Cuando
muera Fidel
Danilo Arbilla, El
Universal Online, México. 20 de enero
de 2007.
Lo de Fidel se parece a lo de Franco. Se le dio
por muerto bastante antes de que ocurriera. Desde
el primer anuncio de su muerte, o de la inminencia
de ella, vivió por lo menos un año
más. Ello, incluso, fortaleció la
fe de sus seguidores que no estaban tan convencidos
de la mortalidad del caudillo. Popularmente circulaba
el siguiente diálogo con uno de esos seguidores:
-El problema se va a plantear cuando muera Franco.
-Y por qué pensar en eso; todavía
falta mucho, el caudillo tiene una salud de hierro-
sostenía el franquista.
-Sí, puede ser, pero algún día
va a morir.
-¡Oh, no!
Ese año de más le sirvió
a Franco para dejar un paquete bastante bien atado,
como luego confirmaron los hechos. ¿En
el caso de Castro, será lo mismo?
Es difícil hacer pronósticos, que
no son sólo sobre lo que pasará
en Cuba, sino también en Latinoamérica.
Fidel Castro ha logrado ser un tema doméstico
de cada país y una referencia y emblema
a nivel continental.
Si se está con Fidel se es de izquierda.
No importa si no se hacen elecciones, si se violan
las leyes, si no se respetan las libertades, si
se pisotean los derechos más básicos
de los ciudadanos, si se persigue a los disidentes
y si además se aplica una política
económica basada en las recetas más
ortodoxas de la escuela de Chicago. Fidel santifica
y le asegura a su seguidor, sobre todo si es presidente
o jefe de Estado, que no tendrá problemas
con los sindicatos, con las organizaciones sociales,
con la mayoría de las ONG y con una buena
cantidad de "observatorios" e instituciones
defensoras de los derechos humanos en general
y de la libertad de prensa en particular, y que
además están en contra de todo tipo
de discriminación, incluso la sexual. Todas
organizaciones que, por supuesto, no se ocupan
ni están enteradas de lo que pasa en Cuba.
En realidad parecería que fijarse en lo
que pasa en la isla no está dentro de lo
políticamente correcto, y a eso se atienen
también en otras regiones, en especial
en Europa.
La credencial que da Fidel tiene fuerza. ¿Alguien
imagina la posibilidad de que Lula o Bachelet,
que van por caminos muy diferentes a los que transita
Fidel, puedan tener un acto de rechazo para éste,
pese a que sí lo harían y lo hacen
por cosas menores con respecto a otros países
y gobernantes? ¿Alguien imagina al juez
Garzón juzgando a Fidel?
La pregunta es qué pasará cuando
muera Fidel, porque, algún día va
a morir. La respuesta es a la vez el gran pronóstico.
¿Quien será el heredero, quien se
quedará con esa etiqueta, con esa patente,
con esa varita mágica que transforma en
una maravilla hasta la peor atrocidad?
A nadie se le ocurre pensar que esos royalties
pasarán manos de su hermano Raúl
o del gobierno cubano que sigue hoy manejando
la isla.
El candidato es Chávez. Ya hay muchas
organizaciones y observatorios, de esos que tienen
un olfato tremendo para lograr financiaciones,
que sostienen e impulsan esa tesis. El propio
Fidel parecería que lo nombró su
sucesor. Chávez por supuesto que está
anotado, no lo puede disimular y además
ha invertido mucho dinero -de los venezolanos-
para que sea así. Por momentos parece estar
demasiado ansioso -quizás más que
EU- por ver dilucidado de una vez el tema, para
lo cual es preciso el retiro de Fidel, quien sólo
está dispuesto a concretarlo el día
que se muera.
La otra pregunta, que tiene que ver con los pronósticos,
es si el resto aceptará ese enroque. Parece
que Morales de Bolivia y Correa de Ecuador están
de acuerdo. Pero ¿pasa lo mismo con los
otros? Incluso con Ortega. También en ese
aspecto resulta difícil imaginar a Lula,
Kirchner o Bachelet, aceptando esta nueva tutoría
o conducción, que además, dado el
personaje, será muy activa e invasiva.
¿Y qué va a pasar con la propia
Cuba? ¿Seguirá Chávez manteniéndola
cuando ya no este Fidel? ¿De qué
le sirve? ¿Pretenderá que en la
"herencia" se incluya el poder en la
isla? ¿Pretenderá ir a dar órdenes?
Y ¿qué harán los cubanos?.
El 2007 será un año de continuas
sorpresas y aún más si se muere
Fidel. No hay mucho lugar para otros vaticinios.
Cabe una última pregunta: ¿qué
hará EU? Lo más seguro, en este
caso, es que resuelva enviar unos 20 mil soldados
más a asegurar la democracia en Irak.
El autor es presidente honorario de la Comisión
de Libertad de Prensa e Información de
la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
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S.A. de C.V.
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