NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Miami da un emotivo
último adiós a Agustín Tamargo
Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo
Herald. 11 de marzo de 2007.
Pretendía regresar en el primer avión
o en el primer barco a una Cuba democrática
y morir mirando el sol de Oriente en su natal
Puerto Padre, a la orilla del mar. Pero la vida
no le alcanzó a Agustín Tamargo
para cumplir su último deseo, que proclamaba
en sus programas radiales, columnas periodísticas
e imaginarios diálogos con Dios.
Los restos de Tamargo --personalidad excepcional
del periodismo cubano en el exilio-- fueron sepultados
ayer en una bóveda del cementerio Woodlawn
Park de la Calle Ocho tras una emocionante jornada
de despedida, que reunió a familiares y
amigos, figuras políticas, líderes
comunitarios y público en general.
Los congresistas cubanoamericanos Mario y Lincoln
Díaz-Balart se encontraban en el público.
''Por su talento, Agustín Tamargo hubiera
tenido muchas oportunidades en este mundo, pero
prefirió consagrarse a la causa de la libertad,
expresándolo, proclamándolo y hasta
gritándolo'', expresó Monseñor
Agustín Román, obispo auxiliar emérito
de la Arquidiócesis de Miami, durante una
ceremonia celebrada en la Iglesia de St. Kieran.
Unas 400 personas se congregaron en el recinto
católico, al pie de la Ermita de la Caridad
en Coconut Grove, para asistir a una misa de cuerpo
presente previa al sepelio. La eucaristía
reunió a representantes de la jerarquía
eclesiástica cubana en el exilio, entre
ellos Monseñor Felipe Estévez, obispo
auxiliar de la Arquidiócesis de Miami,
y los sacerdotes Jose Luis Menéndez y Alberto
Cutié.
Casi al término de la misa, la actriz
Eva Tamargo subió al púlpito para
leer un texto escrito por su padre en años
recientes a manera de invocación a Dios,
y en el cual le cuestiona haberle destinado a
vivir sus últimos años fuera de
Cuba.
La lectura transcurrió entrecortada por
los sollozos de la actriz y consiguió emocionar
profundamente a los asistentes, que al finalizar
el texto, aplaudieron de pie en medio de gritos
de "Viva Cuba Libre''.
''Agustín Tamargo descansará en
paz, pero sus sueños y esperanzas aguardan
por una Cuba nueva, la Cuba posible que el soñó'',
señaló Monseñor Estévez.
Una caravana de autos acompañó
luego al carruaje fúnebre desde la iglesia
al cementerio de la Calle Ocho y la 32 avenida,
donde yacen los restos de importantes figuras
de la Cuba republicana y la comunidad exiliada.
Junto al féretro se escucharon las notas
del himno nacional cubano y el cantante Manolo
Torrente, amigo cercano de Tamargo, interpretó
la legendaria canción Lágrimas Negras,
de Miguel Matamoros.
''Tamargo fue uno de los pilares del periodismo
y el exilio cubanos'', dijo el abogado Rafael
Peñalver, presidente del Instituto San
Carlos de Cayo Hueso. "Hemos perdido un hombre
que se enorgullecía de sus raíces
cubanas y que hablaba con el corazón''.
Ayer la bandera cubana en el Instituto San Carlos
ondeó a media asta en tributo al periodista,
que falleció el pasado miércoles
a los 82 años en un hospital local.
Considerado una figura emblemática del
periodismo cubano en la etapa republicana, Tamargo
se exilió en 1960 tras discrepar públicamente
con el régimen de Fidel Castro. En el exilio
participó en el proyecto de Bohemia Libre,
dirigió los diarios El Tiempo y El Diario
La Prensa en Nueva York, y desde 1980 se convirtió
en una de las personalidades de la radio en español
de Miami.
El día en que Cuba perdió el
futuro
Wilfredo Cancio Isla / El Nuevo
Herald. 11 de marzo de 2007.
La historia cubana estuvo a las puertas de un
alumbramiento promisorio 50 años atrás,
muy diferente al curso totalitario que le imprimió
Fidel Castro tras su llegada al poder en 1959.
La especulación histórica es siempre
riesgosa, pero cuando se trata de revisitar la
fecha del 13 de marzo de 1957 no deja de ser tentadora.
¿Cuál sería el destino de
Cuba si la acción armada contra el Palacio
Presidencial de La Habana hubiera conseguido liquidar
al dictador Fulgencio Batista y abrir una etapa
de transformaciones democráticas en el
país? ¿Había lugar para la
revolución castrista tras el magnicidio
del entonces hombre fuerte de Cuba? ¿Y
quedaría espacio de liderazgo para Castro
y sus seguidores si el líder estudiantil
José Antonio Echeverría hubiera
tomado las riendas de la renovación nacional?
Al cumplirse cinco décadas de los trágicos
sucesos del Palacio Presidencial, la ocupación
de la emisora Radio Reloj y la posterior Masacre
de Humboldt 7, quedan aún en pie las interrogantes
y los sueños inconclusos de una generación
de cubanos que apostó por el civismo y
la vida constitucional en la isla. El programa
del Directorio Revolucionario y los ideales democráticos
de Echeverría terminaron diluidos en una
avalancha revolucionaria que pronto torció
sus promesas y derivó en una larga pesadilla
autocrática, investida de socialismo.
Todavía retumban en la memoria de muchos
cubanos los latidos de aquella jornada heroica
y sangrienta. Pocas acciones patrióticas
del siglo XX cubano se conservan en el imaginario
nacional con el aliento mítico de hombradía
que fijó el ataque al Palacio Presidencial.
Cincuenta jóvenes tomaron las armas con
la confianza de que ajustarían cuentas
a Batista en su propio despacho. El ex combatiente
de la Guerra Civil española, Carlos Gutiérrez
Menoyo, fue el responsable del plan militar, y
Menelao Mora se encargó de coordinar la
operación. Los asaltantes se desplazaron
hacia allí en dos automóviles y
una camioneta de la firma Fast Delivery, que aún
se conserva como objeto museable en La Habana.
Gutiérrez Menoyo encabezó el operativo
y abrió paso a dos grupos de asalto que
comandaban Faure Chomón y Ricardo Olmedo.
El combate dentro del Palacio Presidencial fue
cruento y la guarnición ofreció
dura resistencia. Los combatientes que escalaron
hasta el segundo piso de la edificación
comprobaron que Batista se había escabullido
por una escalera interior aledaña a su
oficina. La balacera dejó 29 asaltantes
muertos -- Menoyo y Mora entre ellos -- y los
restantes, sin refuerzos ni municiones, lograron
escapar y esconderse en refugios de la ciudad.
Casi simultáneamente, a las 3:21 p.m.,
Echeverría entraba a la cabina de Radio
Reloj para interrumpir la transmisión e
iniciar su histórica alocución al
pueblo de Cuba, dando a conocer la presunta muerte
del dictador. La enardecida intervención
fue cortada y el presidente de la Federación
Estudiantil Universitaria (FEU) salió de
la emisora en una caravana de tres automóviles,
rumbo a la Universidad de La Habana. Minutos después
cayó abatido cuando enfrentó, pistola
en mano, a un carro policial que casualmente se
interpuso en el camino. En el suelo, un agente
represivo lo remató con dos balazos en
el pecho y uno en la cara.
Lucy Echeverría, su hermana menor, recuerda
aquella tarde con la nitidez de un acontecimiento
que se repite hasta el infinito en su memoria.
Tenía entonces 17 años y vivía
con su familia en la ciudad de Cárdenas,
en la provincia de Matanzas. ''Nos empezaron a
llamar a la casa para que pusiéramos Radio
Reloj'', rememoró ella. 'Alguien nos informó
que había un muerto de apellido Hechevarría,
con 'H', pero presentíamos que había
sucedido algo terrible. . . después nos
confirmaron la noticia desde La Habana''.
En el exilio desde el 11 de diciembre de 1961,
Echeverría evoca en esta conversación
al hermano desparecido a los 24 años y
remarca las diferencias irreconciliables entre
el líder estudiantil y Castro, aún
en los momentos de la alianza estratégica
suscrita entre ambos el 31 de agosto de 1956 y
conocida como la Carta de México.
¿Cómo fue su infancia junto a José
Antonio?
Imagínate, era la niña mimada por
tres hermanos varones en una típica familia
cubana. Fue una infancia muy placentera, porque
vivíamos frente al parque de Cárdenas
y me pasaba el día jugando allí,
protegida por mis hermanos. José Antonio,
que era el mayor, tenía una relación
muy especial conmigo. A él le gustaban
mucho los deportes. Jugaba bien el baloncesto,
pero no podía esforzarse al máximo
por el asma, que con frecuencia lo dejaba sin
aire y con los cachetes colorados. De ahí
surgió años después el apodo
de Manzanita.
¿Cuál fue la fuente que nutrió
el espíritu rebelde y libertario de su
hermano?
Crecí viendo a mi hermano enfrascado en
defender a sus compañeros en la escuela
cada vez que surgía una injusticia. Creo
que él nació con esa cualidad, era
un justiciero nato. Pero esa vocación de
justicia se mezclaba con un carácter risueño
y un profundo sentido de pertenencia familiar.
Tocaba la guitarra, le gustaba cantar y era un
pintor excepcional. Guardo varios de sus dibujos.
Y tenía una fe religiosa muy honda, cobijada
en el seno familiar. Mi hermano iba a misa casi
a diario, rezaba, comulgaba y andaba siempre con
dos rosarios en el bolsillo.
Fueron justamente esas condiciones las que lo
llevaron a liderar la FEU y el movimiento estudiantil
cubano después del golpe de estado del
10 de marzo de 1952. ¿Estaban ustedes conscientes
de que esa temeridad manifiesta podría
poner en peligro su vida en cualquier momento?
El golpe de estado de Batista transformó
su vida. Sabíamos que él estaba
decidido a todo. Desde el mismo 26 de noviembre
de 1952, cuando se lanzó al terreno del
estadio del Cerro para desafiar a la dictadura,
su vida estaba en peligro. No fueron pocos los
enfrentamientos y los golpes que cogió
de la policía. El discurso de la Sociedad
de Amigos de la República, en el Muelle
de Luz, para rechazar las fraudulentas elecciones
que se preparaban en 1955, fue un desafío
frontal a Batista.
Usted dice que presentía que su hermano
estaba en ''algo grande''. ¿Tuvieron alguna
idea de la acción del 13 de marzo?
El le dijo a nuestro hermano Sinforiano que le
pidiera a mamá que rezara mucho por él.
Sinforiano le insistió en que si iba a
haber alguna acción él quería
sumarse. Pero él se negó y le argumentó
que alguien tenía que quedar para cuidar
a nuestros padres. Nuestro hermano Alfredo, el
que le seguía a José Antonio, había
muerto en un accidente automovilístico
en 1956.
¿Estaba decidido a morir?
Absolutamente. Cuando salió de la toma
de Radio Reloj le pidió al moro Asseff
[uno de los asaltantes] que se subiera en el mismo
carro con él y le dijo: "Ven conmigo
que me voy a morir''.
Por eso se ha dicho que la muerte de Echeverría
fue un acto suicida, cuando salió del automóvil,
con un arma en la mano, para enfrentar al carro
de la policía que les cerró el paso.
Fue un acto desafiante, pero de un valor incalculable.
Porque el tiro estaba sato y había que
tener los. . . pantalones bien puestos para fajarse
de frente con la policía. Yo creo que él
no imaginó que los cuatro compañeros
que lo acompañaban en el carro lo iban
a dejar solo.
Todavía hoy muchos antiguos miembros del
Directorio y colaboradores de José Antonio
mantienen distancia con la Carta de México,
firmada con Castro. ¿Cómo recuerda
usted ese momento histórico?
Mi hermano sabía quién era Fidel
Castro, un personaje frustrado que no logró
nunca ser electo ni delegado de escuela. Cuando
regresó de México, le dije: ''¿Qué
has hecho, mi hermano?'' Me respondió que
él había firmado con Dios y ahora
con el Diablo, pero que no me preocupara, porque
cuando el movimiento estudiantil triunfara habría
que bajar a Fidel Castro a tiros de las lomas.
¿Cómo fueron las relaciones con
Castro después del triunfo de la revolución?
El 8 de enero de 1959, antes de entrar triunfante
en La Habana, Fidel Castro vino a nuestra casa
en Cárdenas a darle un abrazo a mi madre.
Le dijimos que en nuestra casa no había
fiesta, sino dolor y pena. Llegó hasta
el cuarto, se sentó, nos escribió
una carta de respaldo y nos pidió que lo
acompañáramos a La Habana para resolver
los problemas que había con el Directorio,
pues él con Faure Chomón no tenía
nada que hablar. Fuimos juntos al cementerio y
él hablo ante la tumba de mi hermano. Le
prometimos que íbamos a ayudar a solucionar
las dificultades, pero Fidel Castro ya tenía
planeado el desenlace. Todo era una farsa.
¿Cuándo se produce el rompimiento
definitivo entre la familia Echeverría
y el proceso revolucionario?
Muy pronto, en la celebración del segundo
aniversario del 13 de Marzo. Cuando leyeron el
testamento político de mi hermano, le quitaron
la referencia a Dios en el texto. Entonces mis
padres, mi hermano Sinforiano y yo nos pusimos
de pie y abandonamos el acto. Fidel Castro lanzó
entonces sus improperios, asegurando que los que
se marchaban, que éramos nosotros, no podrían
detener la marcha de la revolución. Fue
la única vez que mi madre participó
en un acto público en su vida. A finales
de 1962 toda nuestra familia estaba ya en el exilio.
Por estos días Cuba ha lanzado una campaña
de donación de objetos del movimiento estudiantil
para festejar el 50 aniversario del acontecimiento.
¿Qué le parece?
Una vergüenza. La casi totalidad de las
pertenencias, documentos y fotos de José
Antonio pudimos sacarlas de Cuba. Lo que quedó
en mi casa, se lo robaron para establecer el Museo
Casa Natal de José Antonio Echeverría.
Como mismo se robó Fidel Castro la bandera
del movimiento estudiantil universitario para
que el fantasma de José Antonio no le cayera
encima.
¿Regresaría a Cuba?
No pretendo regresar a Cuba a buscar nada. El
día que el país retorne a una vida
democrática, llevaremos las pertenencias
de José Antonio a su tierra natal.
¿Cómo le gustaría que los
cubanos del futuro miraran a José Antonio?
Como un hombre de ideales puros y un corazón
que no le cabía en el pecho.
AGUSTIN TAMARGO (1924-2007)
Muere un patriarca del periodismo cubano
Wilfredo Cancio Isla, 9 de marzo
de 2007.
Agustín Tamargo, el periodista que con
más pasión exaltó el nombre
de Cuba y los cubanos en el exilio, falleció
la noche del miércoles en Miami a los 82
años.
Tamargo, figura insigne del periodismo cubano
del siglo XX y patriarca de la radio hispana en
Estados Unidos, murió a las 10 p.m. en
el Hospital Mount Sinai de Miami Beach, donde
ingresó gravemente enfermo días
atrás.
Su fallecimiento se produjo por un paro cardíaco
luego de múltiples complicaciones derivadas
del cáncer de garganta que combatía
desde el 2004. Desde entonces tuvo frecuentes
recaídas con crisis de neumonía,
que obligaron a hospitalizarlo en varias ocasiones.
La noticia de su muerte cubrió de luto
la mañana del jueves a la comunidad exiliada
de Miami. Cientos de mensajes y llamadas inundaron
desde muy temprano los espacios de Radio Mambí
(710 AM), la emisora donde Tamargo trabajó
por los últimos veinte años.
''Mi padre estuvo siempre a mi lado, guió
mis pasos e inspiró mi vida'', dijo su
hija Eva Tamargo sin poder contener las lágrimas.
"Cuba fue su pasión y estos últimos
meses se sentaba por horas en el jardín,
rodeado de plantas, imaginándose que regresaba
a Puerto Padre [su pueblo natal]''.
No se cansó de repetirlo en sus columnas
y programas radiales más recientes, invocando
incluso a Dios para que le concediera --al final
de su existencia-- un único deseo: devolverlo
a la tierra que lo vio nacer, en el oriente cubano,
el 14 de agosto de 1924.
Tamargo estudió en Puerto Padre hasta
nivel secundario y se incorporó al periodismo
apenas con 15 años. En su localidad laboró
en el semanario La Idea y en la revista Alborada,
donde publicó algunos poemas de juventud.
Sus tempranas inquietudes literarias y simpatías
con las ideas de izquierda le abrieron el camino
hasta el célebre poeta Nicolás Guillén
(1902-1989), a quien Tamargo presentó durante
un acto en el Central Delicias de Puerto Padre,
en 1940.
Con 17 años contrajo matrimonio con su
amor de juventud y esposa de toda la vida, Rosalba
Nápoles. En 1944 el matrimonio decidió
mudarse a La Habana, donde Tamargo trabajó
inicialmente como redactor y crítico cultural
del diario Hoy, órgano de los comunistas
cubanos.
Desde entonces trabó amistad con figuras
del mundo político e intelectual que marcarían
sus pasos posteriores: el periodista Rolando Masferrer,
y los escritores Lino Novás Calvo y Carlos
Montenegro.
Amante de las tertulias habaneras y de la vida
cosmopolita, Tamargo quiso descubrir mundo y viajó
a Nueva York en 1946. ''Fue un viaje de aventura,
me interesaba la cultura y darme el chapuzón
de esa gran ciudad'', recordaría años
después al evocar su experiencia neoyorquina
como empleado de factorías y restaurantes.
''Era un bohemio, un hombre con un talento desbordante,
un impresionante poder de retención y una
cultura enciclopédica, a pesar de que su
formación fue totalmente autodidacta'',
relató Pedro Yanes, fundador de la famosa
librería Las Américas y amigo de
Tamargo por más de 50 años. "Su
concepto de la amistad era sagrado, y sabía
anteponerlo incluso hasta con sus adversarios
políticos.''
Tras su regreso a Cuba en 1951, viviría
una etapa de plenitud en el periodismo republicano.
Trabajó como redactor en Unión Radio,
popularizó su columna Póngale el
Cuño en el diario Tiempo en Cuba, dirigido
por Masferrer, y fue articulista de Avance. Su
popularidad como comentarista político
llamó la atención de Miguel Angel
Quevedo, director de la legendaria revista Bohemia,
donde Tamargo comenzó a escribir sus columnas
en 1953.
Fue en esos años un tenaz opositor de
la dictadura de Fulgencio Batista y colaboró
con la Sociedad Nuestro Tiempo, que reunió
a la vanguardia intelectual y artística
de la época. Su posición política
lo obligó a salir al exilio en Argentina
en 1958, en momentos en que también fungía
como director del Canal 2, propiedad del zar de
la televisión Gaspar Pumarejo.
Un año después regresó de
Buenos Aires a La Habana tras conocerse el triunfo
de la revolución de Fidel Castro, y lo
hizo en un vuelo especial donde viajó la
madre del guerrillero Ernesto Che Guevara.
Pero tan pronto Castro comenzó a coartar
las libertades civiles, Tamargo alzó su
voz para oponérsele. ''Usted no quiere
periodistas, lo que usted necesita es fonógrafos'',
escribió el periodista poco antes de tomar
definitivamente el camino del exilio en 1960.
Radicado en Nueva York, se sumó al proyecto
de publicar Bohemia Libre en compañía
de su colega y entrañable amigo Quevedo.
En 1963, Tamargo se traslada a Venezuela para
continuar la edición de Bohemia Libre hasta
1969, fecha del suicidio de Quevedo.
Fue Tamargo quien halló el cadáver
de Quevedo, le cerró los ojos, recogió
el arma, limpió la sangre y despidió
el duelo del director de la famosa revista semanal.
Reconocía orgulloso que su más preciada
posesión eran las cartas privadas de Quevedo.
Tamargo volvió entonces a Nueva York donde
dirigió los periódicos hispanos
El Tiempo y El Diario La Prensa, antes de venir
a Miami en 1980.
En Miami se convirtió desde 1984 en una
figura emblemática de la radio en español
y del periodismo local. Laboró como director
de noticias y comentarista en WRHC-Cadena Azul,
Unión Radio, WQBA-La Cubanísima,
WSCV-Canal 51 y, finalmente, en Radio Mambí.
''Tamargo va a ser recordado como un hombre excepcional
y un cubano difícil de igualar'', expresó
anoche Salvador Lew, quien introdujo a Tamargo
en Cadena Azul. "Un tipo único, caballeroso
y decente, a quien no le importaba pasar necesidades
económicas si podía hacer su trabajo
en favor de la causa de Cuba''.
Lew recordó que "al principio Tamargo
dudó si iba a dar la talla en el medio
radial, porque él se sentía más
un escritor de prensa escrita''.
Pero las dudas se disiparon en poco tiempo. En
la radio miamense Tamargo hizo historia con el
popular programa Mesa Revuelta y su columna de
análisis político Al pan, pan y
al vino, vino, que terminaba siempre con una reafirmación
de su cubanía: "Cuba primero, Cuba
después y Cuba siempre''.
Fue también columnista dominical de El
Nuevo Herald desde 1987. Su última colaboración
se publicó el 19 de marzo del pasado año.
Nunca quiso asumir la ciudadanía estadounidense.
Nunca votó en una elección presidencial,
ni en Cuba ni en el exilio. Nunca manejó
un automóvil, ni abandonó la pipa
de fumar, ni siquiera en los días de la
enfermedad.
La obsesión por el regreso a una Cuba
democrática se acrecentó en los
últimos años, afectado ya por la
enfermedad. Declaraba que su mayor miedo era "morir
sin ver otra vez el sol de Oriente''.
''Quisiera morir en una vieja cama, en una vieja
casa, de un viejo pueblo que está a la
orilla del mar'', afirmó en una entrevista
del 2003.
Ayer la emisora Radio Mambí dedicó
sus espacios habituales a rendir tributo al periodista
fallecido, mientras se transmitían mensajes
de condolencia de los congresistas cubanoamericanos,
líderes comunitarios y público en
general.
''Partió este gladiador dejando sembrada
una huella de dignidad y patriotismo entre nosotros'',
dijo el comentarista Armando Pérez Roura,
director de Radio Mambí. "Estamos
tristes como todo el que lo conocía y sabía
que Tamargo era un valor de nuestra cultura y
nuestra historia''.
Lo sobreviven su esposa Rosalba y siete hijos:
Ariel, Manuel, Lila, Saúl, Nora, Eva y
José Luis. Además de seis nietos
y un biznieto.
El velorio de Tamargo se efectuará hoy
a partir de las 6 p.m. y hasta la medianoche en
la Funeraria Caballero Rivero Woodlawn, ubicada
en la 8200 SW 40 St, Miami.
Mañana habrá una misa en su memoria,
a las 12:30 p.m., en la Iglesia St. Kieran (aledaña
a la Ermita de la Caridad), en el 3605 S. Miami
Ave., Coconut Grove. La ceremonia será
oficiada por Monseñor Agustín Román.
El entierro será a las 3 p.m. en el Cementerio
Woodlawn Park de la Calle Ocho y la 32 avenida.
wcancio@elnuevoherald.com
Silvio Rodríguez enfrenta demanda judicial
en Chile
The Associated Press, 9 de marzo
de 2007.
SANTIAGO DE CHILE -- Dos abogados presentaron
el viernes una demanda por infracción a
la ley del consumidor contra el trovador cubano
Silvio Rodríguez, luego que éste
canceló el día anterior a última
hora un concierto que ofrecería en la ciudad
de Talca.
Los abogados Rodrigo González y Eduardo
del Campo señalaron a la prensa que la
demanda ante la Corte de Apelaciones de Talca,
a 250 kilómetros al sur de la capital,
representa a gente que había adquirido
boletos para ver a Rodríguez, quien dijo
en un comunicado que canceló la presentación
por las críticas al alto precio de las
entradas.
La demanda afecta también a Multimúsica,
la empresa productora de la visita del artista
a Chile.
Los boletos costaban entre el equivalente a 75
y 110 dólares y al momento de la cancelación,
ya estaban vendidos los 1.030, capacidad completa
del teatro.
Si los tribunales fallan a favor de los querellantes,
la sanción para Rodríguez y Multimúsica
sería en dinero.
"El concierto se suspende por decisión
mía, al conocer las reiteradas manifestaciones
de inconformidad por los precios de las entradas,
a pesar de haberse vendido todo el teatro",
dijo Rodríguez en un comunicado difundido
por la productora. "Pido disculpas a las
personas que pagaron 1.030 entradas y a la producción
por los inconvenientes que mi decisión
pudiera causar".
El cantante reiteró "la necesidad
de crear un mecanismo estatal para que los artistas
que visitamos Chile podamos hacer al menos un
concierto gratuito".
Mientras, Ana María Lepe, una mujer de
Talca que había organizado las protestas
por el precio de las entradas, denunció
que ha recibido "graves amenazas" y
recurrió a los tribunales, pidiendo protección.
"Llevo más de veinte años
cantando sus canciones y creyendo su mensaje.
No esperaba esto", agregó ante periodistas,
sobre la reacción del cantante.
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