Brian
Latell: "el cambio de mando en Cuba ya ha comenzado"
Emilio J. López, EFE
Latino. 20 de junio de 2006.
Miami (EEUU), 20 jun (EFE).- El cambio de mando
en Cuba ya ha comenzado y ese traspaso de poder
está en las manos de Raúl Castro,
hermano de Fidel, que controla, "como si
fuera un regente", los principales resortes
del poder.
Esta es la tesis de Brian Latell, uno de los
analistas estadounidenses más respetados
y conocedores de la realidad cubana, tanto por
su pasado de analista en la CIA como por sus estudios
ahora de profesor en la Universidad de Miami.
La publicación del ensayo "Después
de Fidel: la historia íntima del régimen
de Castro y el próximo líder"
ha generado una profunda polémica en Miami
y entre los grupos de la disidencia cubana.
Latell, 65 años, sostiene que, tras la
muerte de Fidel Castro, la revolución cubana
descansa en un sólo hombre: Raúl
Castro, hermano menor de Fidel, y que el pasado
día 3 cumplió 75 años.
Raúl Castro "controla las fuerzas
armadas, los servicios de seguridad y una gran
parte de la economía", explicó
a Efe Latell, quien se muestra convencido de que
"los mandos civiles y militares harán
una piña a su alrededor".
"Si no lo hacen sería una invitación
al desastre para todos ellos", apostilla.
Latell, quien desde 1964 y durante cuatro décadas
ha analizado cada discurso, gesto y obsesión
del mandatario cubano, destaca que "las facultades
mentales y físicas de Fidel Castro se han
deteriorado de forma clara estos dos último
años".
"El cumplirá pronto los ochenta años,
sufre de Parkinson y probablemente de otras seria
dolencias", y sus apariciones en público
"se han vuelto embarazosas", ya que
suele "desbarrar en incoherencias cuando
habla", señala Latell.
Por ello, Raúl Castro "ha estado
desempeñando un papel de liderazgo más
importante". El es una especie de "regente
que enmienda, interpreta y filtra las decisiones
de Fidel" y es muy probable que, subraya,
" el cambio de mando haya comenzado".
Preguntado si es posible que, tras la muerte
de Castro, se produzca un aumento de la represión
en Cuba y se declare la ley marcial, responde:
"Es muy posible que se sucedan manifestaciones
populares a favor de un cambio".
"La generación más joven -argumenta-
está especialmente alienada y marginada",
y se encuentra "ansiosa de un cambio liberador"
que ponga punto final a un "gobierno de características
dictatoriales".
Muchos cubanos "podría echarse a
la calle en demanda de una vida mejor",y,
en el caso de que esto suceda, el "régimen
sucesor podría utilizar a la policía
civil y a los agentes encubiertos" para disolver
las protestas, o incluso recurrir a "la fuerza
militar".
Al explorar la vía de una teórica
revolución de terciopelo, sin derramamiento
de sangre, como la que vivió la desaparecida
Unión Soviética, Latell opina que
es "un futuro posible en Cuba".
"Muchos oficiales de rango podrían
rehusar matar civiles inocentes en las calles"
y, por ende, dijo, existe "la posibilidad
de que los militares bajo las ordenes de Raúl
se dividan".
Hechos de este tipo, diagnostica, "causarían
la ruptura del régimen sucesor" y
significarían "el comienzo de un serio
conflicto en la isla".
A su juicio, "es imposible prever cuánto
tiempo Raúl Castro preservará el
poder", en el caso de que "suceda a
su hermano"; además, "no ha sido
probado todavía como máximo dirigente",
ya que Fidel "ha monopolizado siempre la
toma de decisiones y el manejo de las crisis".
"Raúl carece de las más importantes
cualidades de liderazgo de Fidel", afirma,
y califica al hermano menor de Fidel de "torpe
orador", nada "carismático";
alguien a quien, en realidad, la mayoría
de los cubanos temen" y encuentran "desagradable".
Asimismo, continúa, es conocida de todos
la afición de Raúl a "beber
en exceso".
"¿Qué sucedería -se
pregunta Latell- si se halla borracho en el momento
de tener que enfrentarse a su primera crisis interna?"
No obstante, dijo, el "régimen sucesor"
iniciará un "proceso gradual de transformación",
dado que Raúl discrepa de "muchas
de las políticas y prioridades" desarrolladas
por Fidel.
Un nuevo escenario que podría suponer
el fin del embargo comercial impuesto por Estados
Unidos desde 1960 al país caribeño.
Una vez que Fidel Castro "abandone el poder",
el embargo "no durará mucho",
afirmó.
En este sentido, indicó la posibilidad
de que Raúl "quiera mejorar las relaciones
con Estados Unidos y la Unión Europea"
y, gradualmente, "descentralizar la economía,
permitir empresas privadas e inversiones extranjeras
bajo mejores términos".
Se trataría de un acercamiento al modelo
político-económico chino, con medidas
que "proporcionen a la gente pan... no circo".
En este proceso de transición, continúa,
Raúl Castro trataría de fraguar
un régimen capaz de transmitir a la "comunidad
internacional" una imagen alejada del estilo
"puramente pretoriano y militar" que
hoy impera.
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