PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 12, 2007
 

NOTICIAS DE CUBA
El Nuevo Herald

Miami da un emotivo último adiós a Agustín Tamargo

Wilfredo Cancio Isla, El Nuevo Herald. 11 de marzo de 2007.

Pretendía regresar en el primer avión o en el primer barco a una Cuba democrática y morir mirando el sol de Oriente en su natal Puerto Padre, a la orilla del mar. Pero la vida no le alcanzó a Agustín Tamargo para cumplir su último deseo, que proclamaba en sus programas radiales, columnas periodísticas e imaginarios diálogos con Dios.

Los restos de Tamargo --personalidad excepcional del periodismo cubano en el exilio-- fueron sepultados ayer en una bóveda del cementerio Woodlawn Park de la Calle Ocho tras una emocionante jornada de despedida, que reunió a familiares y amigos, figuras políticas, líderes comunitarios y público en general.

Los congresistas cubanoamericanos Mario y Lincoln Díaz-Balart se encontraban en el público.

''Por su talento, Agustín Tamargo hubiera tenido muchas oportunidades en este mundo, pero prefirió consagrarse a la causa de la libertad, expresándolo, proclamándolo y hasta gritándolo'', expresó Monseñor Agustín Román, obispo auxiliar emérito de la Arquidiócesis de Miami, durante una ceremonia celebrada en la Iglesia de St. Kieran.

Unas 400 personas se congregaron en el recinto católico, al pie de la Ermita de la Caridad en Coconut Grove, para asistir a una misa de cuerpo presente previa al sepelio. La eucaristía reunió a representantes de la jerarquía eclesiástica cubana en el exilio, entre ellos Monseñor Felipe Estévez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Miami, y los sacerdotes Jose Luis Menéndez y Alberto Cutié.

Casi al término de la misa, la actriz Eva Tamargo subió al púlpito para leer un texto escrito por su padre en años recientes a manera de invocación a Dios, y en el cual le cuestiona haberle destinado a vivir sus últimos años fuera de Cuba.

La lectura transcurrió entrecortada por los sollozos de la actriz y consiguió emocionar profundamente a los asistentes, que al finalizar el texto, aplaudieron de pie en medio de gritos de "Viva Cuba Libre''.

''Agustín Tamargo descansará en paz, pero sus sueños y esperanzas aguardan por una Cuba nueva, la Cuba posible que el soñó'', señaló Monseñor Estévez.

Una caravana de autos acompañó luego al carruaje fúnebre desde la iglesia al cementerio de la Calle Ocho y la 32 avenida, donde yacen los restos de importantes figuras de la Cuba republicana y la comunidad exiliada.

Junto al féretro se escucharon las notas del himno nacional cubano y el cantante Manolo Torrente, amigo cercano de Tamargo, interpretó la legendaria canción Lágrimas Negras, de Miguel Matamoros.

''Tamargo fue uno de los pilares del periodismo y el exilio cubanos'', dijo el abogado Rafael Peñalver, presidente del Instituto San Carlos de Cayo Hueso. "Hemos perdido un hombre que se enorgullecía de sus raíces cubanas y que hablaba con el corazón''.

Ayer la bandera cubana en el Instituto San Carlos ondeó a media asta en tributo al periodista, que falleció el pasado miércoles a los 82 años en un hospital local.

Considerado una figura emblemática del periodismo cubano en la etapa republicana, Tamargo se exilió en 1960 tras discrepar públicamente con el régimen de Fidel Castro. En el exilio participó en el proyecto de Bohemia Libre, dirigió los diarios El Tiempo y El Diario La Prensa en Nueva York, y desde 1980 se convirtió en una de las personalidades de la radio en español de Miami.

El día en que Cuba perdió el futuro

Wilfredo Cancio Isla / El Nuevo Herald. 11 de marzo de 2007.

La historia cubana estuvo a las puertas de un alumbramiento promisorio 50 años atrás, muy diferente al curso totalitario que le imprimió Fidel Castro tras su llegada al poder en 1959. La especulación histórica es siempre riesgosa, pero cuando se trata de revisitar la fecha del 13 de marzo de 1957 no deja de ser tentadora.

¿Cuál sería el destino de Cuba si la acción armada contra el Palacio Presidencial de La Habana hubiera conseguido liquidar al dictador Fulgencio Batista y abrir una etapa de transformaciones democráticas en el país? ¿Había lugar para la revolución castrista tras el magnicidio del entonces hombre fuerte de Cuba? ¿Y quedaría espacio de liderazgo para Castro y sus seguidores si el líder estudiantil José Antonio Echeverría hubiera tomado las riendas de la renovación nacional?

Al cumplirse cinco décadas de los trágicos sucesos del Palacio Presidencial, la ocupación de la emisora Radio Reloj y la posterior Masacre de Humboldt 7, quedan aún en pie las interrogantes y los sueños inconclusos de una generación de cubanos que apostó por el civismo y la vida constitucional en la isla. El programa del Directorio Revolucionario y los ideales democráticos de Echeverría terminaron diluidos en una avalancha revolucionaria que pronto torció sus promesas y derivó en una larga pesadilla autocrática, investida de socialismo.

Todavía retumban en la memoria de muchos cubanos los latidos de aquella jornada heroica y sangrienta. Pocas acciones patrióticas del siglo XX cubano se conservan en el imaginario nacional con el aliento mítico de hombradía que fijó el ataque al Palacio Presidencial. Cincuenta jóvenes tomaron las armas con la confianza de que ajustarían cuentas a Batista en su propio despacho. El ex combatiente de la Guerra Civil española, Carlos Gutiérrez Menoyo, fue el responsable del plan militar, y Menelao Mora se encargó de coordinar la operación. Los asaltantes se desplazaron hacia allí en dos automóviles y una camioneta de la firma Fast Delivery, que aún se conserva como objeto museable en La Habana. Gutiérrez Menoyo encabezó el operativo y abrió paso a dos grupos de asalto que comandaban Faure Chomón y Ricardo Olmedo.

El combate dentro del Palacio Presidencial fue cruento y la guarnición ofreció dura resistencia. Los combatientes que escalaron hasta el segundo piso de la edificación comprobaron que Batista se había escabullido por una escalera interior aledaña a su oficina. La balacera dejó 29 asaltantes muertos -- Menoyo y Mora entre ellos -- y los restantes, sin refuerzos ni municiones, lograron escapar y esconderse en refugios de la ciudad.

Casi simultáneamente, a las 3:21 p.m., Echeverría entraba a la cabina de Radio Reloj para interrumpir la transmisión e iniciar su histórica alocución al pueblo de Cuba, dando a conocer la presunta muerte del dictador. La enardecida intervención fue cortada y el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) salió de la emisora en una caravana de tres automóviles, rumbo a la Universidad de La Habana. Minutos después cayó abatido cuando enfrentó, pistola en mano, a un carro policial que casualmente se interpuso en el camino. En el suelo, un agente represivo lo remató con dos balazos en el pecho y uno en la cara.

Lucy Echeverría, su hermana menor, recuerda aquella tarde con la nitidez de un acontecimiento que se repite hasta el infinito en su memoria. Tenía entonces 17 años y vivía con su familia en la ciudad de Cárdenas, en la provincia de Matanzas. ''Nos empezaron a llamar a la casa para que pusiéramos Radio Reloj'', rememoró ella. 'Alguien nos informó que había un muerto de apellido Hechevarría, con 'H', pero presentíamos que había sucedido algo terrible. . . después nos confirmaron la noticia desde La Habana''.

En el exilio desde el 11 de diciembre de 1961, Echeverría evoca en esta conversación al hermano desparecido a los 24 años y remarca las diferencias irreconciliables entre el líder estudiantil y Castro, aún en los momentos de la alianza estratégica suscrita entre ambos el 31 de agosto de 1956 y conocida como la Carta de México.

¿Cómo fue su infancia junto a José Antonio?

Imagínate, era la niña mimada por tres hermanos varones en una típica familia cubana. Fue una infancia muy placentera, porque vivíamos frente al parque de Cárdenas y me pasaba el día jugando allí, protegida por mis hermanos. José Antonio, que era el mayor, tenía una relación muy especial conmigo. A él le gustaban mucho los deportes. Jugaba bien el baloncesto, pero no podía esforzarse al máximo por el asma, que con frecuencia lo dejaba sin aire y con los cachetes colorados. De ahí surgió años después el apodo de Manzanita.

¿Cuál fue la fuente que nutrió el espíritu rebelde y libertario de su hermano?

Crecí viendo a mi hermano enfrascado en defender a sus compañeros en la escuela cada vez que surgía una injusticia. Creo que él nació con esa cualidad, era un justiciero nato. Pero esa vocación de justicia se mezclaba con un carácter risueño y un profundo sentido de pertenencia familiar. Tocaba la guitarra, le gustaba cantar y era un pintor excepcional. Guardo varios de sus dibujos. Y tenía una fe religiosa muy honda, cobijada en el seno familiar. Mi hermano iba a misa casi a diario, rezaba, comulgaba y andaba siempre con dos rosarios en el bolsillo.

Fueron justamente esas condiciones las que lo llevaron a liderar la FEU y el movimiento estudiantil cubano después del golpe de estado del 10 de marzo de 1952. ¿Estaban ustedes conscientes de que esa temeridad manifiesta podría poner en peligro su vida en cualquier momento?

El golpe de estado de Batista transformó su vida. Sabíamos que él estaba decidido a todo. Desde el mismo 26 de noviembre de 1952, cuando se lanzó al terreno del estadio del Cerro para desafiar a la dictadura, su vida estaba en peligro. No fueron pocos los enfrentamientos y los golpes que cogió de la policía. El discurso de la Sociedad de Amigos de la República, en el Muelle de Luz, para rechazar las fraudulentas elecciones que se preparaban en 1955, fue un desafío frontal a Batista.

Usted dice que presentía que su hermano estaba en ''algo grande''. ¿Tuvieron alguna idea de la acción del 13 de marzo?

El le dijo a nuestro hermano Sinforiano que le pidiera a mamá que rezara mucho por él. Sinforiano le insistió en que si iba a haber alguna acción él quería sumarse. Pero él se negó y le argumentó que alguien tenía que quedar para cuidar a nuestros padres. Nuestro hermano Alfredo, el que le seguía a José Antonio, había muerto en un accidente automovilístico en 1956.

¿Estaba decidido a morir?

Absolutamente. Cuando salió de la toma de Radio Reloj le pidió al moro Asseff [uno de los asaltantes] que se subiera en el mismo carro con él y le dijo: "Ven conmigo que me voy a morir''.

Por eso se ha dicho que la muerte de Echeverría fue un acto suicida, cuando salió del automóvil, con un arma en la mano, para enfrentar al carro de la policía que les cerró el paso.

Fue un acto desafiante, pero de un valor incalculable. Porque el tiro estaba sato y había que tener los. . . pantalones bien puestos para fajarse de frente con la policía. Yo creo que él no imaginó que los cuatro compañeros que lo acompañaban en el carro lo iban a dejar solo.

Todavía hoy muchos antiguos miembros del Directorio y colaboradores de José Antonio mantienen distancia con la Carta de México, firmada con Castro. ¿Cómo recuerda usted ese momento histórico?

Mi hermano sabía quién era Fidel Castro, un personaje frustrado que no logró nunca ser electo ni delegado de escuela. Cuando regresó de México, le dije: ''¿Qué has hecho, mi hermano?'' Me respondió que él había firmado con Dios y ahora con el Diablo, pero que no me preocupara, porque cuando el movimiento estudiantil triunfara habría que bajar a Fidel Castro a tiros de las lomas.

¿Cómo fueron las relaciones con Castro después del triunfo de la revolución?

El 8 de enero de 1959, antes de entrar triunfante en La Habana, Fidel Castro vino a nuestra casa en Cárdenas a darle un abrazo a mi madre. Le dijimos que en nuestra casa no había fiesta, sino dolor y pena. Llegó hasta el cuarto, se sentó, nos escribió una carta de respaldo y nos pidió que lo acompañáramos a La Habana para resolver los problemas que había con el Directorio, pues él con Faure Chomón no tenía nada que hablar. Fuimos juntos al cementerio y él hablo ante la tumba de mi hermano. Le prometimos que íbamos a ayudar a solucionar las dificultades, pero Fidel Castro ya tenía planeado el desenlace. Todo era una farsa.

¿Cuándo se produce el rompimiento definitivo entre la familia Echeverría y el proceso revolucionario?

Muy pronto, en la celebración del segundo aniversario del 13 de Marzo. Cuando leyeron el testamento político de mi hermano, le quitaron la referencia a Dios en el texto. Entonces mis padres, mi hermano Sinforiano y yo nos pusimos de pie y abandonamos el acto. Fidel Castro lanzó entonces sus improperios, asegurando que los que se marchaban, que éramos nosotros, no podrían detener la marcha de la revolución. Fue la única vez que mi madre participó en un acto público en su vida. A finales de 1962 toda nuestra familia estaba ya en el exilio.

Por estos días Cuba ha lanzado una campaña de donación de objetos del movimiento estudiantil para festejar el 50 aniversario del acontecimiento. ¿Qué le parece?

Una vergüenza. La casi totalidad de las pertenencias, documentos y fotos de José Antonio pudimos sacarlas de Cuba. Lo que quedó en mi casa, se lo robaron para establecer el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría. Como mismo se robó Fidel Castro la bandera del movimiento estudiantil universitario para que el fantasma de José Antonio no le cayera encima.

¿Regresaría a Cuba?

No pretendo regresar a Cuba a buscar nada. El día que el país retorne a una vida democrática, llevaremos las pertenencias de José Antonio a su tierra natal.

¿Cómo le gustaría que los cubanos del futuro miraran a José Antonio?

Como un hombre de ideales puros y un corazón que no le cabía en el pecho.

AGUSTIN TAMARGO (1924-2007)
Muere un patriarca del periodismo cubano

Wilfredo Cancio Isla, 9 de marzo de 2007.

Agustín Tamargo, el periodista que con más pasión exaltó el nombre de Cuba y los cubanos en el exilio, falleció la noche del miércoles en Miami a los 82 años.

Tamargo, figura insigne del periodismo cubano del siglo XX y patriarca de la radio hispana en Estados Unidos, murió a las 10 p.m. en el Hospital Mount Sinai de Miami Beach, donde ingresó gravemente enfermo días atrás.

Su fallecimiento se produjo por un paro cardíaco luego de múltiples complicaciones derivadas del cáncer de garganta que combatía desde el 2004. Desde entonces tuvo frecuentes recaídas con crisis de neumonía, que obligaron a hospitalizarlo en varias ocasiones.

La noticia de su muerte cubrió de luto la mañana del jueves a la comunidad exiliada de Miami. Cientos de mensajes y llamadas inundaron desde muy temprano los espacios de Radio Mambí (710 AM), la emisora donde Tamargo trabajó por los últimos veinte años.

''Mi padre estuvo siempre a mi lado, guió mis pasos e inspiró mi vida'', dijo su hija Eva Tamargo sin poder contener las lágrimas. "Cuba fue su pasión y estos últimos meses se sentaba por horas en el jardín, rodeado de plantas, imaginándose que regresaba a Puerto Padre [su pueblo natal]''.

No se cansó de repetirlo en sus columnas y programas radiales más recientes, invocando incluso a Dios para que le concediera --al final de su existencia-- un único deseo: devolverlo a la tierra que lo vio nacer, en el oriente cubano, el 14 de agosto de 1924.

Tamargo estudió en Puerto Padre hasta nivel secundario y se incorporó al periodismo apenas con 15 años. En su localidad laboró en el semanario La Idea y en la revista Alborada, donde publicó algunos poemas de juventud.

Sus tempranas inquietudes literarias y simpatías con las ideas de izquierda le abrieron el camino hasta el célebre poeta Nicolás Guillén (1902-1989), a quien Tamargo presentó durante un acto en el Central Delicias de Puerto Padre, en 1940.

Con 17 años contrajo matrimonio con su amor de juventud y esposa de toda la vida, Rosalba Nápoles. En 1944 el matrimonio decidió mudarse a La Habana, donde Tamargo trabajó inicialmente como redactor y crítico cultural del diario Hoy, órgano de los comunistas cubanos.

Desde entonces trabó amistad con figuras del mundo político e intelectual que marcarían sus pasos posteriores: el periodista Rolando Masferrer, y los escritores Lino Novás Calvo y Carlos Montenegro.

Amante de las tertulias habaneras y de la vida cosmopolita, Tamargo quiso descubrir mundo y viajó a Nueva York en 1946. ''Fue un viaje de aventura, me interesaba la cultura y darme el chapuzón de esa gran ciudad'', recordaría años después al evocar su experiencia neoyorquina como empleado de factorías y restaurantes.

''Era un bohemio, un hombre con un talento desbordante, un impresionante poder de retención y una cultura enciclopédica, a pesar de que su formación fue totalmente autodidacta'', relató Pedro Yanes, fundador de la famosa librería Las Américas y amigo de Tamargo por más de 50 años. "Su concepto de la amistad era sagrado, y sabía anteponerlo incluso hasta con sus adversarios políticos.''

Tras su regreso a Cuba en 1951, viviría una etapa de plenitud en el periodismo republicano. Trabajó como redactor en Unión Radio, popularizó su columna Póngale el Cuño en el diario Tiempo en Cuba, dirigido por Masferrer, y fue articulista de Avance. Su popularidad como comentarista político llamó la atención de Miguel Angel Quevedo, director de la legendaria revista Bohemia, donde Tamargo comenzó a escribir sus columnas en 1953.

Fue en esos años un tenaz opositor de la dictadura de Fulgencio Batista y colaboró con la Sociedad Nuestro Tiempo, que reunió a la vanguardia intelectual y artística de la época. Su posición política lo obligó a salir al exilio en Argentina en 1958, en momentos en que también fungía como director del Canal 2, propiedad del zar de la televisión Gaspar Pumarejo.

Un año después regresó de Buenos Aires a La Habana tras conocerse el triunfo de la revolución de Fidel Castro, y lo hizo en un vuelo especial donde viajó la madre del guerrillero Ernesto Che Guevara.

Pero tan pronto Castro comenzó a coartar las libertades civiles, Tamargo alzó su voz para oponérsele. ''Usted no quiere periodistas, lo que usted necesita es fonógrafos'', escribió el periodista poco antes de tomar definitivamente el camino del exilio en 1960.

Radicado en Nueva York, se sumó al proyecto de publicar Bohemia Libre en compañía de su colega y entrañable amigo Quevedo. En 1963, Tamargo se traslada a Venezuela para continuar la edición de Bohemia Libre hasta 1969, fecha del suicidio de Quevedo.

Fue Tamargo quien halló el cadáver de Quevedo, le cerró los ojos, recogió el arma, limpió la sangre y despidió el duelo del director de la famosa revista semanal. Reconocía orgulloso que su más preciada posesión eran las cartas privadas de Quevedo.

Tamargo volvió entonces a Nueva York donde dirigió los periódicos hispanos El Tiempo y El Diario La Prensa, antes de venir a Miami en 1980.

En Miami se convirtió desde 1984 en una figura emblemática de la radio en español y del periodismo local. Laboró como director de noticias y comentarista en WRHC-Cadena Azul, Unión Radio, WQBA-La Cubanísima, WSCV-Canal 51 y, finalmente, en Radio Mambí.

''Tamargo va a ser recordado como un hombre excepcional y un cubano difícil de igualar'', expresó anoche Salvador Lew, quien introdujo a Tamargo en Cadena Azul. "Un tipo único, caballeroso y decente, a quien no le importaba pasar necesidades económicas si podía hacer su trabajo en favor de la causa de Cuba''.

Lew recordó que "al principio Tamargo dudó si iba a dar la talla en el medio radial, porque él se sentía más un escritor de prensa escrita''.

Pero las dudas se disiparon en poco tiempo. En la radio miamense Tamargo hizo historia con el popular programa Mesa Revuelta y su columna de análisis político Al pan, pan y al vino, vino, que terminaba siempre con una reafirmación de su cubanía: "Cuba primero, Cuba después y Cuba siempre''.

Fue también columnista dominical de El Nuevo Herald desde 1987. Su última colaboración se publicó el 19 de marzo del pasado año.

Nunca quiso asumir la ciudadanía estadounidense. Nunca votó en una elección presidencial, ni en Cuba ni en el exilio. Nunca manejó un automóvil, ni abandonó la pipa de fumar, ni siquiera en los días de la enfermedad.

La obsesión por el regreso a una Cuba democrática se acrecentó en los últimos años, afectado ya por la enfermedad. Declaraba que su mayor miedo era "morir sin ver otra vez el sol de Oriente''.

''Quisiera morir en una vieja cama, en una vieja casa, de un viejo pueblo que está a la orilla del mar'', afirmó en una entrevista del 2003.

Ayer la emisora Radio Mambí dedicó sus espacios habituales a rendir tributo al periodista fallecido, mientras se transmitían mensajes de condolencia de los congresistas cubanoamericanos, líderes comunitarios y público en general.

''Partió este gladiador dejando sembrada una huella de dignidad y patriotismo entre nosotros'', dijo el comentarista Armando Pérez Roura, director de Radio Mambí. "Estamos tristes como todo el que lo conocía y sabía que Tamargo era un valor de nuestra cultura y nuestra historia''.

Lo sobreviven su esposa Rosalba y siete hijos: Ariel, Manuel, Lila, Saúl, Nora, Eva y José Luis. Además de seis nietos y un biznieto.

El velorio de Tamargo se efectuará hoy a partir de las 6 p.m. y hasta la medianoche en la Funeraria Caballero Rivero Woodlawn, ubicada en la 8200 SW 40 St, Miami.

Mañana habrá una misa en su memoria, a las 12:30 p.m., en la Iglesia St. Kieran (aledaña a la Ermita de la Caridad), en el 3605 S. Miami Ave., Coconut Grove. La ceremonia será oficiada por Monseñor Agustín Román. El entierro será a las 3 p.m. en el Cementerio Woodlawn Park de la Calle Ocho y la 32 avenida.

wcancio@elnuevoherald.com

Silvio Rodríguez enfrenta demanda judicial en Chile

The Associated Press, 9 de marzo de 2007.

SANTIAGO DE CHILE -- Dos abogados presentaron el viernes una demanda por infracción a la ley del consumidor contra el trovador cubano Silvio Rodríguez, luego que éste canceló el día anterior a última hora un concierto que ofrecería en la ciudad de Talca.

Los abogados Rodrigo González y Eduardo del Campo señalaron a la prensa que la demanda ante la Corte de Apelaciones de Talca, a 250 kilómetros al sur de la capital, representa a gente que había adquirido boletos para ver a Rodríguez, quien dijo en un comunicado que canceló la presentación por las críticas al alto precio de las entradas.

La demanda afecta también a Multimúsica, la empresa productora de la visita del artista a Chile.

Los boletos costaban entre el equivalente a 75 y 110 dólares y al momento de la cancelación, ya estaban vendidos los 1.030, capacidad completa del teatro.

Si los tribunales fallan a favor de los querellantes, la sanción para Rodríguez y Multimúsica sería en dinero.

"El concierto se suspende por decisión mía, al conocer las reiteradas manifestaciones de inconformidad por los precios de las entradas, a pesar de haberse vendido todo el teatro", dijo Rodríguez en un comunicado difundido por la productora. "Pido disculpas a las personas que pagaron 1.030 entradas y a la producción por los inconvenientes que mi decisión pudiera causar".

El cantante reiteró "la necesidad de crear un mecanismo estatal para que los artistas que visitamos Chile podamos hacer al menos un concierto gratuito".

Mientras, Ana María Lepe, una mujer de Talca que había organizado las protestas por el precio de las entradas, denunció que ha recibido "graves amenazas" y recurrió a los tribunales, pidiendo protección.

"Llevo más de veinte años cantando sus canciones y creyendo su mensaje. No esperaba esto", agregó ante periodistas, sobre la reacción del cantante.

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