'Viva
Cuba', un filme sobre la aventura de la emigración
Mauricio Vicent - La Habana,
El País,
26 de mayo de 2006.
Pese a su título y argumento, pocos en
su país apostaron por Viva Cuba, la segunda
película del realizador cubano Juan Carlos
Cremata, ganadora del Gran Premio de la Juventud
en la pasada edición del Festival de Cannes,
que hoy se estrena en España. Rodada con
exiguos recursos y mucha más voluntad que
apoyo oficial, Viva Cuba es un singular road movie
con niños, que tiene como telón
de fondo el tema de la emigración aunque
el filme no cuenta una historia política
sino humana. Se trata de la aventura de una pequeña
que escapa de su casa con su mejor amigo para
evitar que su madre, que quiere marcharse de Cuba,
los separe.
Cremata realizó la película con
una cámara digital y un equipo de 15 personas,
fuera del esquema de producción del Instituto
Cubano de Arte e Industria Cinematográfica
(ICAIC). En cierto sentido, con Viva Cuba el director
de Nada (2001) quería demostrar que "sí
se puede hacer cine alternativo" en la isla,
y también "contar una historia de
niños y con niños de protagonistas,
algo que nunca se había hecho en Cuba".
Según Cremata, Viva Cuba es una película
"familiar", tanto por su tema como por
el modo en que fue realizada. Los niños
actores, Malú Tarrau y Jorgito Miló,
trabajan en el grupo de teatro infantil La Colmenita,
que dirige su hermano Carlos Alberto. La codirectora
de la película fue su madre, Iraida Malberti,
con años de experiencia en la televisión
para niños. Su abuela desempeñó
el papel de la abuela de Malú, mientras
que dos primos suyos hicieron la dirección
de arte y la música.
"Toda la labor de edición se realizó
en esta casa", cuenta Cremata en su domicilio
del barrio del Vedado. Desde su terraza se ve
la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, donde cada día cientos de cubanos
hacen cola para emigrar. "Para mí
el asunto de la emigración está
muy presente... Me despierta el murmullo de la
gente a las siete de la mañana, y luego
van pasando cosas. Hay gente que hasta viene con
maletas porque piensa que ya va a salir de viaje".
Cremata cree que el problema de la emigración
no es exclusivo de Cuba y considera que, en su
país, las causas son más económicas
que políticas. En cualquier caso, ha querido
que en su película este tema sirva sólo
de base para contar una historia humana. "Malú
no se quiere quedar en Cuba por la revolución,
quiere quedarse porque en Cuba están sus
amiguitos, está su escuela, y sobre todo,
está enterrada su abuelita. Cuenta una
historia sobre niños, pero no es una película
infantil, va mucho más allá".
Despolitizar el tema cubano no es sencillo, pero
por el éxito internacional de Viva Cuba,
parece haberlo logrado. El filme ha cosechado
más de 20 premios en Alemania, Italia,
Francia, Guatemala y hasta en Taiwan, y en Cannes
obtuvo el Gran Premio de la Juventud, otorgado
por unanimidad por un jurado de 24 niños.
"La película, además, ha tenido
una buena acogida en Miami, lo que no deja de
ser sorprendente", dice.
"Pese a que sus familias se detestan, Malú
y Jorgito son dos niños que se han prometido
amistad para toda la vida y quieren que se les
tome en cuenta. Quien vea la película en
términos de castrismo y anticastrismo no
entenderá nada", asegura Cremata,
de 44 años, que es hijo de una de las víctimas
de un atentado terrorista contra un avión
de Cubana de Aviación en 1976, pero a quien
le "repugna" la política.
La película es una coproducción
de la compañía francesa QUAD Productions,
la Televisión Cubana, La Colmenita y varios
amigos asociados en el grupo de creación
artística El ingenio -"por el ingenio
que hay que tener para sacar cualquier proyecto
adelante"- , y su rodaje costó menos
de 50.000 dólares. "Al principio nadie
apostaba por Viva Cuba. Ahora, convertida en la
primera película cubana ganadora de un
premio en Cannes, todo el mundo me quiere",
bromea Juan Carlos Cremata.
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