La
incógnita Raúl Castro
Por primera vez desde 1959
Fidel Castro no es el protagonista absoluto de
la política en el 48º aniversario
de la revolución cubana
Mauricio Vicent. El
País, España, 02 de enero de
2007.
La Habana - La revolución cubana cumplió
ayer 48 años en condiciones excepcionales:
por primera vez desde el 1 de enero 1959, no es
Fidel Castro, sino su hermano Raúl, el
protagonista de la escena política. Desde
hace cinco meses, el jefe del Ejército
cubano encabeza un Gobierno colectivo que cada
día parece más sólido y menos
"provisional".
Raúl encabeza un Gobierno que cada día
parece más sólido y menos "provisional"
La revolución cubana cumplió ayer
48 años en condiciones excepcionales: por
primera vez desde el 1 de enero 1959, no es Fidel
Castro, sino su hermano Raúl, el protagonista
de la escena política. Desde hace cinco
meses, el jefe del Ejército cubano encabeza
un Gobierno colectivo que cada día parece
más sólido y menos "provisional"
y que ha establecido ya un nuevo estilo de dirección,
muy diferente al de Fidel en las formas.
Las últimas apariciones públicas
de Raúl Castro han proyectado la imagen
de que, se restablezca o no el comandante, Cuba
se adentra en un nuevo momento político.
Y muchos cubanos esperan que, poco a poco, en
la isla empiecen a producirse cambios.
Las expectativas e incógnitas alrededor
de lo que podría hacer el Gobierno de Raúl,
sobre todo en el terreno económico, son
tan grandes como el misterio que envuelve la salud
de Fidel Castro.
Desde el 31 de julio pasado, cuando el líder
comunista dio a conocer su enfermedad y delegó
"provisionalmente" todos sus poderes
en un equipo de siete personas, la línea
oficial no es otra que el consabido "Fidel
se recupera y regresará". Pero el
tono de los últimos discursos de algunos
dirigentes, y sobre todo las sonadas ausencias
del mandatario en los homenajes por su 80º
cumpleaños, parecieron confirmar los rumores
que -dentro y fuera de la isla- apuntaban a un
agravamiento súbito de la enfermedad del
mandatario.
El viaje reciente a La Habana del médico
español jefe del servicio de cirugía
del hospital Gregorio Marañón, José
Luís García Sabrido, para reconocer
al comandante, sirvió para desmentir las
especulaciones sobre un supuesto cáncer
terminal y certificar la tesis oficial de la "recuperación
lenta pero satisfactoria" de Castro. Sin
embargo, las señales de que el Gobierno
interino se consolida son visibles, e incluso
muchos funcionarios parecen haber aceptado que
si Fidel logra superar la crisis regresaría
a la vida política en un papel más
simbólico y alejado del día a día.
El 20 de diciembre, durante el acto de clausura
del VII Congreso de la Federación de Estudiantes
Universitarios, Raúl esbozó a las
claras cuáles eran las características
de su estilo de dirección y cuáles
las líneas maestras para garantizar el
relevo de Fidel y la "continuidad" de
la revolución.
Ante los estudiantes, Raúl dijo lo que
había dicho antes el vicepresidente Carlos
Lage: Fidel es "insustituible" y nadie
lo imitará, ahora o después de su
muerte, porque fracasaría. El ministro
de las Fuerzas Armadas -que no hay que olvidar,
es también vicepresidente primero del Consejo
de Estado y segundo secretario del Partido Comunista
de Cuba (PCC)-, aseguró que el encargado
de suceder a su hermano mayor no es una persona
sino una institución, el PCC, bajo una
dirección colectiva. Dijo, además,
que se favorecería el debate y la discrepancia
y que se repartirán funciones como nuevo
método de gobierno, y que los dirigentes
históricos cederán "paulatinamente"
el poder a las nuevas generaciones.
Dos días después de estas declaraciones
programáticas, el Parlamento cubano realizó
su segunda reunión ordinaria del año.
Sentado junto a la silla vacía del comandante,
Raúl llevó los debates con un estilo
directo, haciendo buena su fama de dirigente práctico
y con los pies puestos en la tierra. Cuando algunos
funcionarios empezaron con la habitual retórica
burocrática y justificativa, el jefe del
Ejército pidió a ministros y diputados
que no dieran evasivas sobre problemas reales
que afectan a la gente. "De justificaciones
estamos cansados en esta revolución",
afirmó.
Un empresario extranjero con inversiones en el
sector agrícola cubano quedó "sorprendido"
de cómo Raúl Castro enfocó
el tema de la ineficiencia y la falta de productividad
de este sector, "cuando echó un rapapolvo
a los responsables estatales de impagos de deudas
a cooperativistas y campesinos privados".
"¿Cómo el país piensa
incrementar la entrega de alimentos a la población
si, por trabas burocráticas, no se cumplen
las obligaciones contractuales de pago con estos
productores, que aportan hoy el 65% de la producción
agropecuaria", preguntó el jefe del
Ejército. Acto seguido, pidió que
en la próxima reunión se presentara
un informe "concreto" sobre las causas
y soluciones de este conflicto.
De igual modo, al abordarse los problemas del
transporte y la vivienda, dos de los que más
castigan a la población, el general mostró
un talante "práctico y nada complaciente",
a juicio de un embajador europeo invitado a la
inauguración de la sesión parlamentaria.
Según este diplomático, el "nuevo
tono" de Raúl y su preocupación
por "la efectividad y los resultados"
no significan en modo alguno que el ministro vaya
a impulsar cambios estructurales, y mucho menos
de rumbo: "La etapa en la que estamos es
la de intentar hacer más eficiente el sistema".
Un economista cubano recuerda cómo en
el pasado Raúl impulsó el denominado
"perfeccionamiento empresarial" dentro
de las empresas militares a su cargo. "A
mediados de los años ochenta, cuando el
país por iniciativa de Fidel estaba inmerso
en el Periodo de Rectificación de Errores,
que supuso una vuelta a los estímulos morales,
el cierre de mecanismos económicos de mercado
que habían resurgido en la isla, y en definitiva
el regreso a la economía centralizada,
Raúl ensayó fórmulas que
iban en una línea totalmente opuesta dentro
de las Fuerzas Armadas".
El perfeccionamiento implicó fundamentalmente
descentralización, autonomía empresarial
y la restitución de una serie de mecanismos
financieros, como la vinculación directa
entre salario y resultados para estimular la productividad,
sin impedimentos para que algunos cubanos ganaran
mucho más que otros. "También
Raúl, en medio del Periodo Especial, fue
responsable de la reapertura de los mercados agropecuarios,
regidos por la ley de la oferta y la demanda",
señala el economista.
Siempre se ha dicho que Raúl ve con interés
las experiencias socialistas de China y Vietnam,
países en los que estuvo por última
vez en 2005. Y son bastantes los cubanos que apuestan
porque su Gobierno propiciará una paulatina
apertura "a lo vietnamita", por supuesto
sin ceder poder político, aunque sabiendo
que, en economía, unos cambios conllevan
a otros.
"En este momento todo son expectativas e
incógnitas; Raúl sigue siendo un
enigma, y es demasiado pronto para despejarlo",
asegura un diplomático latinoamericano,
y así opina buena parte de la población.
El argumento más sólido de los que
piensan que el ajedrez económico cubano
se moverá en 2007 es "la necesidad
objetiva de que haya cambios económicos".
Los más pesimistas aseguran que el "nuevo
estilo" de Raúl se quedará
sólo en las formas, cero contenido, más
de lo mismo. Sin embargo, los defensores de que
habrá cambios arguyen que si se busca productividad
y resultados, hay que incentivarlos y admitir
experiencias hasta ahora rechazadas. Raúl,
dicen, estaría dispuesto a ello, pues esta
informado del estado de ánimo en la calle
y es sensible a las expectativas populares, que
son grandes. Sabe, además, que lo que está
en juego es nada menos que la "continuidad"
de la revolución.
¿Una Cuba socialista, pero diferente?
"Ahora cualquier señal es importante",
aseguraba, al calor de un mojito y de un plato
de puerco asado, y bien entrada la noche, un cubano
de a pie en una fiesta de fin de año. Una
semana después de la reunión del
Parlamento, el diario oficial Granma publicó
un extenso artículo sobre el encuentro
sostenido por Raúl con un grupo de "productores
destacados de la agricultura urbana".
Casi al terminar el reportaje, Granma reseñaba
que el jefe del Ejército "reiteró
que siempre que los productores cosechen mucho
y sobre todo que vendan a precios módicos,
no importa lo que ganen por mes".
La cita no pasó desapercibida a los que
se afanan por descubrir pistas de por donde podrían
ir las cosas en 2007. "Fidel es alérgico
al dinero y a que la gente se enriquezca; Raúl
no", señalaba un empresario extranjero,
que llamaba la atención sobre otro artículo,
publicado el 31 de diciembre por Juventud Rebelde.
Bajo el título de "Dibujo de la Cuba
futura", el diario resumía los resultados
de una inusual encuesta realizada a 280 cubanos
sobre como imaginaban su país en 2020.
Todos "sin excepción" hablaron
de la necesidad de mejoras económicas,
y en especial de que el salario recobre el valor
que hoy no tiene. "Que con nuestro dinero,
en el 2020 podamos asistir a todos los lugares",
dijo uno; otros, "que haya una Cuba socialista
con mayúscula, diferente pero igual a la
de hoy".
En el Parlamento, Raúl alentó a
la prensa cubana a jugar un nuevo papel en este
momento histórico de la revolución.
Pero un fiel advertía: "Quien intente
contraponer las ideas y la práctica de
Fidel y Raúl no entenderá nada.
Todo lo que esta pasando está perfectamente
cuadrado entre los dos hermanos, como siempre
ha sido desde 1959".
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