Échale
la culpa a Noel
Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Demasiado tiempo
ignorando una irresponsabilidad de magnitud incalculable. En el
municipio Mariel, hace más de treinta años que la
dirección municipal tenía conocimiento de un futuro
desastre natural, que el día 18 de octubre de 2007 se hizo
realidad.
Se trata de un asunto muy delicado que puso en peligro
la vida de decenas de personas.
Los perjudicados residen en las lomas del Ingénito,
zona poblada tanto en su cima como en la misma pendiente, donde
también fue construido el tanque de agua que abastece a la
mayoría de la población de Mariel, que conocía
de antaño el pronóstico sobre un posible deslizamiento
de tierra.
Eliel, geólogo del lugar, predijo con cálculos
y mediciones que la zona montañosa poblada sufriría
fallas teutónicas en el futuro. De antemano, el asunto se
engavetó por conveniencia.
Se llevaron muy buena impresión del talentoso
joven, al punto de reconocer, aparentemente, su hipótesis.
Se le desestimuló laboralmente por hablar cosas “incoherentes”
que afectaban el prestigio y la seguridad municipal.
¿Puede dársele menuda atención
a una persona con conocimiento suficiente del tema?
Estas predicciones tenían mucho que ver con
las características geográficas de la zona. Esta loma,
debido a la gran inclinación y a la cantidad de manantiales
que contiene en su interior, no podría soportar por mucho
tiempo las detonaciones realizadas por la fábrica de cemento
René Arcay.
Dicha dependencia explota el territorio mencionado,
ubicado a menos de un kilómetro de la Bahía del Mariel,
con el propósito de extraer los recursos naturales que se
necesitan para elaborar el “prestigioso cemento cubano”.
Es nuestro gobierno el más asiduo criticón,
a nivel mundial, de la explotación indiscriminada de los
recursos naturales que afectan el medio ambiente. Es la televisión
la que reporta a diario los desastres naturales del mundo y en ocasiones
enmascara situaciones tan particulares como la de Mariel, a 40 kilómetros
de la capital.
El diario Juventud Rebelde hizo referencia al caso.
Pero este también usó la misma estrategia. El desprendimiento
de tierra tenia un culpable, las precipitaciones de la depresión
tropical Noel.
Noel afectó con lluvias continúas que
se prolongaron por más de una semana, el oriente del país.
En occidente solo se presenciaron rachas intermitentes en apenas
48 horas.
Noel sólo vino a facilitar el desplome de
tierra en una plataforma resentida por años, y para eso no
hay que ser geólogo o meteorólogo.
Es increíble todo el tiempo que fueron realizadas estas detonaciones,
pero nunca importó nada. Esta vez el interés económico
fue más importante que el inminente desastre.
Esta importante fábrica es una joya económica
y lo más importante es que tenemos convenios con nuestros
“hermanos mexicanos” (Cemento Curasao). Esta oportunidad
no se puede perder, cueste lo que cueste.
Gracias al apoyo inversionista de los empresarios
mexicanos, se pudo eliminar la estela de residuos tóxicos
que escapaban de las antiguas chimeneas del complejo René
Arcay. Por más de 20 años los poblados de Mogíca
y La boca, con una población aproximada de 10 mil habitantes,
se vieron afectados por esta nube de polvo que cubría las
cubiertas de las casas y la vegetación en general.
Como resultado de los estragos del 18 de octubre,
más de una decena de personas fueron evacuadas debido a los
daños parciales y totales de sus viviendas.
La situación es grave. Esta por ver si las
autoridades municipales podrán resolver los nuevos problemas
de viviendas. Los habitantes de Mariel, afectados por el ciclón
Charle, aún esperan por un techo independiente en albergues
comunitarios.
El asunto no es poner sobre el tapete las predicciones
de Eliel y su alusión de hoy sobre la irreversible culpa
de la tormenta tropical Noel. En lo particular, creo más
en la primera.
En lo que se hace un amago para tomar conciencia,
los albergues comunitarios se llenan de nuevos inquilinos. Veremos
por quien corre la cuenta. Si por las autoridades locales o por
nuestros hermanos mexicanos.
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