El
Muro de Berlín en La Habana
CONTACTO
Magazine, 28 de enero
de 2006.
A toda prisa, el gobierno cubano construye un
muro frente a la Oficina de Intereses de Estados
Unidos en La Habana, para impedir que sus ciudadanos
lean mensajes lumínicos sobre derechos
humanos que la sede diplomática ha estado
divulgando en su fachada.
Nada más parecido al Muro de Berlín
que el gobierno de la ahora desaparecida Alemania
comunista construyó para impedir que sus
ciudadanos huyeran en busca de libertad hacia
Alemania occidental, y cuya caída en noviembre
de 1989 significó el fin del comunismo
europeo en el poder.
Brigadas especiales de construcción trabajan
a marcha forzada en una construcción que
la dictadura de Fidel Castro dice que será
una sorpresa.
La decisión se produjo horas después
de que Castro realizara una marcha de más
de un millón de cubanos frente a la oficina
norteamericana, y pronunciara un discurso de espaldas
a la misma. De sólo comenzar el discurso
antinorteamericano de Castro, comenzaron a aparecer
los anuncios lumínicos electrónicos,
con preguntas para los cubanos.
"Si es una batalla de ideas, ¿por
qué no pueden discrepar con su gobierno?",
señalaba uno de los mensajes. "Lea
lo que quiera, diga lo que piensa, haga lo que
le parezca correcto", decía otro mensaje,
mientras que otro más preguntaba: "¿Por
qué no pueden los cubanos entrar en los
hoteles de lujo?".
Más de 300 prisioneros políticos
sufren largas condenas en las cárceles
de Castro, y el régimen del anciano dictador
mantiene suspendidas, como lo ha hecho durante
47 años, las libertades fundamentales universalmente
aceptadas.
El régimen de Castro es el propietario
absoluto de los medios de producción y
servicios de Cuba, incluidos los de comunicación
social que se utilizan como aparatos de propaganda
de la dictadura. En Cuba es delito discrepar con
el gobierno, y quienes lo hacen están en
la cárcel. Después de una pausa
de varios años en la década de los
90, Castro ha reorganizado las marchas multitudinarias.
Los cubanos son obligados a participar en esas
marchas. De no hacerlo, pueden perder sus empleos
o recibir el epíteto de "contrarrevolucionarios",
con el cual pueden ir a la cárcel o convertirse
en parias sin oportunidad alguna de superación
en la sociedad.
Mientras esto ocurre, la calidad de vida de los
cubanos ha descendido a la de las naciones más
pobres del mundo, sin que el embargo de Estados
Unidos tenga nada que ver con la pobreza y la
desesperanza cubanas. Como dijo el ex presidente
norteamericano Jimmy Carter durante su viaje a
La Habana en 2002, Cuba tiene relaciones comerciales
con más de 180 países en los que
podría comprar lo que necesita, a precios
más bajos que en Estados Unidos.
La presencia de Fidel Castro al frente de la
más larga dictadura que haya vivido Occidente,
es simplemente un ultraje a la conciencia de la
humanidad, que se hace mayor con este nuevo Muro
de Berlín en La Habana.
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