NOTICIAS
DE CUBA
El
Nuevo Herald
Ordenan dar millones a víctimas de
Castro
Tere Figueras Negrete, The Miami
Herald. 19 de noviembre de 2006.
Un juez federal de Nueva York le ordenó
ayer a JP Morgan Chase Bank que le entregue más
de $91 millones en activos cubanos congelados
a una familia del sur de la Florida, así
como a otra que también ganó enormes
reclamaciones contra el gobierno de Fidel Castro,
por haber ejecutado a dos familiares hace más
de 40 años.
El juez determinó que se le deben entregar
$23.9 millones a Janet Ray Weininger, residente
de Palmetto Bay, la hija del piloto de la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) Thomas ''Pete''
Ray, que fue derribado durante la invasión
a Bahía de Cochinos de 1961, y posteriormente
ejecutado por el gobierno cubano.
Otros $67 millones adicionales se le otorgarán
a la familia de Howard Anderson, que fue fusilado
por soldados cubanos después que la invasión
fracasó.
''Este es el último acto de justicia,
pero sería mucho mejor si mi madre estuviera
viva'', dijo Bonnie Anderson, uno de los cuatro
hijos de Dorothy y Howard Anderson. "De todos
nosotros, ella fue la que sufrió más,
aunque todos tuvimos que sufrir por la muerte
de nuestro padre. Todos estamos estremecidos''.
Tanto la familia Anderson como la Weininger habían
ganado previamente juicios en la Corte de Circuito
del Condado Miami-Dade en el 2003 y el 2004 respectivamente
contra el gobierno de la isla, pero nunca se supo
con exactitud si podrían o no recibir el
dinero. El gobierno de Castro no disputó
con ninguna de las dos familias en el proceso.
Una disputa, sin embargo, surgió entre
las familias y la empresa Office Max sobre el
acceso a los activos de Cuba, congelados bajo
la ley del embargo norteamericano contra el país
caribeño.
En este caso, Office Max, a través de
una fusión con otra compañía
estadounidense, afirmó que había
heredado reclamaciones de propiedad para la firma
Cuban Electric Company, que fue confiscada por
las autoridades cubanas a principios de la década
del 60. La tienda cuestionó la validez
de los argumentos de las familias y dijo que los
fondos cubanos deberían satisfacer primero
sus reclamaciones.
Las 101 páginas de la decisión
del juez Víctor Marrero, nombrado al distrito
por el ex presidente Bill Clinton, fue un revés
para la cadena de productos de oficina.
Es la primera ocasión que un estatuto
antiterrorismo aprobado por el Congreso en el
2002 se aplicó para permitirle a las víctimas
del terrorismo recuperar daños de bienes
congelados de un país considerado terrorista.
De igual modo, representa la segunda vez que
las familias que demandaron al gobierno cubano
por reclamaciones por una muerte injusta pueden
beneficiarse del dinero en cuentas en EEUU.
Los abogados de ambas familias dijeron estar
muy contentos con la decisión.
''Todos estos años han sido una verdadera
batalla cuesta arriba para la familia Anderson,
cuyo padre fue brutalmente asesinado por Castro'',
expresó el abogado miamense Al Cárdenas,
que representó a los Anderson junto a su
asociado Joe DeMaria.
Por su parte, el abogado de la familia Weininger
dijo que no habrá ninguna apelación
bajo la determinación de la corte federal,
y que los fondos congelados deberán entregarse
en un período de cinco días.
''Este es el caso de la valentía que tuvo
una mujer para honrar a su padre'', dijo el abogado
de Coral Gables, Joseph Zumpano. "Hay muchos
casos que dividen a nuestra comunidad. Este caso,
nos une''.
Pete Ray, piloto de la Guardia Nacional de Alabama,
volaba para la CIA en la invasión de abril
de 1961 cuando su avión resultó
seriamente averiado. Ray sobrevivió el
aterrizaje forzoso, dijo su hija. La nave cayó
cerca de donde Fidel Castro había establecido
su cuartel general. Ray logró salir con
vida del avión, pero fue herido cuando
se enfrascó en un tiroteo con las fuerzas
cubanas.
Cuando su padre era atendido por médicos
cubanos por sus heridas, el ejército ejecutó
las órdenes de los hermanos Castro y lo
mataron con un disparo en la sien, según
pruebas que se presentaron en la corte.
Weininger pudo penetrar la inmunidad del gobierno
cubano bajo una ley de 1996 que le permite a las
victimas de países considerados terroristas
presentar demandas por daños.
jweaver@MiamiHerald.com
Cuba: dólares ahondan las diferencias
de clase
Redacción de The Miami
Herald, La Habana, 19 de noviembre de 2006.
Joel gana $200 al mes en propinas por trabajar
como percusionista en una banda musical que actúa
para los turistas en La Habana Vieja, lo que equivale
a más de 30 veces lo que el gobierno cubano
le paga por hacer el mismo trabajo.
Por su parte, Irene, secretaria del gobierno
que no tiene acceso a los dólares, sobrevive
con su salario mensual de 300 pesos cubanos, el
equivalente de casi $13.
''Los que tienen dólares tienen una gran
ventaja'', comentó Irene, sentada en la
conocida heladería Coppelia, del barrio
habanero de El Vedado. "No es justo''.
Con Fidel Castro enfermo, las desigualdades que
creó la doble economía dólar-peso
que Cuba estableció para poder superar
la catastrófica desaparición de
los subsidios soviéticos, podría
perfectamente convertirse en uno de los retos
más grandes que tengan que enfrentar sus
sucesores, consideran los expertos en el tema
cubano.
Para los cubanos, el injusto sistema es el problema
más irritante con el que tienen que luchar
desde que se despiertan. La economía nacional
depende tanto del dólar que una familia
típica necesita el llamado ''dinero verde''
para comprar cualquier cosa, desde cuchillas de
afeitar y sábanas hasta zapatos, artículos
que se pueden obtener solamente en tiendas del
gobierno que fijan su precio en equivalentes a
dólares.
Sin embargo, el trabajador promedio gana únicamente
250 pesos al mes, es decir unos $10.
''En Cuba, el dinero no vale nada'', aseguró
la disidente Lizette Fernández, quien abandonó
Cuba en agosto y en la actualidad vive en Hialeah.
"Uno tiene derecho a comprar jabones dos
veces al año, y cuando el jabón
se acaba, hay que ir a las tiendas donde se compra
con dólares, donde una pastilla cuesta
75 centavos de dólar. Prácticamente
no hay nada que se pueda comprar con pesos cubanos''.
Antes de irse de Cuba, Fernández ayudó
a impulsar una campaña para exigir que
todos los establecimientos gubernamentales vendan
artículos en pesos.
Con el fin de intentar sobrevivir el descomunal
derrumbe de la Unión Soviética,
Castro legalizó en 1991 el uso de dólares
en la isla, permitió la entrada de los
turistas extranjeros y comenzó a dejar
que los cubanos abrieran pequeños negocios,
como restaurantes en sus casas.
Se dice que los cambios han ayudado a mantener
a flote la precaria economía cubana, pero
la legalización del dólar también
creó un enorme y problemático abismo
entre los que tienen dólares y los que
no los tienen.
''Fue una especie de pacto con el diablo que
Fidel tuvo que hacer contra sus preferencias ideológicas'',
dijo el analista Brian Latell, ex agente de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) y autor
del reciente libro After Fidel, en una entrevista
telefónica. "En Cuba, las desigualdades
de los que tienen acceso a los dólares
y los que no tienen es gigantesca''.
Si se tiene en cuenta que los salarios estatales
mensuales apenas alcanzan para los gastos de menos
de una quincena, los que tienen dólares
viven mejor que el resto.
''Hay una desigualdad que no se supone que exista
en una economía socialista. Es un problema
muy grave que el gobierno deberá resolver
en un futuro'', señaló por teléfono
Philip Peters, director del Programa Cuba, del
Instituto Lexington, un grupo de estudios especiales
de Virginia.
Peters estima que alrededor del 60 por ciento
de los cubanos tiene acceso a los dólares
a través de propinas, premios especiales
a los trabajadores estatales y los envíos
de los familiares o amigos que viven en el extranjero.
Se estima que dichos envíos alcanzan aproximadamente
$1,000 millones anuales. También se cree
que la economía dualista de dólares
y pesos está dejando detrás a los
afrocubanos. Como que los cubanos de tez clara
han emigrado en mayor número, las remesas
que envían mayormente son para sus familiares
de la isla, también de piel más
blanca.
Castro nuevamente prohibió el uso de dólares
en efectivo en el 2004, aparentemente para cobrar
cuotas por las transacciones de cambio, y a los
cubanos se les empezó a requerir que cambiaran
los dólares por los llamados ''pesos convertibles''
o CUC. Un dólar equivale a .80 centavos
de CUC.
Pero esa medida no le ha puesto fin a la necesidad
de dólares de los cubanos para comprar
en las llamadas ''tiendas de dólares'',
que venden artículos de consumo a precios
de CUC.
Hay una tienda del centro de La Habana que hace
poco vendía una botella de aceite de cocina
por 2.2 CUC, una botella de ron por 5.40 y un
frasco de mayonesa por 4.10, el equivalente de
5.12 en dólares, o 98.40 pesos cubanos,
que son alrededor de 40 por ciento de los ingresos
mensuales del ciudadano promedio.
Y a diferencia de las economías capitalistas,
los taxistas, los meseros, los cantineros, los
recepcionistas de hoteles, cualquiera que tenga
acceso a propinas de turistas, son los que tienen
los trabajos más codiciados en Cuba.
Un taxista llamado Emilio dice que que él
trabaja 15 días al mes y gana el equivalente
en pesos de $12 dólares en una empresa
del gobierno. Pero en realidad sus ingresos son
de entre $100 y $120 al mes, gracias a los dólares
de turistas y prostitutas.
Emilio dice que su trabajo es tan lucrativo que
algunos cubanos pagan hasta $500 de soborno por
el derecho de manejar taxis.
No se publican los apellidos de Emilio ni de
otros personajes entrevistados para este artículo
para impedir que se tomen represalias en contra
de ellos.
Incluso cuando tienen dólares o CUC, el
cubano promedio no tiene acceso a productos o
comodidades que el gobierno reserva para turistas
extranjeros, como los buenos hoteles, los teléfonos
celulares o algunas playas.
Confrontando la realidad de tantas cosas que
no podía comprar, y dólares que
no tenía, antes de mudarse a Hialeah, Fernández
y la organización disidente que administra,
la Federación de Mujeres Rurales Latinoamericanas,
iniciaron la campaña para que todo establecimiento
venda sus productos en pesos.
Según ella, hay 28 mujeres en la isla
que organizan pequeños núcleos de
mujeres que recogen firmas en respaldo de la campaña,
llamada ''Con la Misma Moneda''. Una disidente
que todavía está en Cuba dijo que
la gente apoya la iniciativa, pero tiene miedo
a firmar.
''No podemos ser ciudadanos de segunda clase
sólo por ser cubanos'', dijo Fernández.
"No tenemos derechos, simplemente porque
no tenemos dólares''.
The Miami Herald no publica el nombre del corresponsal
que escribió este reportaje, porque no
tenía la visa periodística requerida
para trabajar en la isla.
Crecen las dudas sobre el retorno de Castro
Agence France Presse, La Habana,
17 de noviembre de 2006.
Aun año de un discurso con tintes de testamento
político, Fidel Castro convalece en medio
de dudas sobre su retorno al poder, mientras su
hermano Raúl tomó el relevo en la
campaña anticorrupción que el gobernante
lanzó para ''salvar'' la revolución.
El gobernante trazó el 17 de noviembre
del 2005 el rumbo de la revolución para
cuando desaparezca su generación fundacional,
y llamó a una cruzada de ''vida o muerte''
contra las ilegalidades que carcomen a la sociedad
y al sistema comunista de la isla.
Actualmente, Castro está ausente de la
esfera pública desde que fuera operado
el 27 de julio tras una hemorragia intestinal
y cediera provisionalmente el poder a Raúl,
quien ha intensificado la lucha anticorrupción
en estos tres meses y medio.
Sin que se haya confirmado una aparición
pública de Fidel, Cuba está por
estos días movilizada en la organización
de un gran homenaje, del 28 de noviembre al 1
diciembre, y un desfile militar el día
2, para conmemorar el 80 cumpleaños de
Castro y el desembarco del yate Granma.
Su presencia en los actos ''significaría
que ya su accidente de salud forma parte del pasado'',
dijo el jueves el escritor franco-español
Ignacio Ramonet, autor del libro Cien horas con
Fidel, en un programa de televisión.
Pero las dudas aumentan. Es importante ''reunir
más que la presencia física, las
ideas de Fidel, las ideas de la revolución'',
dijo el presentador del programa, Randy Alonso.
''De ese hombre que se vio el 17 de noviembre
queda poco. Su salud se ha deteriorado muchísimo
y no creo que vuelva al poder como antes'', afirmó
un hombre de 40 años, empleado de un restaurante
en La Habana Vieja.
Aquel día, permaneció casi seis
horas de pie en el Aula Magna de la Universidad
de La Habana, y desafiando a un informe de la
CIA que le atribuyó el mal de Parkinson,
mostró la firmeza de su pulso y dijo: "Me
siento mejor que nunca''.
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