La Iglesia Católica defiende la renovación de
los obispos en Cuba
Monseñor Carlos Manuel
de Céspedes opina, no obstante, que la
amplia renovación puede tener 'connotaciones
interesantes en el presente y futuro inmediato
de la Iglesia'.
Agencias. Encuentro
en la Red, 13 de abril de 2007.
AFP/ La Habana. La amplia renovación de
la Conferencia Episcopal cubana en los últimos
años no es algo "excepcionalmente
sospechoso", sino una "coincidencia
en el tiempo" de varios factores, afirmó
monseñor Carlos Manuel de Céspedes,
uno de los más antiguos vicarios de la
Iglesia Católica en la Isla.
"No ha ocurrido nada excepcionalmente sospechoso
en el hecho de la muerte de algunos obispos, de
la renuncia de otros y de las consecuentes designaciones
(...) Lo excepcional ha sido la coincidencia en
el tiempo que, en tantas cosas, escapa a nuestras
previsiones", dijo el religioso, sin precisar
las "sospechas".
En un artículo publicado en la revista
mensual Palabra Nueva, de la Arquidiócesis
de La Habana, Céspedes opina, no obstante,
que ese hecho puede tener "connotaciones
interesantes en el presente y futuro inmediato
de la Iglesia", la cual vive, según
su opinión, algunos "cambios significativos".
Cuba tiene actualmente 11 diócesis, a
cada una de las cuales corresponde un obispo (arzobispo
en los casos de La Habana, Camagüey y Santiago
de Cuba) y dos obispos auxiliares en la capital.
De los prelados que acompañaron a Juan
Pablo II en su peregrinación por Cuba en
enero de 1998, tres fallecieron, cuatro renunciaron
por razones de edad (uno de los cuales, monseñor
Adolfo Rodríguez, murió después)
y uno por impedimentos físicos para sus
funciones.
Nuevos obispos han sido nombrados en estos años
y quedan dos vacantes por cubrir. Cuando sean
cubiertas las diócesis vacantes -dijo Céspedes-
"de los 13 obispos que habrá probablemente
entonces en Cuba, sólo cuatro (entre ellos
el cardenal Jaime Ortega) han comenzado sus estudios
sacerdotales antes de 1959".
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