Cuba
y la inevitable crisis con Irán
Ernesto F. Betancourt, El
Nuevo Herald, 18 de marzo de 2006.
Estamos en los umbrales de una crisis más
grave que la de Irak: es el conflicto armado que
se avecina con Irán por sus intentos de
adquirir armas nucleares. La credibilidad de los
Estados Unidos está seriamente debilitada
por la intervención en Irak. Por otra parte,
las declaraciones arrogantes y francamente lunáticas
de los líderes iraníes han dado
a la administración de Bush la justificación
para actuar. Pero el enredo en Irak, y el costo
en vidas y hacienda del mismo, han hecho a la
opinión pública americana mucho
más cautelosa. En este caso, Cuba puede
verse comprometida en el conflicto.
El 28 de marzo son las elecciones en Israel.
El liderazgo político israelí está
paralizado a resultas del estado de salud de Ariel
Sharon. Pero jamás, desde su fundación,
se ha visto la existencia de Israel en mayor peligro.
Por un lado la victoria electoral de Hamas ha
llevado al poder en Palestina a un grupo terrorista
cuyos estatutos plantean la destrucción
de Israel como meta. Y, por el otro, el Presidente
de Irán ha dicho sin ambigüedades
de ninguna clase que Israel debe ser destruido.
Esto en momentos en que desafía al mundo
en aras de obtener armas nucleares.
Tanto el MOSAD, la agencia de inteligencia israelí,
como el Ministerio de Defensa de ese país,
han declarado que es inaceptable que Irán
desarrolle una capacidad nuclear militar. Por
ese motivo han tomado las medidas necesarias para
destruir las instalaciones dispersas y bajo tierra
en las cuales Irán desarrolla un febril
programa nuclear. Esta dispersión se ha
producido para evitar una repetición del
exitoso ataque israelí contra el incipiente
programa nuclear de Irak a principios de los ochenta.
Pero Israel tiene planes para contrarrestarla.
Y las fuerzas armadas israelíes son muy
capaces.
Además, después del 11 de septiembre
Estados Unidos proclamó la doctrina Bush
en la lucha contra el terrorismo. Bajo esta doctrina,
Estados Unidos se reserva el derecho de actuar
en forma preventiva contra cualquier estado que
constituya una amenaza terrorista para la seguridad
del pueblo americano. Lo cual constituye una innovación
en derecho internacional, ya que la doctrina que
prevalecía antes de esa fecha solamente
daba derecho a toda nación a responder
a un ataque sin antes acudir a Naciones Unidas,
pero no a la acción preventiva. Lógicamente,
ante una amenaza de ataque nuclear o con armas
biológicas o químicas no es aceptable
a ningún gobernante esperar a que se produzca
el ataque para responder. El precio sería
demasiado alto.
En un libro reciente, Preemption, A Knife that
Cuts both Ways, Alan M. Dershowitz, un distinguido
profesor de derecho de Harvard, discute a fondo
la génesis y las implicaciones de esta
nueva doctrina. A la luz de la lógica jurídica
explicada por el profesor Dershowitz, los planteamientos
hechos recientemente por los dirigentes iraníes,
tanto en cuanto a Israel como en cuanto a Estados
Unidos, justifican ampliamente la aplicación
de la doctrina preventiva por parte de ambos países
en contra de Irán. Pero, ¿por qué
meto yo a Cuba en este pastel?
Lamentablemente, Fidel Castro, en su afán
de protagonismo internacional, tuvo a bien aliarse
con Irán después de la desintegración
del bloque soviético. Esa alianza incluyó
el suministro por Cuba a Irán de una capacidad
en biotecnología en la forma de un centro
completo de producción de material biotecnológico.
De ser necesario, este centro podría producir
elementos para armas biológicas. Esto fue
denunciado, en su oportunidad, por el Dr. José
de la Fuente, quien fuera director de desarrollo
del Centro de Biotecnología de Cuba, actualmente
profesor de la Universidad de Oklahoma. Pero Fidel
no se limitó a equipar ese centro, sino
que viajó a Irán, donde invitó
a su gobierno a unirse a Cuba para "poner
de rodillas a Estados Unidos''.
Si Irán usa armas biológicas del
centro de biotecnología construido por
Cuba para agredir a Estados Unidos y Fidel, ratificando
la invitación que hizo durante su viaje,
se suma a esa agresión, la aplicación
de la doctrina preventiva pudiera extenderse a
Cuba. Por eso, cuando los líderes iraníes
amenazan con que van a causar daños a Estados
Unidos, nosotros debemos preocuparnos no tan sólo
por Estados Unidos, sino por Cuba. Hay que demandar
a Fidel que renuncie a esa alianza.
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