servicio que le brinda Güira
de Melena, que raramente va una vez al mes y no
hace todo el trabajo, o lo hace a medias.
Son muchos los moradores de este lugar que esperan
en una lista para que se les limpien sus fosas
por 30 pesos. Como resultado de ello, tratan de
conveniar extraoficialmente el servicio con el
empleado, y el precio se eleva a 70 o cien pesos.
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