Crónica           IMPRIMIR
14 de dciiembre de 2007

Échale la culpa a Noel

Odelín Alfonso Torna


LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Demasiado tiempo ignorando una irresponsabilidad de magnitud incalculable. En el municipio Mariel, hace más de treinta años que la dirección municipal tenía conocimiento de un futuro desastre natural, que el día 18 de octubre de 2007 se hizo realidad.

Se trata de un asunto muy delicado que puso en peligro la vida de decenas de personas.

Los perjudicados residen en las lomas del Ingénito, zona poblada tanto en su cima como en la misma pendiente, donde también fue construido el tanque de agua que abastece a la mayoría de la población de Mariel, que conocía de antaño el pronóstico sobre un posible deslizamiento de tierra.

Eliel, geólogo del lugar, predijo con cálculos y mediciones que la zona montañosa poblada sufriría fallas teutónicas en el futuro. De antemano, el asunto se engavetó por conveniencia.

Se llevaron muy buena impresión del talentoso joven, al punto de reconocer, aparentemente, su hipótesis. Se le desestimuló laboralmente por hablar cosas “incoherentes” que afectaban el prestigio y la seguridad municipal.

¿Puede dársele menuda atención a una persona con conocimiento suficiente del tema?

Estas predicciones tenían mucho que ver con las características geográficas de la zona. Esta loma, debido a la gran inclinación y a la cantidad de manantiales que contiene en su interior, no podría soportar por mucho tiempo las detonaciones realizadas por la fábrica de cemento René Arcay.

Dicha dependencia explota el territorio mencionado, ubicado a menos de un kilómetro de la Bahía del Mariel, con el propósito de extraer los recursos naturales que se necesitan para elaborar el “prestigioso cemento cubano”.

Es nuestro gobierno el más asiduo criticón, a nivel mundial, de la explotación indiscriminada de los recursos naturales que afectan el medio ambiente. Es la televisión la que reporta a diario los desastres naturales del mundo y en ocasiones enmascara situaciones tan particulares como la de Mariel, a 40 kilómetros de la capital.

El diario Juventud Rebelde hizo referencia al caso. Pero este también usó la misma estrategia. El desprendimiento de tierra tenia un culpable, las precipitaciones de la depresión tropical Noel.

Noel afectó con lluvias continúas que se prolongaron por más de una semana, el oriente del país. En occidente solo se presenciaron rachas intermitentes en apenas 48 horas.

Noel sólo vino a facilitar el desplome de tierra en una plataforma resentida por años, y para eso no hay que ser geólogo o meteorólogo.

Es increíble todo el tiempo que fueron realizadas estas detonaciones, pero nunca importó nada. Esta vez el interés económico fue más importante que el inminente desastre.

Esta importante fábrica es una joya económica y lo más importante es que tenemos convenios con nuestros “hermanos mexicanos” (Cemento Curasao). Esta oportunidad no se puede perder, cueste lo que cueste.

Gracias al apoyo inversionista de los empresarios mexicanos, se pudo eliminar la estela de residuos tóxicos que escapaban de las antiguas chimeneas del complejo René Arcay. Por más de 20 años los poblados de Mogíca y La boca, con una población aproximada de 10 mil habitantes, se vieron afectados por esta nube de polvo que cubría las cubiertas de las casas y la vegetación en general.

Como resultado de los estragos del 18 de octubre, más de una decena de personas fueron evacuadas debido a los daños parciales y totales de sus viviendas.

La situación es grave. Esta por ver si las autoridades municipales podrán resolver los nuevos problemas de viviendas. Los habitantes de Mariel, afectados por el ciclón Charle, aún esperan por un techo independiente en albergues comunitarios.

El asunto no es poner sobre el tapete las predicciones de Eliel y su alusión de hoy sobre la irreversible culpa de la tormenta tropical Noel. En lo particular, creo más en la primera.

En lo que se hace un amago para tomar conciencia, los albergues comunitarios se llenan de nuevos inquilinos. Veremos por quien corre la cuenta. Si por las autoridades locales o por nuestros hermanos mexicanos.

 
 
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